Fuente: nuevodiadigital.com
Diario Nuevo Día
Reflexiones acerca del turismo y la
atracción de las fiestas tradicionales de los pueblos alemanes. Un poema y la
utilidad del rescate de la historia.
La presentación del programa provincial la Ruta del
Inmigrante Alemán dejó muchas cosas que no por conocidas dejan de ser motivo de
rescate y recordación, ya que una película realizada artesanalmente por César
Melliger, un poema que escrito por Hugo Schwab, que se atrevió a recitar luego
de años de haberlo escrito, algunas consideraciones del escritor Julio César Melchior y su necesidad de
expresarse contra las prevenciones de aquellos que no entienden la importancia
de saber y conocer sus raíces, son aspectos que sin duda van mucho más allá de
la mera crónica u observación.
Un trabajo bastante interesante de las autoridades de
Turismo de la provincia también es importante para rescatar, más allá del error
de ubicación de algunas cosas que tuvo el trabajo de los jóvenes del programa.
El encendido discurso de Juan Hippener, el baile, la música
y la comida completaron un menú de actividades que compusieron una presentación
casi sin fisuras y que vale repetir. Hay fiestas como la del Kreppel que se
viene en Pueblo San José, la de Strudel que espera en Santa María su segunda
edición, la de la Carneada y las tradicionales Kerb, son una carta que hay que
jugar.
La promoción de estos eventos sin duda atrae y más cuando
se trata de halagar el paladar, hechos que han sido más que probados,
experimentados y convertidos en éxito.
Sin embargo hay que atender la debilidad principal de
estas propuestas y que no pasa por la voluntad y el trabajo de sus
organizadores, sino por la capacidad de Coronel Suárez y las colonias de
contener y alojar a los miles de visitantes que pudiesen llegar. A medida que
estas fiestas sean difundidas en ámbitos más o menos lejanos, habrá más
interesados en venir, ver y participar.
Quienes reserven con anticipación seguramente quedarán
bien alojados, pero muchos deberán recurrir a parientes, amigos o particulares
de buena voluntad. Pero una gran cantidad se quedará sin nada y ante esta
situación seguramente optarán por no emprender viaje, habida cuenta de esas
dificultades.
La solución de este tema sin duda no es sencilla, las
inversiones necesarias son muy importantes, hay algunas capacidades que están
ociosas y a las que se recurren de emergencia, pero están lejos de ofrecer lo
que cualquier turista puede llegar a aspirar. Dar una solución además requiere
tiempo, pero las fiestas están, el interés crece, será cuestión de pensar y
ponerse a trabajar.
El visitante que sí llega, se ve plenamente gratificado y
genera un movimiento importante junto a la llegada de dineros que no siempre
abundan. La difusión que le puedan dar los estados nacional, provincial y
municipal, son cruciales y son bienvenidos y ello parece estar garantizado.
Pero eso sólo no alcanza. Coronel Suárez, las colonias y Huanguelén deben ir
por más.
Un poema y de qué sirve la historia
Por razones de espacio en la edición del sábado de Nuevo
Día hubo cosas que no formaron parte de la nota y este es pues el momento de
dar cuenta de ellas.
Julio César Melchior, como se apuntó en la nota de
nuestra anterior edición, hizo un breve relato de los orígenes de los alemanes
del Volga desde aquella invitación de la zarina rusa, hasta su llegada a la
Argentina. Además de ello reflexionó acerca de su trabajo: “En este mes de
setiembre cumplo 23 años rescatando todo lo referido a las tradiciones de los
alemanes del Volga y de las tres colonias en particular”, recordó Melchior.
“Cuando en ese septiembre comencé a publicar mis trabajos, alguien me dijo
¿Para qué vas a rescatar la historia de los pueblos alemanes, si a nadie le
interesa? Hoy vemos que si interesaba y que tenía importancia todo lo que
nos habían legado nuestros abuelos”.
Luego del breve resumen de la historia que dio comienzo
en el siglo 18 con la partida de los inmigrantes alemanes con destino a Rusia,
Melchior comentó: “Mantuvieron sus tradiciones, su arquitectura y sus
costumbres, pero contrariamente a lo que había sucedido en Rusia aquí desde el
primer momento se integraron a la República Argentina, siendo profundamente
argentinos, pero a lo largo del tiempo hubo algo muy difícil que debieron
afrontar: la discriminación, fue muy dura, tanto que muchos optaron por
esconder su identidad y su lengua. La lengua sobrevivió gracias a que unos
pocos la hablan y la hablamos. Pero gracias al trabajo de muchas personas se ha
revertido esa situación”, ponderó Melchior. “Con actos como este se nos da la
visualización y se nos da un valor que siempre tuvimos, pero que nos hicieron
pensar que no lo teníamos. Gracias a mi trabajo he logrado presentar mis libros
en la Feria del Libro, dar conferencias y rescatar todos nuestros valores. Pero
como siempre sucede las conferencias más difíciles son en la localidad de uno,
donde todo es más complicado”, cerró diciendo el escritor.
“Vinieron desde muy lejos”
Vinieron desde muy lejos; en sus pupilas se reflejaba
el desencanto del pasado, la esperanza del futuro
que debían concretar en esta tierra prometida
el dolor y el horror habían quedado atrás
y aquí, de un surco por vez labraron la tierra
aferrados al frío hierro del arado,
nunca comparable con el frío de las estepas rusas,
esta sensación se transformaba en calor.
Con la esperanza de una nueva vida,
que esta tierra de paz les ofrecía
los hijos de aquella gente que desde el Volga
vinieron, poblaron nuestra pradera
trabajando con tesón, juraron nuestra bandera
y con todo el corazón gritaron ¡Viva Argentina!
con voz clara y cristalina, que es mi patria y mi nación.
Hugo Schwab
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