Rescata

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domingo, 24 de abril de 2022

Una infancia en las colonias

Fotografía de fineartamerica.com
La infancia era una cocina a leña,
usar alpargatas llenas de agujeritos,
pantalones cortos en verano e invierno,
asistir a la escuela pisando escarcha,
salpicando el guardapolvo blanco,
llegar a clase con los pies helados
y estudiar toda la mañana sin calefacción,
tiritando de frío, repitiendo la lección,
mientras el maestro esgrimía el puntero
que, a veces, descargaba sobre nuestros deditos,
y nos íbamos a casa llorando,
donde papá, en vez de consolarnos,
nos infringía otra tremenda tunda,
mientras repetía, una y otra vez,
el maestro siempre tiene razón.

La infancia, aquella época en donde los niños que se hicieron mayores y de los cuales descendemos, se formaron, educaron, asimilaron costumbres y tradiciones de sus mayores, moldearon su carácter, sus creencias y valores, toda esa época que vivieron, la rescaté y plasmé en mi libro "La infancia de los alemanes del Volga" junto al idioma que, lentamente, se va perdiendo. Para que toda esa esencia sobreviva y no se diluya con el paso del tiempo, recopilé cada juego, cada canción, cada etapa de la infancia. Vale la pena hojear las páginas y volver el tiempo atrás. "La infancia de los alemanes del Volga" el libro bilingüe que rescata la época más tierna y añorada. WhatsApp: 011-22977044. Correo electrónico juliomelchior@hotmail.com.

Una infancia feliz

Nuestra niñez fue feliz
jugando con lo que teníamos,
buscando lombrices en el patio,
cazando mariposas de colores,
frascos llenos de bichitos de luz,
cantando canciones en alemán,
corriendo por los inmensos baldíos,
metiéndonos a hurtadillas
en las huertas de verduras y frutales
a la hora de la siesta, en verano.
Nuestra infancia fue feliz,
en las colonias de antaño.

La infancia, aquella época en donde los niños que se hicieron mayores y de los cuales descendemos, se formaron, educaron, asimilaron costumbres y tradiciones de sus mayores, moldearon su carácter, sus creencias y valores, toda esa época que vivieron, la rescaté y plasmé en mi libro "La infancia de los alemanes del Volga" junto al idioma que, lentamente, se va perdiendo. Para que toda esa esencia sobreviva y no se diluya con el paso del tiempo, recopilé cada juego, cada canción, cada etapa de la infancia. Vale la pena hojear las páginas y volver el tiempo atrás. "La infancia de los alemanes del Volga" el libro bilingüe que rescata la época más tierna y añorada. WhatsApp: 011-22977044. Correo electrónico juliomelchior@hotmail.com.

jueves, 7 de abril de 2022

Se acuerdan del Brummer (Prumer)?

 Cuando éramos niños le pedíamos un botón grande, de saco o sobretodo, a mamá, a papá un
trozo de hilo resistente, y con esos dos elementos construíamos el Brummer (zumbador): enhebrábamos el botón con los dos extremos del hilo, cuyas puntas cerrábamos con un nudo. Hecho esto, tomábamos el hilo por los extremos, manteniendo el botón en el centro, y lo hacíamos girar. A más velocidad, más ruido.
Hasta ahí el juego. Casero, original e inocente. Luego, para algunos varones traviesos, venía una etapa adicional. Acercarse por detrás a una niña con cabello largo para que el Brummer, girando a toda velocidad, se enrede en su pelo. Hubo casos en que fue imposible desenredar la cabellera. La niña directamente tuvo que cortarse el cabello para sacarse de la cabeza el objeto. Más de un varón pagó caro semejante ocurrencia. Primero un sermón, después una furibunda paliza con la alpargata y finalmente, una penitencia de varios días. 

Un libro único en su género, BILINGÜE con todos los juegos, adivinanzas, salutaciones festivas, canciones de cuna e infantiles, costumbres y las etapas desde el nacimiento hasta la adolescencia en español y el dialecto de las aldeas y colonias. El libro "La infancia de los alemanes del Volga" un libro imperdible para rememorar, conocer, valorar y revivir la etapa más linda de la vida de nuestros ancestros. No lo dejen de leer! Información: WhatsApp: 011-22977044. Correo electrónico juliomelchior@hotmail.com.

El pasado de la abuela Margarita

 Margarita tenía seis hijos, el mayor de trece años, y era viuda. Vivía en una casa humilde, construida de adobe, con solamente una habitación y cocina. Ella lavaba y planchaba para las familias pudientes de la comunidad. Los dos hijos más grandes, trabajaban en una chacra por la comida y una cama compartida en un galpón. Los otros cuatro niños colaboraban en distintos hogares, en quehaceres tan disímiles como ordeñar, regar la huerta, limpiar gallineros, barrer patios o cuidar vacas mientras pastaban. Ninguno de los hijos de Margarita tuvo tiempo de ir a la escuela. Apenas sí para aprender lo básico de catecismo para tomar la primera comunión y la confirmación.
Margarita no tenía padres que la ayudaran y los hermanos, bueno, cada uno estaba en lo suyo, lejos de la colonia, de donde habían partido en busca de trabajo. Por lo que, a pesar de tanto sacrificio y esfuerzo, no todas las noches ella y los niños se iban a dormir con la panza llena. La cena habitual era té negro y un poco de pan. Los vecinos no siempre podían colaborar con algo. Todos eran igual de pobres que ella y todos, al igual que ella, tenían varios hijos. Entre cinco y quince era lo factible.
Margarita salió adelante. Los hijos crecieron. Empezaron a formar sus propios hogares. Llegaron los nietos. La humilde casa de adobe fue modificada y modernizada. Las penurias quedaron en el pasado. En la memoria y en las nobles arrugas de un rostro y sus manos.

Descubramos juntos la vida silenciosa, oculta, reprimida y bajo qué dictámenes sociales, religiosos y culturales vivían las mujeres en las aldeas y colonias. Un mundo totalmente desconocido. Un análisis psicológico, social, familiar, único en su estilo en el libro "La vida privada de la mujer alemana del Volga". Información: WhatsApp: 011-22977044. Correo electrónico juliomelchior@hotmail.com.