Cierro los ojos y todavía escucho
a mi abuela repitiendo una y otra vez la frase "Das Haus verliert
nichts", cada vez que nos sentábamos a la mesa a hacer la tarea y nos
quejábamos porque no encontrábamos el lápiz, la goma de borrar o el compás. La
misma frase que repetía cuando ella misma no recordaba dónde había dejado la
tijera cuando se disponía, por las noches, luego de la cena, a remendar la ropa
de la familia. O, cuando el abuelo, rezongando, buscaba su gorra, olvidando que
la había dejado sobre mesa de luz.
Hoy, ya grande, comprendo que la
abuela siempre tenía razón, porque "Das Haus verliert nichts", que
literalmente significa "La casa no pierde nada". (Autor: Julio César Melchior).
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