Rescata

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miércoles, 12 de junio de 2019

La abuela y el pan tradicional de los alemanes del Volga

-Abuela, cómo se llama el pan tradicional que elaboraban en el horno de barro las mujeres alemanas del Volga? 
-Kalach -hija. Se llama Kalach.
-Y lo amasaban todas las mujeres?
-Sí. Se levantaban a las cuatro de la mañana para terminar de hornearlo para el desayuno. Lo comían calentito con manteca y miel.
-Todos los días?
-Sí, querida. Todos los días. Porque el pan se comía fresco y porque la mayoría de las familias generalmente tenían más de diez hijos.
-Cuánto sacrificio! -exclamó la nieta pensando en sus antepasados. 
-Sí. No era como ahora en que uno va a la panadería y compra el pan. Antiguamente había que amasarlo y hornearlo en casa. Y no solamente el pan. Si no todo. Absolutamente todo. No se compraba nada. No había plata. Y la poca que había se ahorraba para cosas más urgentes. 
-Pero si todos trabajaban… Qué hacían con el dinero? -preguntó intrigada la nieta.
-Es verdad. Todos trabajaban. Hasta los niños. Pero se ganaba muy poco. Muy poco -repitió la abuela con voz triste. Las cosas eran muy diferentes antes. Todo era muy duro. Muy difícil. Todos tenían muchos hijos. Y había que hacerse cargo de las personas mayores, porque no existían las jubilaciones ni las pensiones. No había a quién recurrir. Cada familia se las tenía que arreglar como podía. En fin… Y a qué vienen tantas preguntas? -quiso saber la abuela mirando a los ojos a su nieta.
-Es que compré el libro "La gastronomía de los alemanes del Volga", del escritor Julio César Melchior, y encontré la receta del pan tradicional de los alemanes del Volga.
-En serio? -preguntó sorprendida la abuela.
-Sí! Mirá! -respondió la nieta mostrándole el libro abierto en la página donde se publica la receta del pan.
-Es verdad! -suspiró la abuela. Y lleva los mismos ingredientes que la receta que mi madre me enseñó a mí y ella aprendió de mi abuela.
-El libro tiene más de ciento cincuenta recetas, abuela. Tiene de todo. 
-De todo? -preguntó la abuela sorprendida.
-Sí! Mirá! -respondió la nieta alcanzándole el libro.
La abuela lo hojeó.
-Es verdad! Tenés razón! Tiene de todo! Están todas las recetas de los alemanes del Volga. Mirá está! -señaló con el dedo la abuela. A mi madre le salía riquísima. La cocinaba en el horno de barro. A mi papá le gustaba mucho. Pensar que antes se hacía muchísimo y hoy casi no la hace nadie. Cómo cambió todo -suspiró la abuela. 
Nieta y abuela pasaron la tarde recordando recetas y conversando sobre comidas tradicionales, mientras hojeaban el libro "La gastronomía de los alemanes del Volga". 

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