Rosa Gotfriedt es abuela del escritor Julio César Melchior |
Según su Documento Nacional de
Identidad, nació el 10 de noviembre de 1917; sin embargo, relatos familiares
recuerdan que “ya tenía alrededor de dos años cuando su padre la llevó a anotar
al Registro Civil”.
Sus padres, José Gottfriedt y Ana
Stremel, dejaron su aldea natal a comienzos del siglo XX, en las márgenes del
río Volga, para cruzar el océano y radicarse en Brasil. Allí nacieron varios de
sus hermanos. Pero no pudiendo arraigar por considerarlas tierras inhóspitas,
deciden emigran a la República Argentina e instalarse en Pueblo Santa María, dónde nacen ella y varias
hermanos más, completando un total de once hijos.
Desde muy niña aprende en su hogar a
realizar todas las tareas que se esperan de una mujer y también lleva a cabo
actividades masculinas a la par de su padre, colaborando en la economía de la
casa, tal como se estilaba por aquellos primeros años en la incipiente
localidad. Una localidad que ella ve crecer y progresar, siendo parte de ese
entramado social que se teje y desteje al ritmo de las tradiciones y costumbres
alemanas del Volga.
Contrae enlace matrimonial con Juan
Jacob y tiene cinco hijos. Pasa casi toda su vida matrimonial trabajando en el
campo, a la par de su marido. Donde conjuga la crianza y educación de sus hijos
con labores rurales, que la llevan a hacer frente a las heladas, el frío y a condiciones
climáticas adversas, y a realizar tareas que requieren fuerza y coraje, que hoy
consideraríamos no aptas para mujeres.
Fiel representante de lo que se
considera la estirpe y el ejemplo cabal de una mujer alemana del Volga, posee
un carácter seguro y decidido, capaz de llevar las riendas de su familia. Algo
que viene haciendo desde el momento que enviudó, hace ya muchos años.
Conservó y legó a sus descendientes, todo
el bagaje cultural que le transmitieron sus ancestros. A tal punto lo hizo que
durante toda su vida solamente se manejó con el dialecto, única lengua que
habla. Lo que no le impidió visitar y conocer otros lugares del país y
relacionarse con su gente.
Mujer alemana del Volga por
excelencia, cree fervientemente en Dios,
en la familia, en el trabajo, en la honestidad, la generosidad, la solidaridad
y la entrega a sus descendientes, a quienes deja una vida digna de admirar y
emular, y un legado cultural enorme.
Fue destacada con la distinción Santa
María Honor al Mérito.
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