Enseñar a ser responsables
Últimamente,
y cada día que pasa con mayor frecuencia, oímos a muchos matrimonios quejarse
de que sus hijos no les obedecen y que están en casa como si fuera en un hotel
de cinco estrellas. Dicen los padres que es por las influencias externas, por
la mala educación de los amigos, por los cambios que ha experimentado la
sociedad, por el exceso de información que hay en el ambiente... pero se
olvidan de enumerar la causa más importante: la falta de responsabilidad con la
que hoy educamos a nuestros hijos. Desde una sociedad basada en el consumismo
más feroz, se ha sustituido la familia por una especie de “fábrica de seres
egoístas” que sólo piensan en sus derechos.
Y es que, ya
desde pequeñitos, estamos acostumbrando a nuestros hijos a que no les falte
nada, a que cualquier capricho que tengan lo consigan sin esfuerzo, a que no
padezcan el más mínimo sufrimiento, a sobreprotegerles ante cualquier
adversidad que se les presente y a que, en definitiva, abominen de todo aquello
que tenga que ver con sus responsabilidades. Y son esas responsabilidades las
que debemos fomentar en el ámbito familiar, ya que al fin y al cabo, nuestros
hijos forman parte de la unidad familiar y deben colaborar en el buen
funcionamiento de la misma. Así, debemos enseñarles a cooperar en los trabajos
ordinarios que se dan en el funcionamiento diario de cada familia mediante la
asignación de encargos adecuados a su edad. Con ello estaremos ayudando a
nuestros hijos en el desarrollo de su personalidad, fomentando su sociabilidad,
estimulando el aprendizaje del trabajo en equipo, potenciando la importancia
del esfuerzo, y, sobre todo, enseñando a nuestros hijos a ser responsables
siendo generosos y agradecidos mientras piensan en los demás.
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