Autora:
Josefina Lindner
Ante todo quisiera definir esta
palabra donde he volcado mis pensamientos más sinceros. No he
recurrido a un simple diccionario sino que llego al significado entendiendo que
pobreza es una necesidad, una palabra que transmite una mezcla de sensaciones
perturbadoras.
-¿Existe la pobreza sin jamás
haberla visto? –pregunto.
Hace varios meses me he
cuestionado esto sin darle demasiada importancia a la respuesta ya que jamás
había visto un caso impactante en la ciudad donde vivo.
Pero un día todo cambio: llegué a
una conclusión. Mis pensamientos cambiaron repentinamente.
Había salido en auto y
recorriendo la localidad me encontré en una calle muy solitaria. Al observar a
mi alrededor pude sentir un escalofrío recorrer mi cuerpo lentamente cuando frente
a mis ojos vi reflejada la POBREZA.
Tan solo tres años habrán tenido
esos pequeños, deambulando por el techo de su pocilga ya que no conseguía
llamar casa al lugar donde vivían. Por unos instantes me sentí tan culpable. Mis
pensamientos me llevaron a preguntarme de por qué había llegado allí, a esa
calle desolada donde solo ellos permanecen inciertos. Me surgieron sentimientos
profundos de angustia, y una interrogación: ¿Por qué ocurre esto?
Seres inocentes en busca de paz,
aislados del fruto, que solo intentan sobrevivir en este mundo sin piedad, con
sus piecitos tan fríos lastimados por el dolor de esta humanidad, donde la
mayoría de la gente solo busca futuro en medio de la nada Seres atados a
cadenas que no les permiten avanzar, que marchan recolectando lo que a su paso
les dan: hambre, miseria sin un refugio digno, sin un hogar.
No me costó ni un segundo pensar
que yo como la mayoría estamos en el día deseando en un cálido sillón
consumiendo lo que tenemos quejándonos, queriendo aún mas sin ponernos a pensar
que muchos seres como ellos no tienen ni una migaja de pan.
Con esta cruel verdad pretendo
concientizar y hace reflexionar a todos, sobre un drama que sucede en todos
lados, no en determinado lugar, solo que nuestros ojos no lo quieren ver.
Serán pocos o tal vez muchos más
pero están permanentemente acudiendo a las sobras que rechazamos. Muchos de
ellos quisieran estar en nuestro lugar, con un hogar cálido, con un poco de
felicidad. Pero solo son esclavos del hambre. Nadie acude en su lugar. Constantemente
soportan el frio de este mundo queriendo cambiar su destino pero siempre las
circunstancias los llevan al mismo lugar, ese nido de residuos donde buscan su
cena, donde hay días que quizás no comen.
Pongámonos a pensar. Somos
grandes, estamos capacitados para entender a lo que pretendo llegar: personas
como nosotros que día a día es consumida por el hambre y nosotros aquí, impasibles
a su drama.
Seres inocentes que solo buscan
paz, una comida digna, un sueño sin soledad.
Pensemos tan solo un segundo, no
mezquinemos lo que hoy en día tenemos. Muchos de ellos quisieran estar como
nosotros, muchos de ellos sueñan con estar en nuestro lugar.
¿Te detendrás a pensar en ellos como yo lo he hecho? Está en vos
cambiar su historia.
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