Autor: Luciano Francou
Las manos encallecidas de tanto adobe cortar. De sol a
sol la jornada, sin domingos ni feriados. Toda la vida ha pasado peleándole a
la pobreza, masticando las tristezas bajo las lluvias o las heladas, o en las
frías madrugadas con el barro hasta la rodilla renegando en el pisadero. Yo lo
he visto y no me olvido cuando pasaba noches enteras despierto, mientras caía
“el sereno” cuidando que no se apague el horno.
Tantos recuerdos lindos: la lamparita a kerosén cuando
se cortaba la luz,
dormir en el “catre” afuera en verano, calzar la taba para que caiga del lado de la suerte, arrear las vacas al campo con los perros, para alguna liebre de paso cazar, poner la cimbra, haciendo fogata, cocinando algún choclo o algún “aperias”, dormir la siesta en el colchón plumas de gansos, escuchar “la hora del chamamé”, los patos en el tajamar nadando, las gallinas durmiendo arriba del árbol, guardar las sandias debajo de la cama y las calabazas arriba del techo.
dormir en el “catre” afuera en verano, calzar la taba para que caiga del lado de la suerte, arrear las vacas al campo con los perros, para alguna liebre de paso cazar, poner la cimbra, haciendo fogata, cocinando algún choclo o algún “aperias”, dormir la siesta en el colchón plumas de gansos, escuchar “la hora del chamamé”, los patos en el tajamar nadando, las gallinas durmiendo arriba del árbol, guardar las sandias debajo de la cama y las calabazas arriba del techo.
Como un buey trabajando por nuestra patria querida,
aquí dejo su vida y una esperanza en camino…