Rescata

WhatsApp: 011-2297 7044. Correo electrónico historiadorjuliomelchior@gmail.com

martes, 31 de diciembre de 2013

¡Feliz Año Nuevo para todos!

Feliz Año Nuevo para todos los lectores de Periódico Cultural Hilando Recuerdos. Para todos los que, diariamente, siguen este blog, y comparten la premisa de rescatar, revalorizar y difundir la historia y cultura del pueblo de los descendientes de alemanes del Volga. 
¡A todos un feliz 2014! ¡Paz, bienestar, armonía, amor y felicidad! Y que el Año Nuevo nos encuentre unidos trabajando por un proyecto de unidad y fortalecidos en el amor común y los ideales de progreso compartido, para que todos alcancemos a concretar nuestros sueños, aun los que parecen imposibles y lejanos.
Todo lo mejor... De corazón!

Julio César Melchior

lunes, 30 de diciembre de 2013

El Centro de Jubilados y Pensionados del Pueblo Santa María y su cena de fin de año.


Fue Aurelia Adam quien en nombre de la institución trazó un balance de las realizaciones y auguró un año nuevo con felicidad y prosperidad para todos. Participó el Secretario de Gobierno Gustavo Di Battista.

En las cómodas instalaciones del Centro de Jubilados y Pensionados del Pueblo Santa Maria se llevó a cabo en la noche del viernes pasado una cena de camaradería para despedir el año 2013 y agradecer a los socios, autoridades municipales, de PAMI, ANSES y otros organismos vinculados con la tercera edad, como ocurre con el Consejo de Adultos Mayores de la Municipalidad de Coronel Suárez.
La Presidenta del Centro de Jubilados, Aurelia Adam, al levantar su copa para brindar con todos los invitados destacó el trabajo de la entidad al servicio de los asociados, el acompañamiento de los organismos nacionales y municipales que aportan una política social que contiene a esta franja importante de nuestra sociedad.
La institución se encuentra emplazada en un punto estratégico del Pueblo Santa Maria, con cómodas instalaciones que sirven para reuniones sociales, entrega de bolsones del Pro Bienestar, gestiones, tramites, talleres y otros aportes destinados a los asociados del Centro.
“Muy feliz año nuevo” dijo la Presidenta y renovó su compromiso junto a la Comisión Directiva para seguir trabajando por el bien de los jubilados y pensionados de la localidad.
En el momento del brindis, tras las palabras de agradecimiento de la Presidente de la entidad Aurelia Adam, quien anticipó su retiro de la titularidad de la comisión directiva por término de mandato considerando ciclo cumplido, hablaron Osvaldo Lezica, Andrea Acosta, Jefa del PAMI y Gustavo Di Battista Secretario de Gobierno y Seguridad de la Municipalidad.

La Comisión del Templo Santísima Trinidad proyecta continuar las obras de remodelación


En abril del año 2012 un grupo de hombres y mujeres de Santa Trinidad se embarcaron en el desafío de reacondicionar el Templo religioso de la primera Colonia Alemana.

Lo proyectaron con tiempo, con el objetivo de llegar al año 2017, cuando se cumplan 100 años de su inauguración, con una serie de obras de mantenimiento llevadas a cabo, ya que nunca se había emprendido esta tarea en el lugar espiritual católico que con tanto esfuerzo hicieron sus antepasados.
Dice Carlos Weingardt, uno de los integrantes de la Comisión, que “para nuestros abuelos el Templo era más caro que su propia casa”. 
“Antes de pensar en tener mejor su casita, buena parte de lo que ganaban con su trabajo, con las cosechas, con su esfuerzo diario, lo destinaban al Templo”. 
“Por eso es un homenaje a nuestros antepasados las obras de reacondicionamiento que estamos llevando a cabo y que empezamos con tiempo, esperando llegar al 2017, para la celebración de los 100 años de la inauguración”.
Según sus estimaciones se ha hecho hasta ahora el 30 por ciento de toda la obra, cielorrasos, entre otros elementos que es necesario mejorar como parte de un mantenimiento que nunca se había llevado a cabo hasta el momento.
Para el año que viene tienen previsto el cambio de las chapas del techo de la nave central, lo que implica comprar –y hacer colocar- 44 chapas de 8 metros de largo cada una de ellas. 
Para ello hicieron una campaña denominada “Yo ayudé a techar la iglesia de mi pueblo”, en cuyos sobres se recaudó casi la totalidad de los fondos para las chapas, las que ya están adquiridas, faltando solamente unos 4 ó 5 mil pesos para completar el monto necesario. 
Ahora queda el desafío de hacer frente a la mano de obra, en un trabajo artesanal, riesgoso y que debe ser hecho por entendidos, por el ángulo de inclinación que tiene la iglesia. 
Según comentó Carlos Weingardt, hay 4 ó 5 familias de Santa Trinidad que se dedican a esta tarea y que han comprometido hacer la mano de obra sin costo alguno, por lo que el desafío será conjugar una fecha en la que todos estén desocupados para llevar a cabo la obra de cambio de los techos.
Esta Comisión viene trabajando sin pausa, ordenadamente, con los objetivos claros y la meta puesta en el año 2017, para cuando se celebren los 100 años. 
Entonces están seguros que la misa de celebración será en un Templo reacondicionado a nuevo, respetando los deseos que en el mismo lugar pusieron sus ancestros.

Carlitos Sanfereiter, recordado enfermero de Pueblo San José


Y sus recuerdos de Navidades pasadas.

Si bien hace unos años que está jubilado, luego de trabajar 15 años en la Sala de Primeros Auxilios de la Unidad Sanitaria del Pueblo San José y después de muchos más en el Hospital Municipal de Coronel Suárez (17 en total), sumando 32 años de trabajo, no extraña el ejercicio de su profesión, de hecho la sigue haciendo, toda vez que cuando la Salita está cerrada la gente va a su casa para tomarse la presión o colocarse alguna inyección.
En su casa tiene armado un árbol de Navidad y al pie del mismo un bello pesebre, heredado de su madre, con magníficas imágenes de José, María y el niño Jesús.
Se acuerda que antes, en la Nochebuena, todos cenaban primero, la familia reunida, y a la medianoche todos a misa, para lo que se denomina Misa de Gallo, a la que no se podía faltar, ni se pensaba siquiera.
Luego recién el brindis y los buenos deseos que la bendición del Niño Dios recién nacido alcance a todos.
Por supuesto que al día siguiente estaba la recorrida por las viviendas de los familiares, buscando las golosinas, las moneditas y algún juguete que los más cercanos regalaban a los más pequeños de la familia.
Recuerda, sobre todo, las grandes mesas reunidas de toda la familia, padres, hermanos, sobrinos, cuñados, tíos, abuelos, sumando encuentros de 30, 40 personas, celebrando la Navidad y el Año Nuevo en familia.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Una cultura que se pierde en el olvido…

Por Cintia Vazquez

Fue hacia fines del 1.800, más precisamente en el año 1.887, cuando un grupo de familias colonizadoras provenientes del Volga, arribaron a Coronel Suárez con tres objetivos primordiales: conservar su religión, mantener el idioma original y preservar el sistema de vida en colonias, para la mutua defensa y recíproca ayuda.

Hoy, a 126 años de su llegada, se puede observar sin dificultad que sus tres grandes principios se encuentran completamente alterados en Pueblo Santa Trinidad y Pueblo San José; y, no con tanto énfasis, en Pueblo Santa María.
En lo que respecta a conservar siempre su religión, el catolicismo se sigue manteniendo, pero ya no se pueden ver a sus fieles orando con fervor en las iglesias con tanta frecuencia como se realizaba antiguamente. Los días en que se celebra la misa, los templos se encuentran semivacíos, a excepción de festividades especiales como pueden ser la Pascua o la Navidad; ya no se reza el tradicional “Ángelus” en diferentes momentos del día, lo cual implicaba una interrupción inmediata de las actividades que se estaban realizando cuando se oían sonar las campanas de la iglesia. Tampoco se llevan a cabo las típicas procesiones al cementerio en fechas en las que existe alguna conmemoración religiosa o simplemente cuando alguien fallece (en principio estas procesiones se realizaban a pie, con banderas de luto y agua bendita, luego de una celebración religiosa en el templo a donde se llevaba al difunto). Tampoco puede oírse el sonido de las campanas anunciando este suceso, lo cual sí ocurre todavía en Pueblo Santa María.
Otro hecho que hace percibir que este principio fundamental se ha ido alterando con el correr de los años es la falta de respeto que tiene la comunidad local aún hasta con los edificios parroquiales; ejemplo de esto son los nombres que se encuentran escritos por los jóvenes en los muros del frente de la Iglesia San José Obrero, en Pueblo San José.
Por otra parte, y con respecto al objetivo de mantener el idioma original, el dialecto de los alemanes del Volga, lamentablemente se está yendo con las personas mayores, ya que no son muchos los jóvenes que conocen el idioma y no existe interés por practicarlo y mantenerlo.
La necesidad de preservar el sistema de vida en colonias se encuentra en extinción debido a la gran cantidad de planes de viviendas que se han ido implementando en los últimos años; Pueblo Santa Trinidad ya se encuentra conectado a Coronel Suárez por la gran cantidad de barrios que se han construido en un camino vecinal, paralelo a la gran Avenida Alemanes del Volga. Pueblo San José también ha alcanzado un alto grado de desarrollo en materia de construcciones, y con esto no se quiere decir que se está en contra del progreso, sino a favor de la preservación del patrimonio urbano.
Ante esto existirían dos posibles soluciones: se podrían construir estos barrios en las proximidades a la ciudad de Coronel Suárez, ya que es el centro de servicios y al cual acuden los pobladores por motivos laborales, de salud, administrativos, etc., o bien, continuar con la implementación de los planes de viviendas, pero respetando un lineamiento acorde a la arquitectura del lugar.
Con la desaparición de los elementos típicos de los pueblos, ya sean su religiosidad, idioma, patrimonio arquitectónico, música o gastronomía, se va perdiendo la identidad del lugar, todo aquello que los alemanes trajeron consigo con el fin de preservar; esos primeros pobladores, a quienes se les deben todas y cada una de las cosas con las que hoy en día cuentan las tres colonias alemanas, fueron quienes confiando en la idea de progreso, trabajaron con esmero para lograrlo.
Con respecto a la arquitectura del lugar, en Pueblo Santa Trinidad ya casi no existen las típicas casonas que con mucho esfuerzo se construyeron; en Pueblo San José, se han ido desmoronando, derrumbando para construir viviendas que desentonan con el pueblo o simplemente para que el terreno quede vacío y, por suerte, Pueblo Santa María (quizás por su lejanía a Coronel Suárez y por la fuerte cohesión de sus pobladores) es la comunidad en la que más se encuentran elementos típicos alemanes, desde la arquitectura, hasta el idioma y la preservación de las costumbres típicas.
No existe una toma de conciencia acerca de lo que significan estos elementos para la comunidad; si se continúa a este ritmo, lamentablemente, dentro de unos años los tres pueblos que fundaron familias provenientes del Volga no serán más que tres comunidades similares a otras. Ya no se contará más con “eso” que marca la diferencia, que le brinda un detalle especial, que llama la atención y por lo cual, muy a menudo, reciben visitantes deseosos de conocerlos por su patrimonio histórico-cultural.
Por otra parte, Pueblo Santa María tiene el beneficio de haber sido incluido en el Programa Pueblos Turísticos de la Provincia de Buenos Aires, por lo cual cuenta con promoción turística desde el nivel provincial y, aquel que se acerque a conocerlo, también aprovechará a pasear y visitar el conjunto de los pueblos alemanes. Pero no basta con quedarse con esta suposición, ya que desde el plano local también se debe invertir en el sector turismo. Y si bien se está trabajando en eso, aún no cuenta con el impulso que necesita. No existe una iniciativa de participar en congresos en donde existen ferias para establecer contactos o promocionar el destino, entre otras acciones, y para ello es necesario contar con presupuesto.
A modo de ejemplo, actualmente Pueblo San José cuenta con un buen soporte de equipamiento, ya que posee un amplio y cómodo hotel, un restaurante con gastronomía típica, un bar nocturno y espacios de recreación, pero no existe necesidad de aclarar que mucho de todo esto está destinado pura y exclusivamente a aquellos turistas que deseen arribar al lugar con el objetivo de conocer los pueblos alemanes y sus tradicionales costumbres; si todo esto desaparece, fue en vano todo el desarrollo de equipamiento que se llevó a cabo.
Aún se puede trabajar para recuperar aquello que se perdió y por mantener lo que está en vías de extinción, siempre y cuando se logre una toma de conciencia y la unión de la comunidad local.
¡Todavía estamos a tiempo!

Antiguas tradiciones de año nuevo: “wünsche gehen und gross neusjahr”

“Cuando éramos niños, el día de Año Nuevo era para nosotros una jornada de fiesta. Salíamos a visitar a toda la parentela vor wünsche. Entrábamos en todas las casas para desear un feliz comienzo de año a todos los integrantes de cada familia, y ellos, a cambio, nos obsequiaban caramelos y masitas. Para los niños humildes de la colonia era, quizás, la única fecha del año en que recibían una golosina. Por eso no dejábamos de visitar ningún pariente ni amigo. Con cada regalo armábamos un paquetito que llamábamos Pindllie: poníamos las golosinas en el centro de un pañuelo y uníamos sus cuatro puntas mediante un nudo”.

Wünsche gehen und gross neusjahr

El primer día del año los niños se levantaban bien temprano a la mañana, casi con el amanecer, para saludar a sus padres deseándoles feliz año nuevo, recitando un poema varias veces centenario y de autor desconocido, que dice así: Vater und Mutter ich wünsche euch glückseeliges neusjahr, langes leben und Gesundkeit; frieden und einigkeit und nach eren Tod die ewige klückseeligkeit”. “Das wüsnsche mir dir auch”, respondían mama y papá mientras les obsequiaban golosinas.
Cumplido este ritual, los pequeños salían a visitar a parientes y amigos para también desearles la felicidad en el año nuevo que comenzaba. Pero esta ocasión el poema era otro: glück und segen / auf allen Wgen! / Frieden im Haus / jahrein, jahraus! / In gesunden und kranken Tagen / kraft genung, Freud und Leid tragen! / Stets im Kasten ein stücklein Brot, / das geb’ uns gott!
Al finalizar la jornada todos los niños de la colonia, sobre todo los más humildes, se sentían dichosos con la enorme cantidad de golosinas que lograban reunir tras una larga jornada de “trabajo”, visitando tíos, abuelos y demás parientes.
La tradición se completaba el Día de Reyes con el gross naeusjahr (Año Nuevo Grande), cuando los que salían a expresar sus augurios de felicidad en el año que se iniciaba eran las personas mayores. Pero estos, en lugar de ser recibidos con golosinas, eran agasajados con sendas copitas de licor. Por lo que a medida que avanzaba la jornada y la visita de las casas se repetía una tras otra, con parientes y amigos, y con ellas, una tras otra las copitas de licor, la borrachera comenzaba a surgir, y con ella los cánticos satíricos. 

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Valerio Herr: Las navidades que vivió en su niñez

 
La visita a los familiares en busca de las bendiciones para el nuevo año.

Tiene casi 82 años y sigue trabajando con tantas ganas como siempre.
En la labor diaria se tomó un ratito para recordar la forma en que antes se vivían las fiestas. “Navidad era sagrado” dice y agrega “antiguamente el 25 no se trabaja, aún en plena cosecha, y el personal y todos debíamos venir a misa. Eran las costumbres de nuestros antepasados. La Nochebuena íbamos todos a misa y recién después se hacía el brindis. Yo digo, observando lo que pasa hoy, que nuestros padres no estaban tan equivocados.
La horneada que nos pegaron a nosotros era distinta. Había un respeto, consejo siempre y la obligación de decir oraciones siempre. Nos daban una formación distinta”.
En relación al año nuevo dijo que era sobre todo un acontecimiento para los chicos: “íbamos a dar el saludo, con sus pañuelos preparados, a todas las casas, de tíos, padrinos, abuelos. Buscábamos la bendición y por supuesto las golosinas y algunas moneditas que juntábamos en los pañuelos para que no se perdieran”.
Por supuesto que no había regalos en Navidad y el arbolito era algún cedro de patio o algún otro árbol que la mamá y los chicos adornaban en los días previos.
En esos años era costumbre que los adultos, sobre todo, despidieran a los más chicos, los padres a los hijos, los padrinos a los ahijados, con una bendición. Por eso, como despedida de la nota, Valerio dijo en alemán el saludo que entonces se decía, que traducido implica deseos de buen año próximo, el agradecimiento y los deseos de contar otra vez con la protección de Jesús.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Es tiempo de comenzar a creer en nosotros mismos y en el prójimo

Es tiempo de comenzar a creer en nosotros mismos, en nuestros proyectos, nuestros sueños y de trabajar por y para ellos, para transformarlos en una realidad superadora, interior y exteriormente. Tiempo de creer en la familia, en la pareja, en los hijos, en el hogar y el amor compartido.  Tiempo de creer en la buena fe del prójimo, de tender la mano sin miedo a ser estafado, engañado o traicionado. Tiempo de creer que una vida en comunidad, unión, respeto y solidaridad, sin envidias ni malas acciones, es posible. Tiempo de amar a nuestros seres queridos antes de que el transcurso de la vida se los lleve para siempre y los deje en el pasado. Tiempo de dejar de añorar lo que no tenemos y disfrutar de lo que sí poseemos, que es abundante y bueno. Tiempo de pensar más en el ser persona que en el tener cosas materiales. Tiempo de ser felices en el aquí y el ahora. Tiempo de comprender que un mañana mejor es posible ya y que depende única y exclusivamente de nosotros, del esfuerzo y el compromiso personal y social que asumamos todos.

¡Prosperidad, amor y felicidad para cada uno de los hombres y mujeres de buena voluntad que trabajan diariamente, a veces en silencio, para construir un mundo mejor!

¡Felices fiestas!

viernes, 20 de diciembre de 2013

Así celebraban la Navidad los alemanes del Volga en tiempos idos

“Los niños de las colonias esperábamos la llegada de la Navidad, en especial la Nochebuena, en un clima que nos mantenía inmersos entre la congoja y la felicidad. La congoja porque todos, sin excepción, sabíamos que desde alguna remota región arribaría el Pelznickel y que entraría a nuestro hogar golpeando sus cadenas y  lanzando al aire sus guturales y estentóreos gritos: vestido con un sobretodo oscuro, desaliñado, barba enmarañada, para recriminarnos las travesuras cometidas durante el año y revisarnos las uñas. Y felicidad, porque también aguardábamos la llegada del Chriskindle que, por el contrario, nos bendecía con su remanso de felicidad: era como un hada buena representando al Niño Jesús que nos trataba con cariño y nos llenaba las manos de golosinas.
En Nochebuena asistíamos a la Misa de Gallo, donde cantábamos el Stille Nacht y el Grosser Gott,  y a su regreso toda la familia se sentaba alrededor de la mesa, rezábamos el Padrenuestro y cenábamos. Finalizada la cena bailábamos valses y polcas y el 25 al mediodía se reunía la gran familia, padres, abuelos, nueras, yernos, nietos, un mundo de gente, para degustar cosas navideñas preparadas en el hogar. Era una fiesta muy hermosa”. (De los historiadores Popp – Denig – Seitz – Brendel)

La celebración de la Navidad en las aldeas del Volga, en Rusia

La celebración de la Navidad en las aldeas Volguenses –cuentan los historiadores Popp y Denig- fue siempre la recordación festiva más importante y más esperada del año; ya sea por su significado y motivación o por coincidir con una fecha en que la gente estaba más desocupada de las obligaciones del campo. Por ocurrir en pleno invierno, toda la población se mantenía en su hogares y todos tomaban parte activa de la celebración; las representaciones alusivas al nacimiento del Niño Dios en las iglesias se revestían del máximo esplendor. Los niños tenían una especial intervención y recibían un regalo peculiar; era también motivo para lucir vestimentas nuevas.
Previamente a dicha fecha se limpiaban a fondo y pintaban todas las piezas de la casa y el grupo familiar reunido realizaba su propia instalación del “Nacimiento de Jesús”, de acuerdo a las costumbres y tradiciones; la Navidad en el Volga tenía la virtud de reunir lo más excelso del espíritu cristiano –el nacimiento del Salvador- con lo temporal , expuesto en la fiesta misma, en los regalos para premiar el comportamiento de los niños, la exhibición de los mejor de la casa y el lucimiento de la vestimenta, zapatos, sombreros, etc. Navidad significaba la fecha cumbre y divisoria del año, antes y después de Navidad.

La celebración de la Navidad en los pueblos alemanes de antaño, en Argentina

La fiesta comenzaba a medianoche con la Misa de Gallo (Mette, en dialecto), por supuesto, sin la clásica comilona moderna, ya que por ese tiempo la Iglesia era mucho más rigurosa y señalaba la víspera de Navidad con ayuno y abstinencia, que era cumplida rigurosamente por todos los habitantes de las colonias –recuerda el Padre Brendel.
En la oscuridad aparecía la iglesia rodeada de farolitos chinescos encendidos, que llenaba el ambiente de alegría, y allí, en la media luz de las velas y lámparas de kerosén, se cantaban los cánticos consagrados y comulgaba toda la población.
El tiempo anterior a la misa nocturna tenía su complemento propio –prosigue en sus memorias el Padre Brendel. Llegaba el Chriskindle (el Niño Dios), simbolizado por alguna muchacha vestida de hada y sacudiendo a falta de campanillas un cencerro campero y penetrando en los ya prevenidos hogares. La dulce figura impresionaba hondamente a los pequeños; pero la cosas cambiaban cuando repentinamente irrumpía en la habitación el Pelznickel (Nicolás el velludo), representación del demonio –al decir del Padre Brendel- molesto por el advenimiento del Salvador, quien envuelto en pieles y arrastrando una cadena de las de tiro, acusaba de faltas previamente conocidas, a los pequeños, los que eran defendidos por el hada navideña y arrojado el Pelznickel, quien se iba entre rugidos y golpes de cadena. La escena terminaba con reparto de golosinas que consolaban a los infantes del rato del Pelznickel.
Y así, por las calles de las colonias, llegaba el Christkindle, acompañado por un farol a kerosén, y a una media cuadra detrás, escandalizando a toda la comunidad con sus rebuznos  golpes de cadena, venía el Pelznickel… sudando bajo un sobretodo del tiempo de la arada, lleno de lana y peletería.

Navidad en los pueblos alemanes alemanes

Una vez preparados los corazones, los alemanes del Volga se disponen a celebrar el Nacimiento de Jesús. La fiesta de Navidad tiene una doble proyección: recordar el inicio de la redención con el Nacimiento del Salvador y recibir al Señor que quiere nacer en el corazón del hombre. La fiesta de Navidad invita a reflexionar sobre el amor de Dios que viene a los hombres.

La Navidad enriquece la visión del plan salvífico de Dios y lo hace más humano y, en cierto sentido, más hogareño. Aunque esta fiesta apunta también a la celebración de la Pascua (la preparación para vivirla –el Adviento-) tiene un tono muy diferente, sin dejar de invitarnos al arrepentimiento y a la conversión, el ambiente que se vive en estos días, es en general, festivo y lleno de esperanza y alegría.
La Navidad es la fiesta más celebrada por los hombres. Es el recuerdo más universal y más gustado que el mundo tiene de Jesucristo. Pero, además de ser un recuerdo, la fiesta de Navidad es una acción salvadora para el hombre actual. Es el Dios inmenso y eterno que desciende a tomar la condición humana e irrumpe en el tiempo del hombre para que éste pueda alcanzarlo. Nadie, aunque quiera, puede permanecer al margen de este misterio. El mundo entero acepta el acontecimiento del nacimiento del Señor, como la fecha central de la historia de la humanidad: antes de Cristo, o después de Cristo.

Celebración litúrgica 

La celebración del misterio de Navidad comienza desde la tarde del 24 de diciembre, hasta la noche del día 25. En menos de 24 horas, la Iglesia proporciona a quienes quieren celebrar la venida del Señor, 12 lecturas bíblicas llenas de mensaje para una vida comprometida.
El día de Navidad para los católicos es día de precepto, es decir, se debe asistir a Misa aunque no sea domingo, pudiendo cumplirse este precepto si se asiste el 24 de diciembre por la tarde o a cualquier Misa del día 25.
Con la Misa vespertina del día 24 termina el tiempo de Adviento y se entra en la celebración del misterio navideño. Se leen textos del Profeta Isaías, anunciando con alegría la llegada del Salvador a celebrar sus bodas con la humanidad; de los Hechos de los Apóstoles, con el primer discurso de San Pablo, que da testimonio de Cristo, hijo de David, que viene a salvar a su pueblo; y desde luego, del Evangelio, con el relato del nacimiento de Jesús en Belén. 

Historia de la Navidad

Por Juan M. Ballesteros
http://www.navidadlatina.
com/historia

El día de Navidad es el 25 de diciembre, cuando se conmemora el Nacimiento de Jesucristo en Belén según los evangelios de San Mateo y San Lucas. Después de la Pascua de Resurrección es la fiesta más importante del año eclesiástico.
Como los evangelios no mencionan fechas, no es seguro que Jesús naciera ese día. De hecho, el día de Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad.
De esta manera seguía la política de la Iglesia primitiva de absorber en lugar de reprimir los ritos paganos existentes, que desde los primeros tiempos habían celebrado el solsticio de invierno y la llegada de la primavera.
La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva Navidad era el Saturnal romano, el 19 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes.
Al mismo tiempo, se celebraba en el Norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza.

Edad Media, nacimientos y villancicos

Una vez incorporados estos elementos, la Iglesia añadió posteriormente en la Edad Media el nacimiento y los villancicos a sus costumbres. En esta época, los banquetes eran el punto culminante de las celebraciones. Todo esto tuvo un abrupto final en Gran Bretaña cuando, en 1552, los puritanos prohibieron la Navidad. Aunque la Navidad volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la época victoriana.

Siglo XIX, árbol y postales de Navidad

La Navidad, tal como la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX. El árbol de navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y América. Los villancicos fueron recuperados y se compusieron muchos nuevos (la costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes, procede fundamentalmente del siglo XIX). Las tarjetas de navidad no empezaron a utilizarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846.

Santa Claus y el Espíritu de Navidad

La familiar imagen de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invención estadounidense de estos años, aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de San Nicolás y una jovial figura medieval, el espíritu de navidad. En Rusia lleva tradicionalmente un cochinillo rosa bajo el brazo.

Navidad hoy día

Actualmente, la Navidad es tiempo de gran actividad comercial e intercambio de regalos, reuniones y comidas familiares.
En Occidente se celebra la Misa del gallo en iglesias y catedrales. En los países de América Latina, de arraigada tradición católica, se celebra especialmente la Nochebuena (24 de diciembre) con una cena familiar para la que se elaboran una diversidad de platos, postres y bebidas tradicionales.
También se acostumbra asistir a la Misa del gallo y celebrar con cohetes y fuegos artificiales.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Mensaje de Navidad del Padre Daniel Melchior


“Que cada uno pueda vivir esta Navidad con el alma limpia para recibir a Cristo y que Él los acompañe en todo su transitar el año próximo”.

“Que Dios tan bueno y tan misericordioso, que nos ama tanto que ni siquiera nos podemos imaginar, os bendiga, os acompañe y que tengáis una Navidad muy alegre, pero con el niño Dios, no solos. Con el niño Dios y acompañados de la Virgen María, con el alma limpia, luego de una confesión, reciban a Cristo. Ese es el mejor presente que cada uno puede recibir”, dijo el Padre Daniel al dejar un mensaje en estas fechas para toda la comunidad.
Agregó que “hoy día, si observamos al mundo, incluso a nuestra propia Argentina, están pasando cosas raras. Me da la impresión que muchos viven la Navidad a espaldas de Dios, que muchos reciben la Navidad y la reducen a un encuentro familiar, buenas comidas, un buen brindis navideño. Eso no es Navidad. Lo más importante es Dios con nosotros. El que no abre la puerta cuando Él golpea se lo pierde. Dios nos ama a todos, a los grandes y a los pequeños. Debemos estar dispuestos a abrirle la puerta de nuestro corazón en todo momento”.

El Padre Daniel Melchior conmemoró sus 63 años de vida sacerdotal


Santa misa en acción de gracias en la Parroquia y agasajo de toda la comunidad parroquial. “Recuerdo el momento de mi ordenación como un eterno presente. No necesito fotografías ni nada para recordar cada detalle”

Tiene 88 años, la voz más clara que hace unos años atrás y la misma convicción de siempre en la transmisión de la fe.
El martes celebró 63 años de su ordenación sacerdotal, la que logró a una edad muy joven, con apenas 25 años.
“Todavía me acuerdo que Monseñor Esorto, en la Iglesia Parroquial de Pueblo San José, me ordenó sacerdote. Hoy estoy actualizando todo ese momento hermoso, de cuando me buscaron en la casa paterna. Vino el cura y todo el pueblo a buscarme –a pesar de ser un día de semana- y en la casa de mis padres habían puesto los arcos de triunfo hechos de flores y ramos de olivo que se acostumbraban en aquel tiempo. Fuimos en procesión a la Iglesia de San José, donde nos esperaba el Obispo para ordenarme sacerdote”.
Por supuesto que se acuerda como se sentía ese día: “ante todo una gran alegría, no se puede describir, al ver mi familia todos contentos alrededor mío. Y en segundo lugar, la respuesta que dio el Pueblo San José a esa ordenación. Eso me estoy acordando todo porque la gente vino en procesión a mi casa, que distaba de la Iglesia como dos cuadras grandes y me acompañó al templo y durante toda la ceremonia. ¡Eso no lo puedo olvidar más! Y lo estoy viviendo en estos días en un eterno presente”.
Recuerda –y lo tiene guardado en un cuadro- el momento en que su mamá ató sus manos puestas en posición de oración con unas cintas, símbolo de su atadura para siempre con Dios y con su Iglesia, luego que el Obispo le ungiera las manos con aceite: “ese momento para mí fue una emoción grandísima”.
Recuerda épocas difíciles. Joven, como era al momento de empezar a ejercer el magisterio de la Iglesia, dice hoy, a la vuelta de los años, que “en la fe no tuve problemas, gracias a Dios, en mi sacerdocio tampoco tuve problema, pero sí tuve grandes dificultades en algunas parroquias porque me perseguían de día y de noche quienes buscaban en mí al hombre; pero gracias a Dios y a la Virgen me pude mantener en pie”.
Dice “yo me ordené de cura para siempre y hoy sigo firme en mi puesto, gracias a Dios que me fue ayudando para cumplir mi misión sacerdotal”.
Habló también de momentos de dolor que le tocó vivir. Cuando falleció su hermano Vicente, siendo sacerdote de Coronel Pringles, hasta el día de hoy recordado y extrañado por aquella comunidad. “Me acuerdo cuando lo despedí”, dijo el Padre Daniel a la Radio, y agregó: “después de la ceremonia litúrgica, cuando con el ataúd abierto, me acerqué, tomé las manos de mi hermano y le dije ´Bueno, che hermano, hasta el cielo!´. Ese fue un momento fuerte. También lo fue cuando murió mi mamá, que falleció de repente y cuando mi padre estaba ya muy mal, en cama, yo lo cuidaba; y el día anterior a que falleciera le propuse, por primera vez, confesarlo, cosa que aceptó”. 
Dice por propia vivencia y por plena convicción que frente al dolor “la única solución es la fe. El que no se apoya en Dios no encuentra explicación a ese fenómeno tan raro y misterioso que pasa todos los días”.
El Padre Daniel es un hombre bueno, un santo sacerdote que al día de hoy, con sus 88 años, sigue manifestando a quien quiera escucharlo su alegría por creer en Dios y en trabajar por su casa. 
Lo sigue haciendo. Cada mañana, a las 10 hs., en una reacondicionada Capilla del Hogar de Ancianos celebra misa para los abuelos que quieran ir. 
El martes celebró el 63º aniversario de haber sido ordenado sacerdote con una misa en acción de gracias en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en la compañía del Párroco Diego Kessler, los sacerdotes Antonio, Agustín y Leandro en una ceremonia que fue muy cálida y en la que estuvo acompañado de todos quienes lo quieren mucho en nuestra ciudad.
En su mensaje el padre Daniel valoro la presencia de tanta gente, la actuación del Coro Parroquial y tras celebrarse la Eucaristía fue recibiendo personalmente el saludo de los fieles.

jueves, 12 de diciembre de 2013

"¡Quiéreme mucho, hijo mío!" -me pidió mi madre.

Tenía en los ojos el celeste del cielo pintado con crayones de ternura; eran diáfanos y transparentes como un amanecer de verano; claros y puros como bellos y dulces el mirar de los ángeles; comprensivos como solo los de una madre pueden serlo.
Tenía en la mirada la dignidad que conceden los valores más nobles, esos que nos llenan el alma de fortaleza en la hora más difícil y dramática y nos hacen levantar y volver a empezar una y otra vez y otra vez y otra vez...; esos que nos abrazan sin necesidad de palabras; esos que nos iluminan el espíritu aun en la soledad y en el recuerdo; esos que nos hacen llorar amargamente cada vez que rememoramos la niñez y pensamos en mamá y evocamos aquel día en que, próxima a morir, nos pidió: “No me olvides. Piensa en mi. Recuérdame en los momentos difíciles. No mires hacia atrás, hacia el pasado, porque siempre estaré a tu lado acompañándote. No me llores. Pero, por favor, no me dejes morir en el olvido. No quemes las fotografías ni tires los objetos que atesoro en mi caja de memorias. Consérvalas. Algún día me extrañarás y agradecerás haberlas guardado porque te servirán para aplacar tu nostalgia. Y una última cosa te pido: quiéreme mucho. Hoy, mañana y siempre... ¡quiéreme mucho, hijo mío!”.

Rätsel (Adivinanzas de los alemanes del Volga)

Ihr lieben Leut,
was dies bedeut’:
hat Sieben Häut,
beisst alle Leut?

Die Zwiebel

…………………………..

Erst weiss wie Schnee,
dann grün wie Klee,
dann rot wie Blut,
schmeckt allen Kindern gut.

Die Kirsche

…………………………..

Traducción:

Estimadas personas…
¿Qué significa aquello
que posee siete pieles
y muerde a toda la gente?

La cebolla
…………………………..

Primero blanca como la nieve,
después verde como el trébol,
luego roja como la sangre:
a todos los niños les gusta.

Las guindas

martes, 10 de diciembre de 2013

El día que mi madre lloró...

Mamá lloró. Las lágrimas rodaron por sus mejillas. Éramos tan pobres y el alimento que nos podía ofrecer tan humilde… Que lloró, lloró desconsoladamente. Cubriendo el rostro con las manos.  Sentada en un rincón de la cocina, no soportó ver cenar a sus hijos café con leche con pan casero untado con grasa. Lo que para nosotros, inocentes niños de seis, ocho, diez, doce y trece años nos parecía un manjar, para ella, sin embargo, no era así. Seguramente hubiese querido servirnos carne, papas… pero no podíamos pagar semejante exquisitez. Lo que papá ganaba en el campo no alcanzaba para darnos ese lujo.
La miramos llorar. ¡Pobre mamá! ¡La vimos tan sola, tan desamparada y sufrida! Su cuerpo temblaba al ritmo del sollozo. Parecía tan frágil. ¡Cuánto la amamos en ese instante! ¡Cuánto hubiésemos dado para calmar su tristeza! Pero aún éramos demasiado niños para comprender el dolor de las personas mayores y las injusticias del mundo que no permiten a las madres alimentar a sus hijos como desean.

lunes, 9 de diciembre de 2013

La Fiesta de la Cerveza concitó el interés de la región

Pueblo Santa Trinidad fue sede de un evento que incluyó la ceremonia de apertura de los barriles de cerveza. Danzas, orquestas típicas, patios de comida, entre otras atracciones conformaron la propuesta que se desarrolló a lo largo de tres días. Una carpa que albergó a unas 500 personas que disfrutaron del menú tradicional que identifica a nuestras tradiciones de los Alemanes del Volga. Juan Hippener, incansable, prometió seguir promoviendo estos acontecimientos que hacen honor a nuestros antepasados.

Durante el fin de semana se llevó a cabo la decimocuarta edición de la Fiesta de la Cerveza bajo la organización de la Asociación Descendientes de Alemanes del Volga y la Asociación Germano Argentina del Pueblo San José con un gran despliegue en el Anfiteatro del Pueblo Santa Trinidad que incluía patios de comidas de las empresas gastronómicas locales e instituciones de la localidad anfitriona, la gran cena de gala que se organizo bajo una carpa para dar cabida a unas 500 personas aproximadamente.
Desde el viernes la actividad fue constante, con público paseando por el amplio predio, disfrutando de los servicios que se ponían a disposición de la gente, pero indudablemente el impacto fuerte estuvo presente en la cena y luego en los espectáculos musicales que se desarrollaron al aire libre y bajo una noche maravillosa que facilitó que la concurrencia disfrutara de todo el espectáculo que se había organizado incluyendo el gran Spiker cervecero que llegó custodiado por los monjes y el encargado de romperlo fue Juan Hippener, mientras Elsa Kette distribuía pedacitos de "Pretzel", una masa muy salada que se degusta antes de esta celebración generando sed y en consecuencia la posibilidad de disfrutar de la cerveza.
El show fue imparable con las actuaciones de Los Hermanos Papp, los ritmos tradicionales del Grupo Astral y el colorido musical de Los Herederos del Ritmo quienes conformaron un elenco ideal para el gran baile que se mantuvo hasta altas horas de la madrugada con un clima que congregó no solo a quienes participaron de la cena, sino también a los asistentes a los patios de comida que se sumaron a la gran maratón bailable con la música característica y contagiosa que preside una celebración tradicional.
Un párrafo aparte merece el Grupo de danzas de Bahía Blanca "Así Bailan Nuestro Abuelos" quienes aclararon que su denominación correcta es “Bailan” tiempo presente y no "bailaban" como siempre anunciaban los presentadores.
En el acto protocolar habló primeramente el Delegado Municipal del Pueblo Santa Trinidad Fabián Maier quien agradeció a Juan Hippener y su grupo por acercar las tradiciones alemanas a toda la gente conservando y promoviendo una tradición que es tan cara a los sentimientos de nuestros pueblos.
Luego fue invitado a hablar Hugo Schwab, Presidente de la Asociación Cultural Germano Argentina del Pueblo San José, quien prometió llevar las fiestas a cada colonia alemana con todo esfuerzo y satisfacción por el resultado obtenido.
A su turno Juan Hippener, incansable como siempre, con un fiel grupo de colaboradores que encabeza su esposa Elsa expresó con toda emoción que "Los objetivos solo se logran si uno recorre".
"Desde la primer edición que queremos una Bierfest (Fiesta de la Cerveza) al aire libre, pero nunca tuvimos el coraje de hacerla y ahora estamos acá disfrutando de esta fiesta y de la bendición de una noche bárbara".
"Gracias por acompañarnos y les prometo que mientras tenga salud seguiremos haciendo fiestas en Santa Trinidad, San José, Santa María y porque no en Suárez o los pueblos vecinos".
Juan Hippener reconoció que "Hablamos de mil personas, la hicimos y fuimos por las dos mil, luego tres mil, cinco mil y llegamos a la de los diez mil el año pasado, pero no puedo prometer mas porque no tengo salud para tanto desgaste, pero en la medida que pueda tengan la plena seguridad que vamos a seguir haciendo fiestas, porque estamos dispuestos a trabajar, nos gustan las fiestas, nacimos para realizarlas y nos vamos a morir haciéndolas" concluyo este verdadero defensor y trabajador incansable por sostener una tradición que identifica a nuestros Pueblos Alemanes.
Después del acto protocolar, con entrega del subsidio Municipal que gestiono el Diputado Provincial Ricardo Moccero quien si bien participó del festejo con sus colaboradores inmediatos tuvo que retirarse con anterioridad a la ceremonia, por lo cual fue representado por el Delegado Municipal de Santa Trinidad.
Un fin de semana diferente, con gran concurrencia de público, buen trabajo de los patios de comida a cargo de instituciones, Weimannhaus y Dominga Restaurante, entre otros aportes similares que contribuyeron al notable despliegue que se organizó con gran esfuerzo y dedicación para cerrar el año 2013.
Carne al horno con papas, filssen, chorizo, ensaladas, postre y cerveza, mucha cerveza característica y símbolo de este acontecimiento que resulto de gran atracción en el Pueblo Santa Trinidad.