Las calles eran de tierra: polvo en
verano y barro en invierno.
Las casas de adobe: frescas en el estío
y cálidas durante las noches frías.
Las gentes eran buenas: honestas en el
trabajo y solidarias en el pan.
Las manos vacías de riquezas pero llenas
de generosidad.
Los campos eran amarillos: mar de
trigales en la vastedad pampeana.
Daban granos por doquiera: semillas que se
trocaban en harina.
Harina que se hacía pan.
Pan que se volvía hostia.
Hostia que se transformaba en el cuerpo
de Cristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario