“Cuando éramos niños, el día de Año Nuevo era para
nosotros una jornada de fiesta” -recuerdan los más ancianos de la colonia.
“Salíamos a visitar a toda la parentela vor wünsche (para desear feliz Año
Nuevo). Entrábamos en todas las casas para desear un feliz comienzo de año a
todos los integrantes de cada familia, y ellos, a cambio, nos obsequiaban
masitas caseras, unas golosinas, escasas en aquel tiempo, y un poco de dinero,
cuando había. Para los niños humildes de la colonia era, quizás, la única fecha
del año en que recibían una golosina. Por eso no dejábamos de visitar ningún
pariente ni amigo. Con cada regalo armábamos un paquetito que llamábamos
Pindle: poníamos las golosinas en el centro de un pañuelo y uníamos sus cuatro
puntas mediante un nudo”.
Así
comenzaban Año Nuevo los niños de la colonia
El primer día del año los niños se levantaban bien
temprano a la mañana, casi con el amanecer, para saludar a sus padres
deseándoles feliz año nuevo, recitando un poema varias veces centenario y de
autor desconocido, que dice así: Vater und Mutter ich wünsche euch
glückseeliges neusjahr, langes leben und Gesundkeit; frieden und einigkeit und
nach eren Tod die ewige klückseeligkeit”. “Das wüsnsche mir dir auch”,
respondían mamá y papá mientras les obsequiaban algún presente.
Cumplido este ritual, los pequeños salían a visitar a
parientes y amigos para también desearles la felicidad en el año nuevo que
comenzaba. Pero esta ocasión el poema era otro: glück und segen / auf allen
Wegen! / Frieden im Haus / jahrein, jahraus! / In gesunden und kranken Tagen /
kraft genung, Freud und Leid tragen! / Stets im Kasten ein stücklein Brot, /
das geb’ uns gott!
Al finalizar la jornada todos los niños de la colonia,
sobre todo los más humildes, se sentían dichosos con la enorme cantidad de
regalos que lograban reunir tras una larga jornada de “trabajo”, visitando
tíos, abuelos y demás parientes (Autor: Julio César Melchior).