Rescata

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lunes, 31 de octubre de 2016

Recuerdos de mis viajes en tren rumbo a la colonia, a visitar a mis abuelos

Por  María Rosa Silva Streitenberger

Ante los ojos de un niño, cada acontecimiento es una aventura. Y para mí, las vacaciones, claramente lo eran. Ir a Constitución, a esa estación inmensa, llena de gente, que llega y parte constantemente. Con su arquitectura imponente y gigante, para una niña que la vio dos o tres veces. Un salón antiguo lleno de gente, acercándose a ventanilla, planeando y acomodando, en lo posible, las fechas para el viaje. Y yo, ansiosa porque mamá ya tenga en mano los boletos de la aventura más extraordinaria de mi vida. Salir de la estación con los pasajes en mano, sabiendo que dentro de unos días volveremos, era la antesala al éxtasis.
Armar valijas, preparar lo que comeremos en el viaje (no vaya a ser cosa que muramos de hambre), cerrar todo, desenchufar los artefactos eléctricos, y dejar todo listo para el regreso, ese regreso que yo sentía tan lejano y que no me interesaba. Mi emoción estaba lista para desatarse ni bien cruzáramos el umbral.
El viaje en taxi, la mirada nostálgica de la ciudad que despedía, por unos días, y que cambiaba por la experiencia del campo. Y de nuevo, ante mis ojos, Constitución. Imponente. Hermosa y misteriosa. La espera en su hall chequeando que no nos hayamos olvidado nada y que estamos a horario. Hasta que por altoparlante se anuncia el ascenso al tren, ese tren que llega rugiendo  con la fuerza de mil leones, que se acerca majestuoso, amigable,, pero al que también le tengo terror, terror de que se vaya sin nosotros, de que no nos espere. Acercarme y ver y oler sus vagones, sus luces encendidas esperándonos que lo ocupemos, invitándonos a subir para llevarnos lejos a pasear, a toda prisa, a ese lugar desconocido por mí, a esa colonia donde hablan raro y todo es raro, distinto a la ciudad dónde vivo pero me gusta igual. ¡Ventanilla para mí! Abrirla, asomar la cabeza y sentirme la más dichosa de estar allí, con mi mamá. Comida y ropa en las valijas y saber que nos esperan en casa de mis abuelos tías y primos y un mundo distinto, sin escuelas ni portarse bien, sólo jugar y pasear.
¡Cuánta felicidad me diste querido tren! Agitaste mi corazón más fuerte que la potencia de tu locomotora porque mi corazón estaba cagado de inocencia, de pureza y dicha. Porque sabía valorar el sacrificio de mamá, para ir de vacaciones, el valor de la familia que te espera, la pureza de la vida rural y la simplicidad de la gente trabajadora. No sólo fuiste un medio de locomoción. Fuiste el lazo que une lo que la distancia y el tiempo no logran aniquilar. Fuiste la emoción de un sonido, un vaivén, un olor, me mostraste la belleza del paisaje, el olor a zorrino, el amanecer en el horizonte, la belleza de una bandada de pájaros cruzando el cielo. Lo bonito de ver las vacas pastar. Las luces del pueblo a lo lejos y la generosidad de tus rieles llegado al lugar más bonito que siempre me hizo sentir bienvenida y amada: la casa de mis abuelos.

sábado, 29 de octubre de 2016

La abuela María Berta Stadelmann nos cuenta su niñez

“Nos levantábamos a las cuatro de la mañana para ordeñar las vacas, mi padre, mi madre, mi hermano, mis tres hermanas y yo. Los pies hundidos en el fango hasta las rodillas, chapoteando en el barro, el excremento y el pis de los animales. En invierno soportando una helada tremenda: las vacas tenían el lomo blanco de escarcha. Bajo la lluvia, titiritando de frío. Terminábamos a las ocho y media. La mayor parte de la leche se vendía y un resto se utilizaba para elaborar crema, manteca y queso. Todo con artefactos que funcionaban de manera manual, con manivelas que había que hacer girar y girar y girar. Allí también colaboraban todos los hijos, sin importar la edad.
“Después, a los niños menores de la casa, nos mandaban a limpiar el chiquero y el gallinero. Teníamos que dejarlos bien limpios, para que los animales no se enfermaran de ninguna peste. Utilizábamos mucha agua, que obteníamos llevándola desde el tanque del molino con grandes baldes, y barríamos con escobas confeccionadas con ramas de árboles. Por supuesto, que también teníamos que recoger los huevos. Y a veces, cuando era época de sequía y la pastura escaseaba, hasta teníamos que sacar a pastorear los cerdos para que no se murieran de hambre. Un trabajo que no nos gustaba porque era muy difícil mantenerlos juntos. Siempre alguno se nos escapaba. Sobre todo cuando eran pequeños.
“A la tarde nos tocaba la quinta. Trabajar con la pala, puntear la tierra, darla vuelta para sembrar verduras y hortalizas. Carpir con la azada para que estuviera limpia y ordenada. Rastrillar sacando las malezas secas. Regar llevando agua con los baldes.
“Aparte de todo eso, mi hermano tenía que ayudar a mi padre en el campo: arando, sembrando, cuidando los animales. Y mis hermanas y yo, teníamos que ayudar a mi madre en todos los quehaceres de la casa: preparar la comida, lavar la ropa de todos en la fuente con la tabla de lavar, coser y remendar las prendas que estaban rotas.
“No nos quedaba tiempo libre ni siquiera para jugar. Y ni que hablar para ir a la escuela. Mi hermano mayor fue hasta segundo grado. Mis hermanas hasta primero. Y yo apenas asistí medio año.
“¡Así era la vida de antes!” 

viernes, 28 de octubre de 2016

“Lita” Laumann de Mellinger, 84 años y una mano increíble para hacer el mejor Füllsen


Parece increíble que esta enérgica mujer tenga 84 años. Más cuando dice frases como “nunca me canso, nunca siento cansancio”. “Estoy acostumbrada a trabajar mucho”.
Me ocupo de toda mi casa, de la quinta, crío pollos y cocino para la familia”. “No necesito pastillas para dormir, las necesitaría para despertarme”.
Paulina, “Lita”, como la conoce todo el mundo, ha trabajado mucho en su vida. Cuando tenía sus dos hijos chicos trabajaba en la cocina del Colegio de Hermanas; desde las 8 de la mañana hasta las 14 horas, y desde las 16 hasta las 22 horas preparando el almuerzo y la cena, cada día, para 70 personas: las Hermanas y los alumnos que estaban en el internado de la escuela. 
Como si fuera poco los domingos iba a ordeñar las vacas que tenían las Monjas, “una hora de trabajo nomás”, dice recordando aquel tiempo. 
Durante muchos años también integró un grupo de cocina, junto con su hermana, que se ocupaba de preparar la comida para los casamientos y otras celebraciones importantes en la vida de las personas. Allí por supuesto, además de pelar las papas, adobar la carne y otras tareas, estaban a cargo de preparar varias bandejas de algo en lo que es especialista: Füllsen.
Dice que le enseñó a hacer este plato, que en su familia es sobre todo para acompañar carne al horno con papas, su mamá. Y a su mamá se lo enseñó su abuela, que había vivido a las orillas del Río Volga, en Rusia, donde había aprendido a hacer esta comida, estrella de la gastronomía de los alemanes y que en los orígenes era solamente pan remojado en leche –o agua- con huevos y azúcar, que se horneaba durante un buen tiempo.
Con los años se le fueron incorporando otros elementos, para transformarlo en la exquisitez que conocemos hoy.
Lita lo elabora en la siguiente proporción: un kilo de pan oreado, 10 huevos, 350 cc de crema de leche, pasas de uva, una buena cantidad de manzana verde cortada muy fina, azúcar y por supuesto licor de banana. La yema se separa de las claras, las que deben batirse y mezclarse con el resto de la preparación en el final. 
El licor de banana, ingrediente secreto de la receta, que muchos olvidan, por lo que no resulta el mismo sabor particular, se agrega dos veces: en la mezcla primero y luego, cuando ya está ubicada toda la preparación en la bandeja para hornear por dos horas a fuego lento, se le pone por encima un generoso chorro final del preciado licor.
Lita Lauman de Mellinger ya está pensando en que el próximo jueves tiene comprometido una buena bandeja de Füllsen para la familia. Que cuando come en la casa de la abuela termina llevándose los sobrantes de la preciada comida, porque al fin de cuenta ¡nadie lo hace como la abuela!, aunque Lita se encargue en varias oportunidades de explicarles cómo lo elabora.

jueves, 27 de octubre de 2016

Gran expectativa por la Füllsen Fest, que se llevará a cabo el 13 de noviembre, en Pueblo San José


“Se elaborará un Füllsen de seis metros de largo por medio metro de ancho, entero. Se harán 2 mil porciones para degustar en el momento de la inauguración. Va a entrar Juan Hippener con El Titán y un carro donde traerá el Füllsen para degustar. En la apertura actuará la Banda de Música. Habrá delegaciones de muchas filiales de alemanes del Volga para acompañarnos. Se estima diez instituciones con diez puestos de comidas distintas, conformando un gran patio de comidas, donde habrá dispuestas alrededor de mil sillas para que la gente compre la comida que prefiera y se siente donde más le guste a disfrutarla. Durante todo el día música y baile en el escenario principal y un paseo de artesanos a todo lo largo de la Avenida Fundador Eduardo Casey” expresó Hugo Schwab.

Que el Füllsen es una comida típica alemana, que en los hogares de descendientes de alemanes del Volga se utiliza para acompañar carnes rojas y que muchos también lo prefieren como postre no es una novedad. Pero cómo se gestó este plato que es identitario de los alemanes del Volga es algo que no muchas personas saben.
Se ocupa de contarlo a La Nueva Radio Suárez Hugo Schwab, descendiente de alemanes del Volga, Presidente del Club Germano Argentino de Pueblo San José e integrante también de la Asociación Alemanes del Volga. 
Diez instituciones de la segunda Colonia Alemana están trabajando denodadamente desde hace varios meses ya preparando la primera edición de la Filsen Fest, encuentro que se promete se realizará cada año para celebrar la historia y la cultura gastronómica.
“El Füllsen viene con una historia muy triste por detrás. Nació en la caravana, cuando van de Alemania a Rusia. Iban todas las familias en carros, llevando lo que podían. En vísperas de Navidad del año 1764 no tenían que darle de comer a los niños. Empiezan a juntar el pan duro, duro por el frío. Ordeñaron algunos animales; en Rusia la leche no se utilizaba para consumo, fueron los alemanes los que enseñaron a ordeñar y procesar la leche animal. Utilizaron el azúcar de la remolacha. Con todo eso hicieron un revuelto, lo metieron en los hornos y en vísperas de Navidad de ese año nace esta comida, que hoy conocemos como Füllsen. Debe de haber sido de color rosado, seguro, por el tipo de azúcar utilizada. Luego, con los años, cada familia le fue dando el toque de diferentes sabores: con bananas, manzanas, pasas de uva. De la pobreza y la necesidad han surgido buena parte de las comidas. Pero este plato viene con una historia muy profunda y muy cara ante nuestros sentimientos, como descendientes de los alemanes del Volga”, contó Hugo Schwab.
Relata que ahora, que se acerca la fecha de la celebración, “nos estamos reuniendo dos veces por semana y seguramente que a partir de la semana próxima nos estaremos encontrando todos los días. Somos diez instituciones las que estamos organizando esta primer Füllsen Fest. El gestor de todo esto ha sido Diego Dome. Hace como cuatro años se le ocurrió que teníamos que hacer esta fiesta. En ese momento no hicimos mucho caso a esta propuesta, pero aquí estamos, finalmente preparando esto que resulta muy lindo. Juntarnos entre todas las instituciones, hacer algo así, es muy lindo. Sobre todo con este tipo de comida, tan cara a nuestros sentimientos”.
Para el 13 de noviembre está prevista esta fiesta que tendrá como escenario la calle principal de Pueblo San José. 
“Se elaborará un Füllsen de seis metros de largo por medio metro de ancho, entero. Se harán 2 mil porciones para degustar en el momento de la inauguración. Va a entrar Juan Hippener con El Titán y un carro donde traerá el Füllsen para degustar. En la apertura actuará la Banda de Música. Habrá delegaciones de muchas filiales de alemanes del Volga para acompañarnos. Participaran diez instituciones con diez puestos de comida distintas, conformando un gran patio de comidas, donde habrá dispuestas alrededor de mil sillas para que la gente compre la comida que prefiera y se siente donde más le guste a disfrutarla. Durante todo el día música y baile en el escenario principal y un paseo de artesanos a todo lo largo de la avenida” finalizó Hugo Schwab.

Recordemos que Pueblo San José está situado en el partido de Coronel Suárez,  a 550 km al suroeste de la ciudad de Buenos Aires.

martes, 25 de octubre de 2016

La abuela Bárbara Stremel nos cuenta su vida

“Crecí viendo el sacrificio de mis padres trabajando duro y privándose de todo para poder darnos a mis hermanos y a mí un hogar, un techo y una educación. Vi el sacrificio de mi tía viuda a los treinta y cuatro con sus hijos pequeños haciéndose cargo de un campo y un tambo. Ordeñando todas las mañanas, sentada a la intemperie, junto a las vacas, en la oscuridad de la madrugada, con frío, con heladas, con lluvia. Sin quejarse ni llorar”.

“A papá lo veíamos una vez al mes o cada dos porque trabajaba de peón en un campo que quedaba muy lejos de la colonia y no se podía viajar con la facilidad de hoy y tampoco había dinero suficiente para darse el lujo de visitar periódicamente a su mujer y a sus queridos hijos. Además en aquellos años se trabajaba de lunes a sábado y la mayoría de las veces, los domingos también” –cuenta doña Bárbara Stremel.
“Ahorrar era la premisa para la vida diaria y había que ahorrar haciendo muchos sacrificios porque no sobraba casi nada. Aún así el ahorro fue lo que hizo que pudiéramos estudiar, tener una casa, un patio dónde jugar, comida en la mesa y una cama tibia dónde arroparnos con las colchas que nos hacía abuela con la lana de oveja” -agrega.
“Mamá se las arreglaba en la cocina con lo poco que había. Nos mimaba, preparándonos alimentos caseros y sabrosos; pero ella muchas veces no comía, para que nosotros pudiéramos alimentarnos bien y estar sanos” -rememora.
“Los niños teníamos un par de calzado de domingo y alpargatas gastadas por el uso, para la semana y una muda de ropa para salir. Y para jugar pantalones remendados y un pullover tejido por abuela con retazos de lana” -evoca.
“Lo más importante que teníamos era la familia, dónde se respiraba armonía y felicidad, y una colonia hermosa, dónde las calles eran la extensión de la casa, los vecinos eran cómo hermanos y la vida era la vida: simple y hermosa”.

domingo, 23 de octubre de 2016

“Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga”

Las manos de nuestras madres acariciando nuestros rostros, el cielo de sus ojos mirándonos desde el pasado, hablándonos en su idioma, sonrientes, preparando Wickel Nudel para toda la familia; papá trabajando en la huerta, cantando una canción que el abuelo trajo grabada en su alma desde el  Volga; mis hermanos jugando en el patio, en ese patio inmenso, dónde allá lejos, en el fondo, está el Nuschnik y una vaca lechera,  un caballo manso pastando… y una lágrima que resbala frente a tantos recuerdos bellos que marcaron nuestra infancia. Todo esto y mucho más, en este libro: “Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga”, que se puede adquirir por correo, desde cualquier lugar del país. No se lo pierda!!! (Comunicarse: juliomelchior@hotmail.com).

Fotografías de una antigua casa tradicional de los alemanes del Volga, en Pueblo Santa María

Fotografías de una antigua casa tradicional de los alemanes del Volga. Sus ventanas verdes. Su corredor, la galería. El galponcito de chapa. La bomba de agua. La pileta de cemento. El patio grande…  y toda la belleza de una época que ya no existe y que nosotros rescatamos para conservarla viva en la memoria colectiva. 




sábado, 22 de octubre de 2016

Recuerdos inolvidables de la vida cotidiana de los alemanes del Volga

¿Se acuerdan? Las manos de mamá tejiendo en las largas noches de invierno, junto a la lámpara a kerosén. Esa imagen entrañable de nuestra niñez. Ese tiempo sin miedo y lleno de sueños. Esos años felices en la colonia, rodeados de nuestros hermanos.  Los juegos. Las risas. El amor de familia… 

viernes, 21 de octubre de 2016

La familia completa tenía que ayudar a ordeñar

Por María Rosa Silva Streitenberger

Pies hundidos en el barro, la helada sobre nuestras espaldas, congelando el cuerpo y haciendo rechinar los dientes. La inmensidad del campo, la oscuridad de la madrugada y la fuerza del viento empujándonos. Una lámpara alumbrando lo necesario y un banquito dónde sentarse, haciendo equilibrio. Las manos heladas moviéndose sin parar, con la mayor rapidez posible, porque el trabajo es mucho y el tiempo apremia.
Todos los días, sin falta, hay que ordeñar. Sin importar las ganas o los dolores que sentimos. La familia completa debe ayudar. Aunque llueva, aunque estemos transitando el invierno más crudo, aunque sea domingo, aunque seamos chicos todavía o mamá esté embarazada. Todos los días, sin falta, hay que ordeñar.

Comenzaron las obras de reparación del campanario de la iglesia de Pueblo Santa Trinidad


Carlos Weingardt dijo que “en octubre del año que viene se cumplen 100 años de terminación de la Iglesia, y desde 1917 hasta ahora no se le había hecho nada, por lo que el deterioro era muy grande”.

En el frente de la Parroquia Santísima Trinidad, de la primera Colonia Alemana, ya están armados todos los andamios y han comenzado a desmontarse las viejas chapas del histórico campanario para renovar todo la estructura, solucionar el problema de filtraciones y hacer una reparación integral, que se suman a todas las que viene encarando, desde el año 2012 a la fecha, la Comisión Parroquial que se formó con el objetivo de llevar a cabo todas estas obras de reparación y mejoramiento, camino a los 100 años de la inauguración del templo, que se cumplirá en octubre del año 2017.
Consultado Carlos Weingardt dijo a La Nueva Radio Suárez que “en octubre del año que viene se cumplen 100 años de terminación de la Iglesia, y desde 1917 hasta ahora no se le había hecho nada, por lo que el deterioro era muy grande”.
Detallando las obras indicó que “hubo que cambiar todo lo que es techo de la sacristía, altar, nave, casa parroquial. Felizmente hemos podido superar todo eso. Estamos ahora en la parte de la torre campanario, que era lo más complicado, porque no conseguíamos quién lo hiciera. Estuvimos durante mucho tiempo buscando, finalmente conseguimos a una persona. La hace un muchacho de la Colonia y en precio muy acomodado, porque nos ha dicho que le quiere devolver a Santa Trinidad algo de lo que la localidad le ha dado. Están trabajando ya en eso. Sería la etapa final de la parte externa de la Iglesia. Vamos a terminar la torre arriba, vamos a hacer todo el frente y va a quedar terminado por fuera. Después nos queda otra aventura, que es el cielorraso, el que hay que cambiar todo. Han sacado todas las chapas de la torre campanario, están terminando de reparar la estructura de madera, afectada por la gran filtración de agua, por lo que hubo que cambiar parte de las mismas. Se pica todo el revoque en el contorno de lo que es la mampostería del campanario, se pone revoque nuevo y se hace un texturado, color arena, bajando hacia todo el frente de la Iglesia. Va a quedar muy bonito”.
Para terminar estas obras de reparación, y las que aún quedan pendientes y que se proyectan terminar antes de octubre del año próximo, está en marcha un nuevo bono contribución Pro Templo, a un costo de $50, con números de tres cifras y con premios que se sortean el 29 de diciembre por Lotería de la Provincia: una vaquillona como primer premio, como segundo premio un cordero y como tercer premio un lechón. 
“Esperamos recaudar, mínimo, entre 40 y 50 mil pesos, que nos ayudaran a paliar esta obra”, dijo Carlos Weingardt, quien agradeció el acompañamiento permanente de toda la población.

domingo, 16 de octubre de 2016

Recordando a mamá

Mamá ya era muy viejecita y todavía se preocupaba por el bienestar de sus hijos. Lástima que nosotros pensábamos tan poco en ella. Vivía sola, en una vivienda que le quedó grande, muy grande, cuando papá murió y uno a uno los hijos nos fuimos casando y la fuimos dejando sola en la casa inmensa, donde pasaba los días añorando los años felices y lamentando el tiempo ido.
Sus ojos dulces y tiernos se le llenaban de lágrimas cada vez que recordaba el ayer. Extrañaba a su marido, fallecido hacía unos años, y a sus hijos que veía muy de vez en cuando. Comer sentada en soledad en la mesa enorme de la cocina, en las largas noches de invierno, debieron haber sido un suplicio para ella, acostumbrada a tener la casa llena de hijos.
Pero, sin embargo, nunca se lamentó de su destino. Sabía y comprendía que los hijos habían formado sus propias familias. No quería molestar ni ser un estorbo en la vida de nadie. Por eso, y pese a la soledad y al profundo dolor que sentía, prefería vivir sola, rodeada de sus recuerdos.
Mamá era bien alemana. De espíritu fuerte y alma noble, envejeció y enfermó calladamente, sin incomodar a nadie. La internamos en el hospital y enseguida entregó su alma a Dios. Se quedó dormida soñando el sueño de los justos, dejando que los vivos continuaran con su vida diaria sin problemas. Hasta último momento preguntó por sus hijos y deseaba saber qué hacían. Se sentía orgullosa de ellos. Sus hijos eran el fruto que dejaba sobre la tierra, la descendencia que iba a perpetuar su recuerdo.
Y nosotros nos quedamos solos, sintiéndonos desprotegidos. Recién en ese instante doloroso tomamos conciencia de que mamá podía irse para siempre de nuestro lado. Y nos dimos cuenta tarde, muy tarde, que apenas conocíamos algunos hechos aislados de su pasado. Ella muy pocas veces había contado cosas de su niñez y nosotros muy pocas veces nos habíamos tomado el tiempo necesario para preguntarle. Claro, mamá parecía eterna. Nunca se nos cruzó por la cabeza que mamá podía faltarnos un día. Estábamos tan acostumbrados a sus consejos, a su comprensión, a sus brazos abiertos en los que cobijaba nuestro dolor y disfrutaba nuestra dicha, que se nos fue la vida sin apenas pensar en ella y llenarla de besos y gratitud mientras la tuvimos cerca y viva.

¡Feliz día de la madre!

sábado, 15 de octubre de 2016

Pueblo San José palpita la primera Füllsen Fest, será el 13 de noviembre, sobre Avenida Fundador Eduardo Casey

Las instituciones de pueblo San José invitan a todos a disfrutar el 13 de noviembre de la Primer Füllsen Fest.
Durante toda la jornada los vecinos disfrutarán de distintas actividades sobre la Avenida Fundador Eduardo Casey, espectáculos artísticos y como no podía ser de otra manera,  también degustarán los mejores Füllsen de la provincia. 
La presentación oficial de la Füllsen Fest y degustación, está programada para las 11.30 hs. y contará con la participación especial de la Banda Municipal de Música “Bartolomé Meier”.
A lo largo del día los vecinos que recorran la Avenida Fundador Eduardo Casey de la segunda colonia alemana, disfrutarán de la presentación de los alumnos de Carlos Polak con Acordeones, la actuación del Coro de Niños de la Escuela Parroquial San José, la música de Aníbal Wesner, la presentación de los Ballet “La dulce Vida”, “Cubano” y “Sentimiento Urbano”; la actuación de Los Brillantes, bailes Árabes, Juan Carlos Zeki, Juan Cruz Ferreira y  Fabián Gangone junto con Renata Matitti; la presentación de “La Sureñita” de Pigüé, Spicher de Cerveza y  Bandas de Rock.
Para las 21hs. está previsto un gran cierre con fuegos artificiales, campanadas alegóricas, música en vivo y un video de Sergio Denis.

viernes, 14 de octubre de 2016

Se viene la 11° Fiesta del Acordeón


Una oportunidad para bailar, divertirse y pasar un buen momento. Este sábado en el Club San Martín de Pueblo Santa Trinidad.

Ya están listos todos los detalles de organización de esta nueva edición de la Fiesta del Acordeón que prepara el Rotary Club Las Colonias, y que este año significará el cierre de las actividades de Kerb de Pueblo Santa Trinidad.
Consultado Fernando Platinetti, de Rotary Club Las Colonias, dijo que “este año proponemos una variante: no es ya un encuentro de acordeonistas, como era antiguamente, sino una verdadera fiesta de la familia, con los acordeones como fondo y como motivo de encuentro, para que la familia la pase bien, pase la noche bailando y divirtiéndose. No habrá solamente acordeones. Ahora tenemos un conjunto, más que conocido, los herederos del Grupo Astral, la orquesta del Conde Graff, con Waldo, que toca muy bien el acordeón.
No solamente el grupo tiene muy buenas melodías, sino que divierte a la gente. Baja del escenario, toca en el medio del público, dando ingredientes distintos a lo que estábamos acostumbrados. Por eso nosotros hacemos hincapié en esto, que no se trata del tradicional encuentro de acordeones. Habrá actuación de acordeonistas en el intervalo de la orquesta, y también una muy buena orquesta, con distintas melodías que la gente puede bailar. Este sábado a partir de las 21 horas, en el Club San Martín de Santa Trinidad”.
Las entradas se venden a $100 y las mesas, con cuatro sillas, a $40, ante miembros de Rotary Club Las Colonias y la Comisión Directiva del Club San Martín.
Esta es una fiesta declarada de Interés Municipal y Provincial, dentro de las fiestas tradicionales alemanas. Habrá muy buen servicio de cantina a cargo del Club San Martín.

jueves, 13 de octubre de 2016

Recuerdos inolvidables de la vida cotidiana de los alemanes del Volga

Nuestras madres nos cuidaban y rezaban por nosotros

Recuerdo a mi madre, sentada junto a la ventana, con su rodete blanco, su vestido negro, sus dedos sobre el regazo, entrelazadas por el rosario, crucifijo en mano, murmurando interminables oraciones, en las no menos interminables horas de verano. Viejecita y arrugada. Tierna y dulce. La mirada perdida. Los ojos vueltos hacia el alma. La mente en el recuerdo. Viendo pasar los minutos eternos subida a un lento tren rumbo a la estación terminal de la muerte.
Hablaba poco. Lo necesario. Siempre estaba triste. Los ojos llorosos. El alma melancólica. El cuerpo sufrido. Muy anciana. Rezaba y rezaba. Por los hijos, los nietos, los bisnietos… por los que habían nacido, por los que todavía no habían venido al mundo. Por el pasado, por el presente, por el futuro. Pedía por todos. Generaciones enteras fueron  bendecidas por sus oraciones. ¿Será por eso que fuimos tan felices con tan poco? Teníamos lo indispensable para vivir pero nunca nos faltaron la risa ni los momentos felices.
Sus murmullos eran el cantar del tiempo que transcurría. Las horas que pasaban. La voz que adormecía. La canción que apaciguaba los ánimos. La comunicación con alguien superior. Alguien que nos cuidaba porque ella se lo pedía.

martes, 11 de octubre de 2016

Fotografías de una casa típica, ubicada en Pueblo San José

Fotógrafo: Oscar Ferreyra





En Quiñihual filman la historia de Pedro Meier, único habitante del paraje rural


Una iniciativa del documental gastronómico-cultural “Pueblos a la Mesa”. “Quiñihual, el pueblo de un solo habitante”.

Durante la mañana del lunes La Nueva Radio Suárez se comunicó con Tomás Migoni, productor y conductor del programa documental gastronómico-cultural “Pueblos a la Mesa”, todos los programas se encuentran publicados por Internet en el canal de You Tube “Pueblos a la Mesa”.
“Pueblos a la Mesa” es una iniciativa documental que tiene como propósito contar aquellas historias y anécdotas que hablan por sí solas de nuestra cultura, muchas veces olvidada. El programa, que se difunde a través de YouTube, sigue este ideal para difundir aquellos lugares y parajes que nos la recuerdan, mostrando aquellos pueblos olvidados, donde la población se ha reducido significativamente pero en donde aún persiste el espíritu de nuestra cultura, contando historias de vida y de trabajo que caracterizan a los pueblos argentinos y reflejan el pasado socio-económico que les dio identidad, haciendo hincapié en la supervivencia y su consiguiente transformación.
Con una mirada documental, el programa transcurre acompañando al cocinero mientras prepara una receta. Inmersos en el paisaje del lugar esperamos escuchar aquellas anécdotas que cuentan la esencia de cada pueblo. A su vez, las destacadas entrevistas a los personajes más emblemáticos como maestras, almaceneros, o aquel vecino que vivió toda su vida allí y conoce cada historia y detalle del lugar. La estación de tren, que fue en otros tiempos corazón del pueblo, o algún otro espacio representativo, nos sirven de escenario para este encuentro.
El programa culmina cuando el almuerzo se sirve y nos sentamos a la mesa; éste es el momento en el cual se desencadenan charlas amenas, se intercambian risas y añoranzas. 
“Pueblos a la Mesa” replica este ritual, común a todos los argentinos y hace del mismo una ocasión para reconocernos como patria.
En la previa, y durante los últimos tres años, el equipo de trabajo de “Pueblos a la Mesa” ha recorrido el interior bonaerense, solventando los gastos mediante dos peñas anuales.
Alguno de los parajes y localidades que han visitado son el Almacén de Ramos Generales; La Paz Roque Pérez, Estación Mapis, partido de Olavarría, Estación Lozano partido de General Las Heras de la provincia de Buenos Aires, Paraje Fulton en partido de Tandil, Paraje " Dos Naciones" partido de Loberia y Las Marianas, partido de Navarro el CEPT 26 La Limpia, partido de Bragado y la Estación Newton partido de General Belgrano.
Desarrollando la actividad específica que hizo que el equipo de “Pueblos a la Mesa” recorran los 530 kilómetros que separan la ciudad de Temperley del paraje-estación Quiñihual, Tomas Migoni nos cuenta que “a través de mensajes en nuestras redes sociales nos señalaban que en ese paraje rural olvidado vivía una sola persona, Pedro Meier”.
“Pedro Meier lucha cada día por mantener abierto el almacén de ramos generales que heredó de su padre, siendo el único habitante de Quiñihual. Su historia nos cautivó desde un principio porque el pueblo más chico en el que habíamos filmado era de siete habitantes y acá solo teníamos uno. La inmensidad del campo, una estación de trenes abandonada y un solo habitante”.
“Comenzamos a hacer contactos como para localizarlo y dimos con un sobrino de él, un periodista deportivo del diario local –Claudio Meier- que nos hizo el contacto y nos pasó su número de celular pero por la poca señal estuvimos intentando comunicarnos durante varios días hasta que finalmente lo logramos. Él se mostró sorprendido por recibir un llamado desde Buenos Aires pero cuando le contamos cual era nuestra idea se puso muy contento por poder contar su historia, así que organizamos un primer viaje que lo hicimos hace un mes para conocernos, filmamos un pequeño avance y lo publicamos en nuestras redes sociales. Inmediatamente empezamos a recibir mensajes de gente que lo conocía y que destacaban nuestra iniciativa por lo que decidimos que “Quiñihual, el pueblo de un solo habitante” sea nuestro programa del Bicentenario de la Declaración de la Independencia.
“Nuestro trabajo es totalmente ad honorem pero al lado de la historia de Pedro nos quedamos cortos. Él hace un poco más de patria que nosotros”.
“Básicamente el programa se desarrolla en el entorno de una mesa. Compartimos una mesa que es algo muy típico de nuestros pueblos y de nuestra cultura, en la que cada uno lleva algo, se reparten los gastos o alguno invita. Entendemos que en el entorno de una mesa, de una comida, es donde está el gancho con la gente y salen las mejores historias”.

lunes, 10 de octubre de 2016

Somos el vivo ejemplo de que juntos podemos lograr grandes cosas

Cómo eran los casamientos de nuestros abuelos, los alemanes del Volga

Por Gerardo Waimann
Fuente: cacw.com.ar

Casamiento de alemanes
de una colonia
Archivo Histórico Municipal

Olavarria
La vida social tenía cierto grado de monotonía (por lo general, hasta los cumpleaños eran poco celebrados) pero a la hora de los casamientos nuestros antepasados “tiraban la casa por la ventana” para los festejos.  Además la fiesta de casamiento era el momento ideal para el encuentro e iniciar un romance. Como dice el refrán español: “De unas bodas nacen otras”.-

1.- Ropa de los novios: Traje de Novia: (der Brautrock) Blusa ajustada a la cintura con amplia falda de la misma tela, y ancha cinta de raso a modo de lazo largo, como ajuste y ensamble de ambas piezas. Más adelante el dos piezas se reemplaza por el vestido blanco, marfil, rosa suave o celeste natural. Tocado (Kopfbedeckung) de tul con corona de hojas verdes y rosas blancas, y en la mano un ramillete en juego con el tocado. Zapatos blancos.- Novio: Traje oscuro, generalmente negro, camisa blanca y en el ojal del saco, un ramito de flores blancas. Zapatos con polainas hasta las rodillas.- Lo más importante del saco era el Schlopp o der schlips, (de influencia rusa): era un largo moño o lazo de raso que se sujeta en la solapa del saco del hombre y a veces llega hasta las rodillas del novio. Aparece en todas las fotos antiguas.-
2.- Previo al casamiento se seleccionaban 2 hombres, los “invitantes” que, provistos de un bastón largo, o un báculo de rama de cerezo, recorrían todo (TODO) el pueblo, empezando por un extremo, e iban casa por casa invitando a la fiesta.- La dueña de la casa invitada ataba una larga cinta de color llamativo en cada bastón, que significaba la aceptación a la fiesta. El dueño de casa, por su parte, proponía a los visitantes un brindis a la salud de los novios.- (Lo mas cómico del asunto es que, luego de hacer una parte del recorrido por el pueblo, muchas veces había que reemplazar a los pregoneros, quienes, en un estado lamentable por tantos brindis, ya no podían caminar, y debían entregar los bastones llenos de cintas a otras personas para que continuaran con la tarea del anuncio).- Esta hermosa y antigua costumbre provenía, al parecer, de la zona del Palatinado alemán.-
3.- La última noche de solteros los novios asistían al Polterabend ó Polroben, fiesta de juventud con mucho baile y ruido, cantos, bromas y bailes. Los novios católicos, si ya se habían confesado en la iglesia, eran solamente espectadores de la fiesta, sin participar.-
4.- Previo a la boda, los novios recibían en sus respectivas casas y de rodillas, la bendición de sus padres, quienes les ponían las manos sobre la cabeza.-
5.- El novio iba con su familia hasta la casa de la novia. Allí se juntaban los dos grupos. Las campanas de la iglesia se echaban a vuelo, se arrojaban bombas de estruendo y se hacían disparos al aire con escopetas de calibre 16 o fusiles (Esto de disparar en los casamientos era una antigua costumbre alemana y sueca).- Luego la gente del pueblo se iba sumando al cortejo.-
6.- Cuando la distancia a la iglesia era grande se viajaba en carros rusos que se adornaban con flores y a los cuales se enganchaban los mejores caballos, que llevaban banderitas en la frente. El carro de los vorgander, los bastoneros, al igual que el carro de los músicos, precedía al carro de los novios, que viajaban juntos.-
7.- Cerca del final del camino, se atravesaba la calle con una cinta blanca impidiendo el paso del carro de los contrayentes. Para continuar, el novio debía entregar a la hermana de la novia una dote de dinero.- (Lo que me hace llegar a la conclusión de que el famoso y tan criticado peaje de nuestras rutas lo inventaron los Alemanes del Volga.......).-
 8.- Los casamientos católicos con misa de esponsales se hacían siempre por la mañana, los días martes y jueves. No había casamientos en Semana Santa, y tampoco en los tiempos de arada, siembra y cosecha, para evitar conflictos religiosos o perjuicios en los trabajos del campo.-
9.- La ubicación en el altar era: Los novios en el centro, las niñas del cortejo al lado del novio, los varones al lado de la novia, y luego los padrinos, que no eran necesariamente los padres: se podían elegir entre familiares y amigos.-
10.- Luego del casamiento los novios recibían el saludo de familiares y amigos en el comedor o la sala de los padres del esposo.-
11.- No era costumbre hacer regalos a los novios, pero se sujetaba un billete de la blusa de la novia, como ayuda económica para la nueva familia. Otra costumbre de dinero era comprar el derecho a bailar con la novia durante los festejos.-
12.- Bajo una o varias gigantescas carpas que se armaban para el casamiento se brindaba, se comía, se cantaba mucho y se bailaba mientras duraba la fiesta.- La celebración duraba por lo menos 3 días seguidos, (y a veces hasta 8 días) desde las 9 de la mañana hasta las 12 de la noche, hora en la cual los novios volvían a la casa de sus respectivos padres.-
13.- Una costumbre de la última noche, era ir por debajo de la mesa para robarle el zapato o a veces la liga a la novia, (sin que lo pudieran evitar 2 personas que oficiaban de guardias). Luego el zapato se remataba en la fiesta y el dinero recaudado era para ayudar a los novios. Otras veces el novio debía pagar para recuperar el zapato.-

Fuentes documentales:
a.- Los Alemanes del Volga, de Victor Popp y Nicolas Dening.-
b.- Los abuelos alemanes del Volga, de Alberto Sarramone.-
c.- Los alemanes del Volga. Anselmo Schanberger, vivencias de un descendiente, de Haydee Elida Tate de Schanberger y Anselmo Schanberger.-
d.- San Miguel Arcángel: 100 años de historia Alemana del Volga, de Christian Jungblut.-
e.- Vaterland. Alemanes del Volga en San Miguel Arcángel, de Inocencia Seitz.-

domingo, 9 de octubre de 2016

Nuestras madres alemanas del Volga eran mujeres sabias

Mi madre me dijo que recordara el lugar de dónde vengo, la casa de adobe, la comida humilde, las reuniones familiares, las calles de tierra, las gentes sencillas, honradas y sinceras. Las personas buenas y trabajadoras. Los domingos de fiesta. Los días felices. También los días tristes. Para tener presente durante toda la vida que nada es para siempre y que después de cada tormenta siempre sale el sol y que aún en la noche más oscura, las estrellas nunca dejan de brillar y Dios nunca deja de protegernos.
Mi madre era una mujer sin estudios académicos pero tenía la sabiduría de la vida, esa sabiduría que no se enseña en la escuela ni en las universidades, esa sabiduría que solamente tienen ellas, las madres alemanas del Volga.

viernes, 7 de octubre de 2016

A la memoria del horno de barro

El horno de barro yace arrumbado en el fondo del patio, rodeado y cubierto de yuyos. Los ladrillos de adobe dispersos. Su panza destripada. Su corazón al desnudo. Y su alma muerta en el olvido.
Su memoria guarda recuerdos de un tiempo que no regresará. Una época en que en sus entrañas se horneaban Dünne Kuche, Brot, Füllsen y mil delicias más.
Murió la tarde en que abuela cerró mansamente sus ojos y encomendó su alma a Dios. Desde esa fatídica jornada nunca nadie volvió a encenderlo para hornear ninguna comida tradicional más y su estampa, en el fondo de la casa, comenzó a desaparecer, a extinguirse en el pasado, hasta hoy, en este preciso instante, en que lo rescato del olvido en estas palabras.

jueves, 6 de octubre de 2016

Se agotó la décima edición del libro “La gastronomía de los alemanes del Volga”, del escritor Julio César Melchior

Por Federico Ledezma

Se agotó la décima edición del libro “La gastronomía de los alemanes del Volga”, del escritor Julio César Melchior, alcanzando un éxito sin precedentes dentro del marco del rescate de la historia, cultura y gastronomía de los alemanes del Volga. La obra rescata más de 150 recetas tradicionales.  Nos informa el escritor que dentro de unas semanas saldrá a la venta una nueva edición, que será la undécima. Y que, seguramente, volverá a repetir el éxito alcanzado en las ediciones anteriores.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Gracias por ayudarme a entender y comprender a mi mamá, abuela, tías, y a valorar cada acto que tuvieron en esta vida

Carta de Nélida Streitenberger
83 años, docente jubilada

Siempre quise saber, mamá, por qué tu mirada cargada de amor estuvo triste hasta el último de tus días. Por qué tu voz hermosa con la que entonabas cánticos bíblicos o de iglesia, transmitía resignación. Y por qué vestías de luto no solamente tu cuerpo sino también tu alma.
Fuiste muy bonita, mamá, con tus ojos grandes y claros, tu piel blanca y tu inocencia y dulzura. Pero dentro de ti había lago muerto, algo que no pudo ser. Nunca me animé a preguntarte porque sabía que eras de pocas palabras y que de ciertos temas no se hablaba. Creo que tampoco hubieras sabido explicarme. Y yo recién los descubrí a mis 83 años, cuando ya hacía medio siglo que te habías muerto. Y desde el día que lo supe, te amo cada día más, mamá.
Gracias al libro del escritor Julio César Melchior “La vida privada de la mujer alemana del Volga” pude saber que tu tristeza fue la tristeza de todas las mujeres, que sólo sentían la felicidad en la música de las fiestas, en el atardecer, en el día que concluía y las labores de la casa estaban realizadas.
Gracias Julio por ayudarme a entender y comprender a mi mamá, abuela, tías, y a valorar cada acto que tuvieron en esta vida.

martes, 4 de octubre de 2016

Se llevará a cabo la tercera feria “Unser Saich” (Nuestras cosas), de artesanías y gastronomía alemana

Por Rocío Reser


“En nuestras ferias vas a poder encontrar una gran variedad de gastronomía alemana y diferentes tipos de artesanías pero además vas a poder disfrutar de otros atractivos del pueblo, como lo es La Casa del Fundador, de Daniel Minig, que abrirá sus puertas para pasar una hermosa tarde llena de diferentes actividades. ¡Te esperamos!”.

lunes, 3 de octubre de 2016

Recuerdos inolvidables de la vida cotidiana de los alemanes del Volga

Se entregaron reconocimientos durante la fiesta Kerb, en Pueblo Santa Trinidad


A Don Aurelio Scheffer y su comercio, reconocimiento que recibió su esposa Norma. A Doña Camila Gaitán con 99 años, una de las primeras residentes del Barrio Los Manantiales. A Ricardo Werbag, un almacenero histórico de Santa Trinidad con 56 años de trayectoria. Además se entregó un reconocimiento especial a Carlos Bineder por su colaboración en la puesta en marcha de la calesita inclusiva. A Dora Sieben y su hermana por el trabajo en los murales.

Con la presencia de las autoridades Municipales encabezadas por el Intendente Municipal Roberto Palacio, el Presidente del Concejo Deliberante Contador Carlos Delgado, concejales, consejeros escolares, miembros del gabinete de la Municipalidad y referentes del Pueblo Santa Trinidad se llevó a cabo en las magnificas instalaciones del Salón de Usos Múltiples de la Escuela Primaria Nº 5 el acto protocolar previo al oficio religioso.
Para entonces ya se había confirmado que por las condiciones desfavorables del tiempo el desfile de las instituciones fue suspendido, no obstante, el acto central con la entrega de las distinciones y los mensajes de estilo se llevó a cabo con la finalidad de entregar una serie de distinciones a distintas personalidades de la comunidad.
Inicialmente y a modo de agradecimiento por los servicios para la puesta en marcha de la calesita inclusiva se entregó un presente recordatorio a Carlos Bineder, “MacGyver”, que como dijo el Delegado Municipal Gonzalo Graff en su momento, se puso la calesita al hombro y con su trabajo y compromiso logró que se pusiera en marcha el sábado de Kerb.
“La fue aportada por la comunidad educativa y cooperadora de la Escuela Primaria N° 5 y se encuentra emplazada en el anfiteatro Andrés Schwab”.
Entregó el reconocimiento el Delegado Municipal de Santa Trinidad, Gonzalo Graff.
Luego fue destacada Dora Siben, quien trabajó en la restauración de murales ubicados en distintos espacios verdes de la comunidad, por lo cual el Delegado Municipal fue quien entregó el presente recordatorio.
En la apertura del acto el locutor oficial de la Municipalidad Marcelo Castorina leyó una nota de Don Carlos Weigardt presidente de la Comisión Parroquial donde narra detalladamente todas las alternativas que históricamente se vivieron para la declaración de las Fiestas Patronales de Pueblo Santa Trinidad, el significado puesto de manifiesto por la fe, la dedicación y esfuerzos de los antepasados para la construcción del templo de la Santísima Trinidad que está próximo a cumplir 100 años, para lo cual se trabajó en su reacondicionamiento, pero dejaron bien sentado en esa declaración el sentido religioso que la fecha tiene.
Más tarde comenzó a oficializarse la entrega de una serie de reconocimientos a vecinos destacados de la comunidad y para ello se hizo alusión al almacén y emprendimientos de rejillas de Aurelio Scheffer, conocido como “El Relo” Scheffer, encontrándose en el salón su esposa Norma y su hijo Norberto quienes recibieron la distinción.
Con 27 años de trayectoria ininterrumpidos en la comunidad Aurelio Scheffer estuvo al frente del almacén “El Hogar de Gonzi”, procediendo a su apertura en junio de 1989. 
Se ha transformado en un permanente colaborador de las instituciones de Santa Trinidad. 
Cabe destacar que hace unos años comenzó con la fabricación de rejillas con una maquina propia junto a sus hijos y nietos. Entregó la placa el Secretario de Gobierno y Seguridad Guillermo Sol.
Luego lo propio ocurrió con Doña Camila Gaitán con sus 99 años de edad, actual residente del Barrio Los Manantiales, un trabajadora ejemplar y una vecina destacada de la comunidad, acompañada de Nelly Ramos, fue el Intendente Municipal Roberto Palacio quien le formalizó la entrega de la plaqueta recordatoria.
Camila Gaitán nació en Buenos Aires el 22 de abril de 1977, hoy con sus 99 años es un verdadero ejemplo.
Es uno de las primeras habitantes de barrio Los Manantiales. Trabajó en la Sociedad de Socorros Mutuos puntualmente en el sanatorio, como cocinera y más tarde como telefonista hasta su jubilación. Integró la Legión de María y la renovación carismática, junto al padre Amuchastegui, incluso llevando la comunión a los enfermos.
A Ricardo Webag le entregó el reconocimiento el concejal Pablo Martínez, por tantos años de dedicación comercial en un local ubicado en Santa Trinidad, que se lo ubica prácticamente por su punto de referencia y fiel testigo del crecimiento del Pueblo Santa Trinidad.
Don Ricardo Ernesto Werbag, quien nació el 8 de marzo de 1946, es hijo de Serafina Siben y Andrés Werbag. Con apenas 14 años de edad, quedó al frente del “Almacén y Bar don Andrés”, junto a su madre tras el fallecimiento de su padre.
Es así que durante varios años atendió el almacén familiar y el bar, modalidad ésta muy común en las colonias alemanas. 
En 1973 se casa con Ester Martel, años más tarde solo se dedican a la atención del almacén. Es por ello que se agasajó a unos de los primeros almaceneros y comerciantes de Santa Trinidad que hoy después de 56 años sigue trabajando con el mismo espíritu y cordialidad que lo caracteriza. 
Durante el acto de entrega de reconocimientos, también el Intendente Palacio junto al concejal Augusto Berg entregó un aporte económico a la Biblioteca Zulma Bonaterre quien además recibió una bandera de ceremonias Argentina por parte de la Subsecretaria de Relaciones Institucionales, Nerina Neumann.
El Dr. Emiliano Balbin, en nombre del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, entregó una bandera de ceremonias Argentina a la Delegación Municipal.
Después del acto se llevó a cabo la misa en acción de gracias en la parroquia y a su término las autoridades participaron de un almuerzo en la sede del Rotary Club las Colonias y las actividades se llevaron a cabo en las instalaciones del Club San Martín de Santa Trinidad ya que el desfile se había suspendido por la mañana a pesar que después el sol se hizo presente.