Granos de trigo helados
se escurren entre los dedos
del anciano que ve
la cosecha perdida.
Secos de escarcha,
húmedos de llanto,
los granos caen
a los pies del inmigrante.
Trocando la esperanza
en angustia y desesperación,
desaliento y fracaso,
amargura y preocupación.
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