“Cuando éramos niños, el
día de Año Nuevo era para nosotros una jornada de fiesta. Salíamos a visitar a
toda la parentela vor wünsche. Entrábamos en todas las casas para desear un
feliz comienzo de año a todos los integrantes de cada familia, y ellos, a
cambio, nos obsequiaban caramelos y masitas. Para los niños humildes de la colonia
era, quizás, la única fecha del año en que recibían una golosina. Por eso no
dejábamos de visitar ningún pariente ni amigo. Con cada regalo armábamos un
paquetito que llamábamos Pindllie: poníamos las golosinas en el centro de un
pañuelo y uníamos sus cuatro puntas mediante un nudo”.
Wünsche
gehen und gross neusjahr
El primer día del año los niños se levantaban bien temprano a la
mañana, casi con el amanecer, para saludar a sus padres deseándoles feliz año
nuevo, recitando un poema varias veces centenario y de autor desconocido, que
dice así: Vater und Mutter ich wünsche euch glückseeliges neusjahr, langes
leben und Gesundkeit; frieden und einigkeit und nach eren Tod die ewige
klückseeligkeit”. “Das wüsnsche mir dir auch”, respondían mama y papá mientras
les obsequiaban golosinas.
Cumplido este ritual, los pequeños salían a visitar a parientes
y amigos para también desearles la felicidad en el año nuevo que comenzaba.
Pero esta ocasión el poema era otro: glück und segen / auf allen Wgen! /
Frieden im Haus / jahrein, jahraus! / In gesunden und kranken Tagen / kraft
genung, Freud und Leid tragen! / Stets im Kasten ein stücklein Brot, / das geb’
uns gott!
Al finalizar la jornada todos los niños de la colonia, sobre
todo los más humildes, se sentían dichosos con la enorme cantidad de golosinas
que lograban reunir tras una larga jornada de “trabajo”, visitando tíos,
abuelos y demás parientes.
La
tradición se completaba el Día de Reyes con el gross naeusjahr (Año Nuevo
Grande), cuando los que salían a expresar sus augurios de felicidad en el año
que se iniciaba eran las personas mayores. Pero estos, en lugar de ser
recibidos con golosinas, eran agasajados con sendas copitas de licor. Por lo
que a medida que avanzaba la jornada y la visita de las casas se repetía una
tras otra, con parientes y amigos, y con ellas, una tras otra las copitas de
licor, la borrachera comenzaba a surgir, y con ella los cánticos satíricos. (Julio César Melchior).
¡Qué lindos los chicos! ¡Parecen plumas de patito los pelitos rubios!
ResponderEliminarUn placer leer éstos recuerdos. Qué hermosa época, familias numerosas visitaban a todos los parientes y amigos. Cuánta alegría se vivía tanto los visitantes como los visitados. En mi familia casi siempre el licor era casero , de guindas, durazno y algún otro que no recuerdo.
ResponderEliminarPara los niños, siempre había ricas tortas, golosinas, masitas caseras, dulces caseros y jugábamos a lo grande.
Cuánto a cambiado , parece que los abuelos y padres se llevaron ésas tradiciones pero están en nuestro corazón.
Hoy por distintas circunstancias en mi caso particular se celebra en la intimidad, nadie sale a saludar , sólo por éste medio y teléfono. LA INSEGURIDAD NO PERMITE MUCHAS COSAS.
FELÍZ FIN DE AÑO Y UN HERMOSO 2015 CON SALUD, AMOR Y PAZ.
Un fuerta abrazo .
Marta O. Wehren.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSiiii, mi Hermana y Yo nos ivamos a la casa de la Tia Clara Bahal de Masson,llevavamos un repasador nuevito y la Tia nos daba masitas y caramelos,,,me acuerdo los tenia como en un canasto de panaderia que esta lleno,,,que hermoso recuerdo
ResponderEliminar