Abuela Mercedes tejía
medias de lana con cinco agujas mientras su hijo leía la Biblia en voz alta y
su nuera zurcía diferentes prendas de la familia, sentados alrededor de la mesa
familiar. Los niños escuchaban atentos a su padre. La lámpara a kerosén iluminaba
el lugar y la cocina a leña le daba calor.
Una casa de adobe en
el campo. Bajo un cielo estrellado de invierno. Una familia alemana del Volga
colonizando la tierra, labrando el suelo, sembrando sueños.
Y a lo lejos acechando
una tormenta. Truenos. Relámpagos. Un fantasma negro en el horizonte. Que se
acerca lentamente devorando de a una las estrellas. De la misma manera que
devorará la vivienda. (Autor: Julio César Melchior).
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