Fuente: www.lanuevaradiosuarez.com.ar
Era una
fiesta que duraba entre dos y tres días.
Es un
querido vecino de Coronel Suárez y de los Pueblos Alemanes. Se le conoce su
acción institucional a través del Rotary Club Las Colonias y desde hace unos
años es uno de los más entusiastas organizadores de la Fiesta del Acordeón, que
ya se viene ahora en una nueva edición en el próximo mes de septiembre.
Cada vez
que puede además despunta el vicio de una de sus pasiones: tocar el bandoneón;
y tiene consigo una catarata de buenos recuerdos en torno a la vida de antes en
los Pueblos Alemanes o de las costumbres que los descendientes de alemanes
llevaron hacia los lugares que escogieron para vivir.
Por eso
fuimos en su búsqueda para que nos cuente de una práctica que hace unos cuantos
años atrás era muy común en todos los hogares: la de la carneada.
Relata que
se vivía como una fiesta entre familiares y amigos que se predisponían a
ayudar, con el compromiso que después se retribuyera ese apoyo.
Generalmente
el o los cerdos (a veces eran dos ejemplares grandes y una vaca lo que se
faenaba para hacer las facturas de cerdo) se criaban en los campos o en las
chacras, en la parte de atrás de las viviendas que contaban con enormes
terrenos disponibles.
Recuerda que la mañana comenzaba con la faena, seguía con la tarea de pelar los chanchos (que se hacía pasándolos por agua caliente en su punto justo en enormes bateas) y luego continuaba con el desposte de los animales.
Recuerda que la mañana comenzaba con la faena, seguía con la tarea de pelar los chanchos (que se hacía pasándolos por agua caliente en su punto justo en enormes bateas) y luego continuaba con el desposte de los animales.
Mientras
las mujeres, que se libraban de las tareas más pesadas, pero esto no quiere
decir que laboraban menos, ya iban preparando todo lo necesario, como por caso
la salmuera en la cual se dejaban por unos 20 días o 1 mes los huesitos de
cerdo que luego se hervían y se comían con chucrut.
Marcelo
Fhur aclara: los alemanes tenemos la costumbre de conservar los huesitos y
también los jamones en salmuera, cubiertos hasta arriba, guardados primero en
cajones de madera y luego, cuando hubo el material, en tambores de plástico,
que daban mejor resultado. En cambio los criollos lo que hacían era ponerlos en
baúles de madera todo cubiertos con sal gruesa.
Era una
fiesta que duraba entre dos y tres días en la que participaban familias
completas, con muchos momentos de trabajo y también de disfrute: cuando se
comían los costillares asados, cuando se probaba la morcilla blanca o negra y
cuando se hacía a las brazas el primer chorizo que salía de la máquina para
probar si estaba bien de condimentos.
La
carneada, una tradición que todavía se practica en algunos hogares de la ciudad
y de los Pueblos Alemanes, pero que antes era una práctica común en casi todos
los hogares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario