Por Carlos Polak
Tornquist
La mente humana es algo realmente asombroso,
siempre trabajando: ordenando lo actual, previendo el futuro inmediato y
recordando épocas y circunstancias vividas.
Un viejo dicho sostiene: "Todo tiempo pasado
fue mejor". Debo decir que discrepo totalmente con esta opinión ya que
sería como afirmar que "cada vez estamos peor" y tampoco creo que sea
cierto.
La historia es eso que pasa mientras hacemos otra
cosa, dijera alguien y es por eso que está presente siempre en nosotros, nos guste
o no.
Mediados de la década de 1960, en un conocido
pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires. La gran mayoría de las calles
eran de tierra. Esto motivaba la continua reparación por parte del municipio
con aquellas maquinas motoniveladoras que para nosotros, los niños de esa
época, eran algo fantástico. Eran llamadas por su marca, Champion, pero en el
pueblo la llamábamos " champia", y era casi una fiesta cuando la
veíamos avanzar de un extremo a otro del pueblo con ese ruido tan característico
emparejando la calle con una gran cuchilla que desparramaba tierra para ambos
lados, dejando la arteria parejita y prolija a la vez que cortaba perfectamente
los cordones de tierra de las veredas.
Apenas terminaba su tarea los chicos del barrio
aprovechábamos esa tierra y esa calle tan pareja, para sacar nuestros pequeños
camioncitos para transportar la tierra y construíamos caminos para nuestros
autitos. Todos estos vehículos eran de plástico y la única tecnología la tenían
los camioncitos, con una pequeña manija de alambre, para descargar la tierra de
la caja volcadora.
Éramos realmente felices con muy pocas cosas
materiales y usando mucho la imaginación.
Tenemos en la actualidad muchísimas cosas
materiales que son buenas y está bien usarlas y disponer de ellas; pero por
favor: no dejemos de utilizar la mente desde la imaginación y la creatividad.
Son cosas realmente mágicas, como la radio que permite contemplar sin ver y
sentir sin tener.
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