Estamos en tiempo de Cuaresma
(que comienza el Miércoles de Ceniza y termina justo antes de la Misa de la Cena
del Señor en la tarde del Jueves Santo), una época del año que para los
alemanes del Volga es un período de recogimiento y fervor religioso de
preparación para la fiesta de la Pascua, que antiguamente modificaba no
solamente el desarrollo cotidiano de la vida privada de cada persona sino
también la vida familiar y social, afectando hasta
la rutina sexual de la pareja. Nada de fiestas, música o demostraciones de
alegría. Sin embargo, no era un tiempo triste, sino más bien meditativo y
recogido. Era, por excelencia, la época anual de conversión y penitencia.
Los
colonos eran llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de ayuno,
penitencia y reflexión. Grandes y chicos se preparaban para evocar la Pasión,
Muerte y Resurrección que se conmemora en la Pascua. En muchas colonias, este
recogimiento y fervor todavía sobrevive en la actualidad. Es un sello
distintivo de la profunda fe que profesaban nuestros ancestros y que nos
legaron como signo de identidad. (Autor: Julio César Melchior)
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