Es
la hora,
estoy
en el andén,
el
tren aguarda;
la
vida no espera.
Reina
la melancolía.
Me
despiden seres queridos.
Me
abrazan. Me estrechan.
Me
dicen adiós.
Subo
y me siento.
Abro
la ventanilla.
La
locomotora avanza.
El
tren empieza a partir.
Y
me voy yendo
como
quien no se va,
dejando
recuerdos,
encendiendo
llantos.