Puso a
hervir agua en una cacerola le agregó sal gruesa. En la sartén, también sobre
la cocina a leña, puso a freír trocitos de pan. Regresó a la mesa. Acomodó la
masa. Espolvoreó harina. Descolgó el palo de amasar de la pared. Doña Elvira
cocinó un plato tradicional. Lo preparó como elaboraba su madre, que lo heredó
de sus ancestros. Con mucho amor. Para la familia. Para sus hijos. Para sus
nietos.
Pañuelo
en la cabeza. Una canción alemana en los labios. Un brillo especial en los
ojos. Satisfacción y orgullo. "Cocina mejor que cuando era joven",
opinan sus hijos. "Abuela es una genia", sostienen los nietos.
(Autor: Julio César Melchior).
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