Parroquia San José Obrero - Pueblo San José, por Raúl Javier Mendoza |
El 13 de abril de 1887 15 familias provenientes de las aldeas Dehler y
Volmar fundaron Pueblo San José. La construcción de la primera capilla se lleva
a cabo en 1888 –refiere el Centro de Investigaciones Territoriales y
Ambientales Bonaerenses-, totalmente de madera.
Desde colonia Hinojo, el sacerdote Luis Servet, fue el que atendió
periódicamente las necesidades espirituales de los habitantes. La población fue
creciendo y con el tiempo se hizo necesario contar con sacerdote permanente.
Para la atención espiritual de las tres colonias, se designó en 1895 a los
reverendos padres de la Congregación del Verbo Divino. Estos sacerdotes
aceptaron la misión por pedido del entonces Pontífice León XIII, al padre
Superior de la Congregación Arnoldo Jannsen, de conservar la religión católica
y el idioma alemán. Es en esta época en que se levantará el segundo templo y en
el año 1907 se ampliará nuevamente, agregándose un crucero, dos sacristías, un
coro y cuatro vitrales traídos de Burdeos, Francia. La población seguía en
aumento y es el Pbro. José Weyer el que da la iniciativa de construir un templo
mucho más grande. Los planos fueron confeccionados en 1922 por el Padre Juan
Becker, arquitecto de la Congregación del Verbo Divino. Con la inesperada
muerte del Pbro. Weyer, asume en noviembre de 1924 el Pbro. Juan Scharle, con
la enorme responsabilidad de llevar adelante la obra, que fue anunciada el 16
de mayo de 1927 y el 18 de septiembre se bendijo la piedra fundacional. El 8 de
mayo de 1930 monseñor Chimento consagra solemnemente el nuevo templo bajo la advocación
de San José Obrero.
En el año 1909, llegan las religiosas de la Congregación Siervas del
Espíritu Santo para crear una escuela, cumpliendo con el mandato de Arnoldo
Jannsen y a pedido de la gente. Ellas eran las Hnas. Cuzifixa (Ana Wellmann),
Mercedes (Margarita Keiner) y Beatriz (Ana Streitenberger) alojándose en la
casa de Guillermo Schwab. En los comienzos vivieron en una vivienda de adobe,
de Margarita Hubert de Schwab, ahí en un galponcito de chapa, daban clases en
los primeros tiempos. Los maestros eran todos alemanes, ni docentes, ni alumnos
hablaban español
Según relatos de Victor Heffner y Jacobo Hubert –publicados por el
Centro de Investigaciones Territoriales y Ambientales Bonaerenses-, las clases
comenzaban a las 8 de la mañana hasta
las 11:30 horas y a la tarde de 14 a 16 horas. Las clases eran en castellano y
en alemán. Utilizaban el libro en castellano “Paso a Paso” y en alemán el libro
“Deutsche Buch”. Había aulas para varones y para mujeres. Las maestras eran las
Hnas. Toxia, Guilina y Concepción. Una vez al año, finalizada las clases, iban
caminando todos los alumnos al campo de Cristóbal Heit y alde Guillermo Schwab,
donde hoy está el balneario municipal. La escuela tenía un total de 35 alumnos,
según relato de Ernestina Bobb de Hochnadel, contaba con dos salones en el
frente y atrás había otro salón donde tomaban clases los niños de tercer grado,
era el grado superior y estaba a cargo de la Hna. Angelina, que era la
superiora. Y bien atrás estaban los varones, separados de las mujeres, con el
maestro Hno. Romualdo Linhorster. Apolonia Isabel de Schwab, recuerda que al
principio eran muchos alumnos, pero a medida que se avanzaba en los grados, los
alumnos iban abandonando, para ir a trabajar y no podían seguir asistiendo a la
escuela.
Información extraída del libro “Historia de los alemanes
del Volga”, del escritor Julio César Melchior, dónde podrá encontrar más datos
al respecto.
Mi mamá que había nacido en 1910 me hablaba de la hermana Toxia, mi abuelo, fue fundador de la Colonia 2.
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