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lunes, 10 de noviembre de 2014

La obra de la Congregación del Verbo Divino entre los alemanes del Volga

Rev. P. Juan Zielinski,
un sacerdote que dejó
una huella indeleble
en la comunidad de
Pueblo Santa María.
“Los sacerdotes de la Congregación del Verbo Divino, enviados por el Papa León XIII, se hicieron cargo de las parroquias de las colonias alemanas del Volga de la Argentina en 1895. Ellos mantuvieron vigente no sólo la fe en Dios sino también la lengua alemana, al predicar los sermones en este idioma”.

Los Padres del Verbo Divino

“Es curioso observar al escribir o leer la historia de las co­lonias alemanas del Volga, que al igual que la Historia del pue­blo elegido, lleva tan íntimamente mezclados los acontecimien­tos naturales y los sobrenaturales, que su historia civil es una historia religiosa”, sostiene el Padre José Brendel.
Y agrega que “por eso, cuando a través de las colonias establecidas en la Argentina, nos llegan las cró­nicas de fiestas y el alborozado júbilo envuelto en banderas na­cionales, siempre hay un recuerdo para la benemérita acción de los Padres del Verbo Divino, cuyos miembros son enumerados escrupulosamente, y rodeados del nimbo que presta el afecto y el reconocimiento popular, pues forman parte integral de las poblaciones.
“En cuanto se establecieron las primeras colonias, y apenas llegados al país los Padres de la Sociedad, éstos se hicieron encontradizos con aquellas, como un envío providencial.
“No sé qué hay de especial en el alma de los alemanes de Volga que los inclina hacia esos sacerdotes, y qué en ellos que los man­tiene ligados estrechamente al desenvolvimiento y al afecto de las colonias.
“Si bien es cierto que en ocasiones aisladas, han intervenido en la población miembros de otros institutos religiosos, lo real es, que las colonias fueron y son la obra de los Padres del Verbo Divino, como allá en el Volga lo fue­ron de los jesuitas alemanes.
“Los primeros nombres de sacerdotes que cuando niños apren­dimos a venerar a través de la conversación de nuestros pa­dres, fueron los de sus recuerdos; y sin haberlos conocido personalmente, los niños repetían los nombres de aquellos queridos Padres que ahora esca­pan a mi memoria
“La acción de aquellos sacerdotes había penetrado tan honda­mente en el corazón de sus feligreses, que se habían entronizado en su recuerdo, dormían en él, y revivían con él, como un homenaje constante. Y bien se sabe, que cuando alguien ha conseguido apoderarse del alma de esta manera, es porque ha sido paladín de la noble causa, haciendo honor a su nombre de conquistador de almas, que es el lema y la misión suprema del Verbo Divino. Cuando se ha conseguido eso, huelgan los nombres y los lugares, próximos o distantes, y todos los laureles se posan sobre una cabeza: 1a Congregación del Santo Padre Janssen.
“Ellos pasan por el mundo y por nuestras colonias irradiando su luz que es la del Verbo, en la lengua de Goethe y de Schiller. A su lema han jugado los dados de su vida, sin mirar atrás, sin recordar siquiera que habían abandonado a su querida Alemania con sus montañas y llanuras a las que cantara Heine, y a las que quizá nunca volverían a ver, para encontrar humilde sepultura en medio de un pueblo que los comprende y los ama, dejando sobre su huesa un ramillete de flores silvestres, tejido con oraciones en alemán.
“No sólo fueron apóstoles, sino que llenaron todas las exigencias de la vida, como ingenieros, artistas, pintores y arquitectos envolviendo en su sotana también el progreso material de las poblaciones, como lo atestiguan los templos levantados sobre sus p1anos, y bajo su ejecución profesional.
“Pero tampoco quedaron satisfechos con abarcar todas las actividades en favor de los suyos, porque había algo que el funda­dor les había encomendado especialmente, como medio seguro de penetración moderna en el mundo, al indicarles con visión profética el apostolado de la buena prensa, que estoy cierto ha­bría sido el arma preferida de San Pablo, si hubiera vivido en nuestros tiempos. El periodismo en su doble faz: constructiva y represiva.
“De allí, que desde su arribo al país, los Padres del Verbo Di­vino prestaron especial atención a la palabra escrita. Desde la primitiva imprenta que funcionaba en los sótanos de la Casa Ma­dre en la Argentina (Mansilla), hasta los modernos Talleres Gráficos de Rafael Calzada, mantuvieron vivo el lema de su Fundador, a través de numerosas publicaciones en castellano y alemán, bajo el sello de Editorial Guadalupe.
“No pretendo penetrar en lo complejo de esa organización, si­no sólo referirme a su contacto con esta Historia.
“Y puestos en ese terreno, puedo afirmar” –manifiesta el Padre José Brendel-, “que cuanto leían en alemán los colonos alemanes del Volga, provenía íntegramen­te de las Ediciones del Verbo Divino. Ellos supieron conservar y reeditar los viejos y tradicionales devocionarios que tanto ama el pueblo. Desde el primer libro de devoción que regalaban los pa­dres a sus hijos el día de su Primera Comunión (‘Jesús meine Liebe’) en el que se forjaron tantas intimidades entre el alma infantil y Dios, hasta aquellos de grandes letras que leían con fruición las abuelas con sus cansados ojos, todo era la contribución del Verbo Divino a la santificación de las almas.
“La información general del mundo, del país y de otras colo­nias, llegaban en el querido ‘Argentinischer Volksfreund’, su­friendo sus mismos dolores y viviendo sus mismas alegrías.
“Podrá ser verdad, que haya otros lectores de raza germánica que lean el ‘Volksfreund’, pero basta abrirlo, para comprobar que está dirigido a la colectividad de los alemanes del Volga.
“En los tiempos arcaicos de la colonia, llegaba el correo, cuando los caminos estaban bue­nos y no llovía. Largas colas esperaban frente a la estafeta, la hu­milde llegada del carro que traía las bolsas de correspondencia. Muchos esperaban cartas, pero los más, tan sólo el ‘Volksfreund’, al que se llamaba el ‘periódico’ por excelencia y por exclusión de todos los demás: Die Zeitung.
“En el camino, la gente ya comenzaba a leer, y al llegar a la casa, la madre levantaba sus ojos de la labor y preguntaba:
—¿Ha muerto algún conocido?
Y ahí estaba la lista de anuncios de otras colonias...
“El padre abría la página de la política, o de la guerra, termi­nando por la cotización de precios del cereal, para ir a comentar la novedad con algún vecino.
“Los muchachos se solazaban con los chistes de la página hu­morística, y las niñas suspiraban con las novelas por entregas, y con las narraciones, o reían con las ocurrencias festivas del Reimmichel.
“Puede decirse, que dentro de la natural monotonía de la vida conventual de las colonias, la única novedad de la semana la constituía la llegada del ‘Volksfreund’, el que prestaba toda la infor­mación necesaria ... para vivir y para morir cristianamente.
“Hasta los hospedajes en Buenos Aires, cuando la necesidad de alguna enfermedad llevaba a los colonos a la Capital, respondían a los anuncios del periódico, que recomendaba las casas en que se hablaba alemán.
“Otra revista muy estimada por el pueblo, fue ‘Stadt Gottes’, que a bien no estaba editada específicamente para las colonias, sino que poseía un carácter más universal, ampliaba el campo cultural y la curiosidad literaria de los hogares, internándolos a la vez en un mundo nuevo y desconocido; el de las misiones.
“Tengo la certeza, de que muchas vocaciones de misioneros, que hoy actúan eficazmente en los diversos campos misionales de la Sociedad, ya en Nueva Guinea, Filipinas y África, encontraron su primer llamado en las páginas de una ‘Stadt Gottes’. “Puedo argumentar por experiencia” –afirma el Padre José Brendel- “la profunda emoción que me cau­saba su lectura, y cómo me llenaba los sueños con negros y misioneros vestidos de blanco. El niño, abría su corazón asombrado ante un mundo de novela, como el de Julio Verne, en cuyo me­dio estaba el héroe: el Misionero. Y Dios hacía lo demás.
“Por eso, la colonia no duda en llamar a los Padres del Verbo Divino ‘sus padres’ por excelencia, tributándoles su gratitud al mérito”.

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