Rescata

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miércoles, 8 de mayo de 2013

Morir en América


¿Cuándo comenzó a olvidar? ¿En qué instante empezaron a desparecer los rasgos faciales de los seres queridos en su memoria? Las líneas que le daban forma al rostro de su madre, los trazos que perfilaban la silueta de su padre… ¿cuándo fueron amortajados por el olvido recuerdos tan amados? Los gestos de mamá en la cocina, de papá en el campo. La actitud altruista: ella toda entrega, él todo esfuerzo. ¿Dónde descansan esos restos en su mente para resucitarlos y velarlos en imágenes, en nostalgias, en melancolías bañados en llanto?
Se formula estas preguntas tirado sobre el catre de campaña  en la pampa argentina, mirando el techo  agujereado de un galpón de chapa chorreando sudor y cansancio. Adormilado tras un largo día de trabajo cosechando  maíz. La cara curtida, las manos duras y cuarteadas de cicatrices. Los ojos cerrados, secos de lágrimas. El cuerpo agotado;  el alma inconsciente.  Sin fuerza ni voluntad de nada. Destrozadas las alpargatas, rota la bombacha de gaucho,  desgarrada la camisa, más pobre que en la aldea del Volga.
El adiós. El barco surcando el océano. Las estelas en el mar. El cielo y las estrellas. El sol y la luna. Las esperanzas y los sueños compartidos a la luz de un farol y al amparo de un corazón que creyó en la utopía de la Argentina generosa y rica. La llegada a la floreciente colonia. Enterarse que ya no quedaban tierras para repartir. Sufrir viendo romperse en pedazos, las ilusiones, la sorpresa de enviarles dinero a sus padres para que también vengan a América y conozcan la abundancia. Las vivencias que quedaron lejos. En la juventud. Hoy sus padres habrán muerto. El hogar de su niñez ocupado por otra familia. Y él sin poder visitar sus tumbas.
Envejeció en la Argentina. Sin un peso en los bolsillos. Más pobre que cuando llegó. Trabajando hasta  que los años le dijeron basta.
Sin mujer, sin hijos, sin casa, terminó en un geriátrico, antesala del cementerio.

2 comentarios:

  1. A veces el olvido es la mejor medicina para que los recuerdos no duelan. Olvidar, y abandonarse en los brazos de la vida que muchas veces no es como se sueña. A pesar de la voluntad, del empeño, del esfuerzo y sacrificio. Muchas veces los sueños mueren antes que el cuerpo y la vida sigue y el unico alivio es partir junto a los seres amados.

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  2. Gracias por tu reflexión, Mariposa! Tus pensamientos son un aporte muy valioso para el blog y para cada una de las publicaciones!!!

    Julio César Melchior
    Hilando Recuerdos

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