Graciela Schmidt y un libro catártico y profundo que presentará el próximo 20 de abril. |
Gentileza de Diario
Nuevo Día
Graciela
Schmidt presentará su primer libro – “Ofrenda” – el próximo 20 de abril en la
Biblioteca Sarmiento. Poemas urgentes, clavados en un presente tumultuoso,
cargados de tristeza y con anclaje en la infancia y en la lectura de los
grandes de la literatura pero con un mensaje univoco y universal con influencia
marcada de ese gran poeta de la Humanidad que fue Walt Whitman.
“Me celebro y me canto a mí mismo/ Y lo que yo
diga ahora de mí, lo digo de ti,/ porque lo que yo tengo lo tienes tú/ y cada
átomo de mi cuerpo es tuyo también” cantó hace 150 años ese gran poeta
universal que fue Walt Whitman y pocos entendieron su mensaje integrador y
humanista.
Sin embargo, el tiempo fue poniendo las cosas
en su lugar y el mensaje caló hondo y profundo en el alma de millones de
personas. Hoy, releyendo este primer canto uno puede concluir que también este
es, de alguna manera, el mensaje que Graciela Schmidt quiere ofrendar a sus
lectores en el libro que el próximo 20 de abril presentará en la Biblioteca
Popular Sarmiento.
Allí, ella buscará con sus poemas invitar a la
reflexión transitando temas fundamentales de la existencia humana como la
muerte, el dolor, el amor, el alquiler de vientres, la libertad sexual.
“Ofrenda”, que así se llama el libro, está
escrito en verso libre, una especie de poesía narrada o de prosa poética y
contiene un registro de voces sincopadas que conversan, dialogan,
suplican y agradecen en simbiosis con los cásicos de la literatura universal,
con un marco de respeto y admiración, especialmente hacia el Fausto de Goethe.
“Este libro es una necesidad espiritual y
temporal también, algo que escribí y no corregí porque pensé que no me quedaba
tiempo y es mucho más mi voz que la que cualquiera de ustedes puede escuchar si
habla conmigo”, confiesa la autora en una entrevista con Nuevo Día, en la que
cuenta que el clic se produjo cuando en 2009 le diagnosticaron un cáncer.
“Es una ofrenda a cada uno de mis lectores,
para mí lo que vale es que cada uno toque mi libro, lo pasado ya pasó, lo del
futuro nadie lo conoce y es lo de hoy, y lo de hoy va a ser cuando cada lector
me lea”, advierte muy convencida.
Graciela Schmidt admite que sus poemas buscan
concentrarse en las sensaciones del cuerpo y en las percepciones del espíritu
porque todo es intuición. “Dioses y héroes pasan a lo largo de la obra para ser
eternizados, ya que en ellos palpita el alma de los personajes”, cuenta,
advirtiendo que “este libro transmite energía y si bien es fuerte, muy fuerte,
y puede parecer muy triste también remeda lo que decía Alejo Carpentier, que
pensaba que bueno estaría empezar por morirse y terminar en el útero”. La
escritora dice que este libro es algo así: “empiezo por todos los dolores, el
de haber perdido a mi padre, a mi madre, después con todos los avatares de la
vida y después me introduzco en el tema del amor, amor pasional, amor sexual,
que fue muy fuerte como redención, como pacto previo a la paz total, porque sin
amor no se puede nada, y hablo específicamente de todo tipo de amor, pero sobre
todo del amor pasional y sexual”.
Imágenes, ironías, sentencias. La autora no tiene empacho en confesar sus más secretas intimidades creando hermosos remansos y esperanzas, aún en los poemas más dramáticos y duros.
Imágenes, ironías, sentencias. La autora no tiene empacho en confesar sus más secretas intimidades creando hermosos remansos y esperanzas, aún en los poemas más dramáticos y duros.
Una obra en cuatro
“Ofrenda” está dividido en cuatro
partes: Ofrenda a mis padres, a la vida, al amor y a Dios, como búsqueda de la
paz.
Es, a la vez, metáfora del
desarrollo humano; niño, adolescente, adultez y vejez, contención, rebeldía,
orden y paz. Admite la escritora que sus palabras son pasos y huellas en el
camino en los que se entrelaza otra historia en tres poemas, entrecruzándose
con la obra de Goethe. “Los tres comienzan con monólogos de Mefistófeles en el
palacio: en el primero niego a éste su triunfo, el segundo cambia las leyes
universales y el tercero desencadena en un desenlace majestuoso y lo sentencia
al traer la certeza como última ofrenda a la humanidad”, cuenta la autora,
definiendo a su libro como una obra apocalíptica que viene a revelar los
misterios de las sombras y a anunciar la luz.
Graciela Schmidt admite la
impronta de su enfermedad en la decisión de dar a conocer esta obra. “Pero lo
hago no sólo por mí sino porque vi cosas que le sucedían a otras personas que
no son para avergonzarse, y ahí me di cuenta de que nos falta, de que hay otras
miradas, de que la sociedad aún debe cambiar su óptica, como la de aquella
mujer que hoy ya no está que me dijo que tenía la suerte de tener cáncer y no
Sida, y fue entonces que me pregunto, ¿cuál es el problema del Sida, la
elección sexual?”, se pregunta con cierto dejo de dolor. “Esas cosas te van
marcando y si fue algo brusco pero para bien, es un crecimiento, de hecho hoy
me dedico a vivir el momento, no sé lo que viene, nadie lo sabe”,
reflexiona.
Este texto, escrito en horas
turbulentas, marca un paralelismo entre su vida y situaciones funestas: los
mundos paralelos de estar en una pileta bañándose y poco después en una
entrevista con el oncólogo, cenando con amigos, pero antes entrando a la pieza
a ponerse su peluca. Son esos mundos paralelos caras de una misma moneda, la de
la vida.
En definitiva, “Ofrenda” está
escrita con el alma, los trozos de Graciela se reparten en cada lector y son el
camino que ella encontró para buscar su Itaca, que no es otra que la paz.
Esa Itaca de Kavafis, ese poeta
griego que tanto admira y que le ordena mantener en su pensamiento siempre en
esa Itaca:
Llegar allí es tu destino.
Pero no apresures por nada el
viaje,
mejor que dure muchos años;
para que ya anciano llegues a la
isla
enriquecido de cuanto ganaste en
el camino
sin esperar riquezas de Itaca.
Itaca te brindó un maravilloso
viaje.
Sin ella nunca hubieras
emprendido el camino.
Otras cosas ya no tiene para
darte.
Aunque pobre la encuentres, Itaca
no te engañó.
Sabio como has llegado a ser, con
tanta experiencia,
ya habrás comprendido qué
significan las Itacas