Rescata

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lunes, 18 de julio de 2022

Yo me quedé soltera porque tuve que cuidar a mis padres- cuenta doña Ofelia

 Yo no me casé, tuve que quedarme soltera para atender a mis padres. Tuve un novio que me insistió mucho. Había comprado los anillos y todo; pero yo le dije que no, porque ¿quién se iba a hacer cargo de mis padres? Todos mis hermanos ya se habían casado. Lloré mucho, porque yo quería casarme y tener varios hijos, como mis dos hermanas. Pero no pude. Mis padres estaban solos y era la que quedaba sin casarse porque fui la menor de siete hermanos- cuenta doña Ofelia.
Así que mi novio se casó con otra mujer y tiene tres hijos. A veces, lo veo pasar y es triste pensar en lo que pudo haber sido mi vida. Hoy podría ser abuela. Pero estoy sola en esta casa que ahora me queda grande. Sin hijos. Sin nietos. Y sin marido.

lunes, 11 de julio de 2022

La 19º edición de la Schlachfest (Fiesta de la Carneada) mantiene vivas las tradiciones alemanas

Exitosa fiesta en el Salón Cultural Germano Argentino, con organización
conjunta de la Asociación Argentina de Descendientes de Alemanes del Volga, filial Coronel Suárez, y el Club Germano Argentino, de Pueblo San José. Hubo música, baile y la comida típica de la carneada.

Una de las fiestas más populares organizada por la Asociación Descendientes Alemanes del Volga y la Asociación Cultural Germano Argentina es la Fiesta de la Carneada, que tuvo su 19º edición, en el amplio y remodelado salón del club Germano Argentino en pueblo San José.
La fiesta tuvo como atractivo una propuesta variada del menú típico de una carneada, este año con el agregado de un leberwurst casero, la presentación del Alles Froh y la música del grupo Astral con su despliegue y lo mejor de la música alemana.
La comida se llevó un lugar importante en la consideración de los asistentes, cerca de las 10:00 de la noche los mozos llevaron hasta el centro del salón los tradicionales carritos con los productos típicos de la carneada, con platos que incluyeron entre otras cosas morcillas blancas y negras, chorizos caseros, queso de chancho, jamón crudo y ensalada de papas, como entrada, además del ya mencionado leberwurst. Luego el tradicional chorizo hervido con ensalada y como plato principal carne con papas para coronar con helado de postre.
Desde distintos puntos del país llegaron delegaciones para disfrutar de esta fiesta que tiene reconocimiento provincial desde hace once ediciones.
Al momento de los discursos tanto Juan Hippener como Hugo Schwab, organizadores, destacaron el esfuerzo previo de los colaboradores de siempre, con los asadores, las mujeres que trabajan en la cocina y el espíritu festivo que siempre los acompaña.
Juan Hippener, presidente de la Asociación Descendientes de Alemanes del Volga, dijo que “son tantos años de sacrificios y alegrías para que la gente disfrute. Hace 19 o más años que comenzó esta fiesta, éramos un grupo de aquellos pioneros que hoy ya no están, soy el último”. 
Además sostuvo que “ellos me enseñaron todo y agradezco de corazón a todos los que vinieron a disfrutar. Trabajamos desde hace varios días para esta fiesta y agradezco a Dios que me sigue dando salud para poder estar una vez más en esta fiesta”. 
Hugo Schwab, emocionado por la entonación del Himno Nacional Argentino, ya que es la primera vez que la fiesta se celebra un 9 de Julio, Día de la Independencia, recordó un poema de su autoría escrito hace tiempo que habla del sacrificio de aquellos alemanes que llegaron con dudas, sueños y muchas ganas de trabajar y fueron recibidos por un país que les abrió las puertas. 
El intendente de Coronel Suárez, Ricardo Moccero participó junto a su secretaria privada Estefanía Vallejos y los delegados de los pueblos San José y Santa Trinidad de esta edición de la fiesta. 
El Jefe Comunal elogió a la entidad organizadora del evento popular, que sin lugar a dudas refleja el quehacer de los antepasados reafirmando el interés y vocación puesta al servicio de mantener intacto el criterio que recupera y trasciende los usos y costumbres de nuestros Pueblos Alemanes y sus descendientes.
Mencionó su paso por Alemania y dijo que “esta fiesta es un orgullo. Estamos muy contentos de tener esta gente trabajadora y dedicada. Después de dos años hoy podemos festejar todas las fiestas que vienen por delante y lo más importante es estar unidos y conservar las tradiciones”. 
La fiesta tuvo un momento de reconocimientos y este año recayó en un colaborador incansable y silencioso, Daniel Verdecchia quien recibió una placa acompañado de su familia y se llevó el aplauso y el reconocimiento de todos. 
El grupo Astral y el ballet de Alles Froh completaron la noche con su alegría e hicieron bailar a todos los presentes hasta altas horas de la madrugada. 






viernes, 8 de julio de 2022

Los hornos de barro del Club Germano cocinarán unos 300 kilos de carne

 Se recuperaron dos de los tres hornos que tuvo el club, desde sus inicios. Desde hace un
tiempo se han puesto en funcionamiento otra vez, en diferentes eventos. Y será allí, donde por primera vez se horneará la carne que será servida como tercer plato en la Fiesta de la Carneada, en Pueblo San José, Pcia. de Buenos Aires.
Diego Dome es el responsable de esta recuperación. Cuenta que los hornos, “son prácticamente de cuando nace el club. Se usaban momentáneamente después, y luego fueron quedando en el olvido”. 
Recuerda que tenía unos 12 o 13 años, cuando su tío Reynaldo Dome, era un habitué del club Germano, y siempre cocinaba. “Un día se casa una tía mía, hermana de Reynaldo. Yo estaba sentado en lo que era todavía una cocina chica, cuando Reynaldo me pregunta si quiero aprender a usar los hornos”. 
Relata Diego que fue en ese momento, donde le transmitió algunos secretos. “Me dijo cómo tenía que hacer, cómo tenía que quemar y hasta que altura tenía que quedar la parte blanca de los ladrillos, para que el horno esté caliente. Eso, quedó en la historia. Yo tenía 13 años”. 
Cuenta que en el año 2013, después de la fiesta de los 125 años de la fundación de la colonia, hablando con Hugo Schwab, le preguntó que se podía hacer con los hornos. Ahí Diego le dijo que se podían usar. Le propuso probar y ver si respondían de la misma manera. “Los prendimos y ahí hicimos creo que 60 kilos de carne. Salió espectacular, me acordaba de las instrucciones que me había dado Reynaldo Dome en ese momento; lo hice de la misma manera y salió genial”. 
A partir de ahí, se hicieron muchos acontecimientos usando estos hornos. Fiestas de casamiento, fiestas de 15, otros eventos. Pero será la primera vez que serán usados para la Fiesta de la Carneada. “Es historia viva, historia que se puede palpar. El gusto es distinto, único”, dice Diego Dome, que tendrá la responsabilidad de cocinar unos 300 kilos de carne para servir a casi 700 comensales, este sábado. 

Padre e hijo: el privilegio de seguir juntos la tradición

Fuente: lanuevaradiosuarez.com.ar 

Marcelo Waigel tiene 75 años, es quien enseñó a su hijo Gustavo esta tradición de las carneadas. La que –cuenta en una entrevista, mientras ayuda a embutir chorizos-, aprendió de sus suegros.
Dice que su hijo lo hace trabajar mucho con “estas locuras de Juan y Gustavo. Nosotros, somos todos ayudantes”. En este hombre se ve la satisfacción del trabajo compartido, con una tradición transmitida de generación en generación. 
Recuerda que “aprendí con mi suegra, mi suegro. Yo era recién casado. A veces nos quedábamos los dos solos, mano a mano, son mi suegra, trabajando en esto. Comprábamos los cerdos. Se hacía un chancho grande y una vaca. Era mucho trabajo. Eran 3, y a veces, hasta 4 días de trabajo ininterrumpido”. 
Dice que si bien, hay diferentes variaciones para elaborar la morcilla negra –pueden llevar pedacitos de chocolate, pasas de uva, nueces-, en lo de sus suegros, se hacía la variedad común, sin estos agregados. Y se hacía más o menos la misma cantidad de morcilla negra que blanca. “Antiguamente, la morcilla negra era toda cortada a cuchillo. Ahora, se pica todo”, dice. 
“Me encanta participar en esto”, dice Marcelo Waigel, mientras, continúa trabajando con entusiasmo, con el placer de estar participando en los preparativos de esta fiesta, apoyando a su hijo y a toda la comisión organizadora.

Chorizos embutidos, queso de cerdo cocinado y prensado, sabrosas morcillas blancas y negras, listas, para la 19° edición de la Fiesta de la Carneada

Ya se siente el aroma, el sabor y la alegría de una nueva edición de la Fiesta de la Carneada,
que tendrá desarrollo el sábado en el Club Germano de pueblo San José, en la Provincia de Buenos Aires, en su edición número 19.
En estos días, la amplia cocina del Germano ha estado con la actividad a pleno. Como este jueves por la tarde, por ejemplo. Mientras en una mesa embutían chorizos, en una batea, se seguía “dándole masa a la carne”, como se dice en la jerga de esta fiesta y de esta actividad.  
En otro lugar, manos laboriosas picaban cebolla de verdeo y perejil a raudales, para condimentar toda la factura de cerdo, estrella indiscutida de esta celebración que rescata costumbre de muchas familias que con las carneadas se aseguraban comida para pasear el invierno y más también.  
Con tanto alimento a disposición, se podía recibir visitas sin problema, aun cuando llegaran sobre el horario de la cena o el almuerzo, y para poder atender parientes por varios días, total, en las despensas abundaban los chorizos secos, las morcillas, y los jamones, para compartir con los seres queridos. 
La Nueva Radio Suárez visitó la cocina del Club Germano, para poder ver todo este maravilloso trabajo de elaboración, que el sábado, tendrá cerca de 700 bocas, degustando toda esta enorme producción. Por allí estaban muchas personas trabajando, hombres y mujeres; muchos conocidos,
otros no tanto, pero todos laborando con empeño, dedicación y entusiasmo, porque después de 2 años vuelve la Fiesta de la Carneada con fuerza y entusiasmo renovado. 
Dicen que el plato inicial tendrá alrededor de ½ kilo de facturas de cerdo, a saber: queso de chancho, morcilla blanca, morcilla negra, queso de leche de vaca, chorizo seco, salamín, leberbusch, la novedad que se incorpora en la edición número 19 de la Fiesta, que tendrá desarrollo este sábado. Y por supuesto, ensalada rusa –para acompañar-. Esto será el principio, porque después la cosa seguirá con chorizo hervido; un tercer plato con carne al horno con papas; y postre. A la madrugada -¿quedará hambre, todavía?-, se servirá, en sándwich, las patas flambeadas, con varias horas de cocción, lo que asegura que salgan bien tiernas. 
Hugo Schwab, Diego Dome, Gustavo Waigel, el padre de Gustavo, Marcelo Waigel, Daniel Verdecchia; por nombrar algunos de los que estuvieron trabajando mucho esta semana. Y por supuesto, Juan Hippener, vigilando de cerca que todo se realizara según lo previsto, eran algunas de las muchas personas que ayer por la tarde trabajaban con un entusiasmo increíble en el Germano, en los preparativos centrales de esta fiesta. 
Se cargaban entre ellos, había diferentes opiniones sobre el nivel de condimentos para las facturas que se iban elaborando, debatían si más o menos sal, como parte del folklore de esta fiesta. 
“Aprendí la mayoría de él y de mi abuela que en su momento era una intrépida dentro de lo que eran las carneadas, hasta los 80 años estuvo dando vueltas dentro de las bateas. Es, como seguir una tradición”, dijo Gustavo Waigel, refiriéndose a su padre. Agregó que “esto, le gusta a la gente”. Y a todos los de la comisión del Germano y de la Asociación Alemanes del Volga, les gusta mucho por supuesto. Ya saben que el chorizo que se secó y el salame, salió espectacular. 
Cómo saben que esto –el chorizo que se va a servir hervido y que se dispondrá para secar, también- va a estar bien condimentado?, le preguntamos a los entrevistados con ignorancia. La respuesta de Gustavo: “Ese es el secreto que tenemos guardado bajo 7 llaves con Juan. Tiene que ver la mano, el amasado, el porcentaje de carne de cerdo y carne vacuna; tiene que ver con el lugar donde se seca. Y el paladar”. 
Daniel Verdecchia, fue el encargado entre otras cosas, de condimentar el queso de cerdo. “Va a salir bien”, aseguró. Y sin grasa, porque se ocupa de desgrasarlo bien, después de la cocción. 
En bateas grandes, más de 200 kilos de carne de cerdo y vaca, picada, fueron amasados por varias horas, “dándole masa, para ligar, porque si no, la carne queda suelta. Tiene que quedar pegada entre sí, porque de lo contrario queda con aire al embutirlo”, explicaron. 
En tanto, en Juan Hippener, la emoción y la ansiedad eran evidentes. Emoción contenida por dos años sin poder realizar esta fiesta, por la pandemia. Sin poder probar mucho de esto que se está elaborando porque los médicos le han recomendado cuidarse por su salud coronaria.  Explicando, que la ansiedad que siente se va a calmar, recién cuando la gente esté probando el primer plato, que tiene todas las elaboraciones estrellas de esta fiesta y dé su aprobación. 
Después que se suceda el segundo y tercer plato, cuando todos estén satisfechos, ahí se va a producir un clásico: Juan Hippener el creador de esta fiesta, ingresando al salón colmado por 700 personas, con los brazos en alto, saludando a todos, con la satisfacción del deber cumplido, por el trabajo en equipo de muchas personas, y dejando bien arriba una de las más arraigadas tradiciones de los alemanes del Volga, las carneadas.


jueves, 7 de julio de 2022

Los cachorros de la señora de la canasta

 Yo tenía diez años- cuenta don Simón- cuando regresé de la escuela y mi hermana, que era dos años mayor, llegó corriendo gritando “vení, Simón, vení a mirar lo que pasó. No lo vas a poder creer”. Mi hermana estaba feliz. Ni me dio tiempo a dejar los útiles ni de quitarme el guardapolvo. Me agarró de la mano y me llevó casi corriendo al fondo de casa y me pidió que me metiera, arrastrándome, en un hueco que había en los ligustrines. Desconfiado y todo, lo hice. Cuando estuve dentro del hueco descubrí algo que me dejó asombradísimo para mis diez años: mi perro, el perro que me había regalado el abuelo, estaba amamantando a ocho cachorritos. Me quedé un rato ahí observando obnubilado y sin comprender. Eran tan pero tan hermosos. Cuando salí del hueco mi hermana ya no estaba, así que ingresé a la casa para preguntarle a mi madre qué es lo que había pasado. Me respondió que a la mañana cuando me fui a la escuela había pasado una señora con una canasta regalando cachorritos. Yo me sentía infinitamente agradecido hacia esa señora.
A partir de allí les mostré mis hermosos cachorros a todo el mundo. Mis amigos se sentían tan felices como yo, todos querían un cachorrito. Pero yo no quería entregar a ninguno. Lo único que me parecía curioso es que las personas mayores me miraran con cara de pobre angelito cada vez que repetía la historia de la señora de la canasta regalando cachorritos. Uno de mis amigos se enojó mucho porque no podía creer, indignado, que la señora no hubiera pasado también por su casa. Si él también tenía un perro que se llamaba Fritz.
¿Por qué su perro no podía estar amamantando también cachorritos? ¡Que señora tan mala!, repetía una y otra vez.
(El mundo infantil en el que crecieron, se formaron y desarrollaron nuestros ancestros, con sus costumbres y tradiciones, incluido el idioma que, lentamente, se va olvidando y por ende perdiendo, se rescatan en el libro "La infancia de los alemanes del Volga". Para más información, comunicate al correo electrónico juliomelchior@hotmail.com).

martes, 5 de julio de 2022

Me casé tres veces y tres veces quedé viuda, cuenta doña Elisa

 Me casé tres veces. Mi primer marido se llamaba Pedro. Bebía muchísimo. Se la pasaba en el bar. Siempre regresaba borracho y con ganas de pelear conmigo. Una vez se enojó tanto porque la comida estaba fría que me clavó un cuchillazo en la pierna. Estuve varios días en cama, porque había perdido mucha sangre. Pedro murió joven. Lo mataron en una pelea, en el campo. Estaba borracho. Con él tuve dos hijos- revela doña Elisa.
Mi segundo marido se llamó Agustín. Me volví a casar porque tenía que criar a mis hijos. No tenía a nadie que me ayudara. En aquel tiempo no existían las ayudas sociales. Mis padres ya tenían suficiente con criar sus propios hijos.
Agustín también me maltrató y humilló mucho. Tuvo una amante que vivía en la otra cuadra. Los domingos los pasaba con ella, porque mi marido no estaba. Una vez se lo reproché u me rompió la nariz de un trompazo. Nunca volví a decir ni hacer nada más que llora y llorar. Con él tuve cinco hijos. A Agustín lo mató el marido de su amante, que un día llegó antes de lo previsto y los encontró juntos. Le pegó un tiro en la cabeza. Mi hijo menor tenía seis meses.
Por eso, mis padres y hermanos me consiguieron un marido. Uno de cincuenta y ocho años, que fue muy bueno conmigo. Nunca dejó que me faltara nada, ni a mí ni a mis hijos. Era muy generoso y me daba todos los gustos. Nos fuimos a vivir a su casa y tuve dos hijos más.
Volví a quedar viuda muy joven y con hijos, pero esta vez ya no quería casarme, porque estaban mis hijos mayores, que me ayudaron a criarlos y así salí adelante. Fue muy difícil porque todos insistían que tendría que volver a casarme pero yo ya no quería saber nada. Prefería a estar sola a tener que volver a pasar por todo lo que pasé- confiesa doña Elisa.
(El mundo de la mujer, secreto, íntimo, censurado, tabú, condenadas por el patriarcado, siempre olvidadas y bajo el yugo de la iglesia, tienen la palabra por primera vez en las páginas del libro "La vida privada de la mujer alemana del Volga", donde revelan todo el mundo que fueron descubriendo y creando, sin tapujos y sin miedo.
El libro se encuentra a la venta y se envía a domicilio a través de Correo Argentino con seguimiento on line. Para mas información comunicarse por correo electrónico juliomelchior@hotmail.com).