Para los
habitantes de los pueblos alemanes hoy se lleva a cabo una importante
celebración litúrgica: la fiesta de San Blas, la tradición de tener nuestras
gargantas bendecidas. Para ello, el sacerdote consagra dos velas, por lo
general con una oración, y luego coloca las velas en una posición cruzada en la
garganta de la persona que está siendo bendecida. San Blas es el santo de las
personas con enfermedades de la garganta y era conocido por su don de curación
milagrosa. Salvó la vida de un niño que se ahogaba al trabársele en la garganta
una espina de pescado. Este es el origen de la costumbre de bendecir las
gargantas el día de su fiesta. Murió mártir en el siglo IV.
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