Nunca olvidó
la mañana aquella, en que apesadumbrado y triste, besó a su madre en la frente,
estrechó a su padre en un fuerte abrazo, y uno a uno les dijo adiós a sus
hermanos, un adiós eterno como los días y como las horas que pasan y no
vuelven, como el olvido que sepulta en el pasado hasta el recuerdo más querido
y añorado.
Nunca olvidó la mañana aquella
en que junto a otros emigrantes trepó al carro y al trote lento de los caballos
abandonó la aldea. Mientras en el aire flotaba el ahogado silencio del llanto
contenido de las madres, novias, hermanas... y de algunos que, mirando el
suelo, no querían despedirse, porque sabían, porque intuían, porque
comprendían, que nunca regresarían. Jamás lo lograrían. Nunca volverían a pisar
el amado suelo, ni abrazar a los seres queridos que permanecían en el portal de
la casa despidiéndolos.
Nunca olvidó la mañana aquella en que se alejó del Volga para siempre. Nunca. A pesar de que los años en la Argentina fueron dulces y prósperos. A pesar de levantar cosecha tras cosecha, de sembrar sueño tras sueño, ideal tras ideal, de construir un hogar, de tener hijos argentinos, nietos... Nada cambió. ¿O sí? Claro que cambió. Cambió su hogar, su terruño, su patria, que ahora se llama Argentina, la tierra de sus hijos, el país de sus descendientes... Todo cambió. Pero no cambiaron sus recuerdos ni su antigua angustia, esa angustia lejana que en madrugadas de insomnio le hace rememorar a sus padres y hermanos, que permanecieron allá lejos, allende el mar, en el Volga, esperando su regreso. Un regreso que esperaron en vano como en vano él esperó poder retornar un día para contarles que su sacrificio valió la pena, que “ir a América” no fue una locura, sino un hermoso y bello sueño.
Nunca olvidó la mañana aquella en que se alejó del Volga para siempre. Nunca. A pesar de que los años en la Argentina fueron dulces y prósperos. A pesar de levantar cosecha tras cosecha, de sembrar sueño tras sueño, ideal tras ideal, de construir un hogar, de tener hijos argentinos, nietos... Nada cambió. ¿O sí? Claro que cambió. Cambió su hogar, su terruño, su patria, que ahora se llama Argentina, la tierra de sus hijos, el país de sus descendientes... Todo cambió. Pero no cambiaron sus recuerdos ni su antigua angustia, esa angustia lejana que en madrugadas de insomnio le hace rememorar a sus padres y hermanos, que permanecieron allá lejos, allende el mar, en el Volga, esperando su regreso. Un regreso que esperaron en vano como en vano él esperó poder retornar un día para contarles que su sacrificio valió la pena, que “ir a América” no fue una locura, sino un hermoso y bello sueño.
Cuanta historia similares, mi bis abuelo Joseph Vetter, se despidio de sus padres y hermanos en la aldea de Sebastianfeld en rusia(hoy malakhove, ucrania)prometiendo venir unos años a la Argentina a trabajar y luego regresar con ellos, y si, america fue un hermoso y bello sueño, aqui dejo su descendencia, aqui habia tierra y paz, pero cuantas veces recordo su familia que la mano de acero de Stalin aniquilo finales de 1930 llegando al punto de ni querer que le hablen mas de rusia.
ResponderEliminarfetter_luis@hotmail.com
Gracias por compartir tus recuerdos y vivencias familiares, ello enrique la nota. Abrazo grande!!!
ResponderEliminarexcelente todo lo q compatis amigo...las historias son triste pero muy real como sucedieron en aquellos tiempos..........
ResponderEliminarQué ganas de llorar da, pobrecitos los que quedaron allá a merced de Stallin y el abuelo también que no pudo tener consuelo. Del pasado tenemos que aprender todos para no volver a repetir los mismo errores. Dios los estará consolando ahora en su gloria.
ResponderEliminarAsí es!!! Coincido con tu comentario. Vivieron momentos muy difíciles y duros. Muchas gracias por visitar el blog, leer y comentar.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestras visitas al blog y vuestros generosos comentarios, amig@s!!!
ResponderEliminarMI ABUELO TAMBIÉN TUVO QUE PARTIR DE UCRANIA,ASÍ CON MUCHA TRISTEZA, DEJAR TODA SU FAMILIA,PADRES,HERMANOS BUSCANDO NUEVOS HORIZONTES Y LLEGÓ A LA ARGENTINA Y NUNCA MÁS PUDO VOLVER, Y SIEMPRE SE LE NOTABA LA TRISTEZA EN SU ALMA.FUÉ POR ALLÁ POR EL AÑO 1930 0 31.Y VIVIERON MUCHOS MOMENTOS DIFÍCILES AÚN AQUÍ.PERO HOY YA DESCANSAN TODOS EN PAZ.
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