Rescata

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lunes, 10 de junio de 2024

La antigua bomba de agua

 Con la bomba se sacaba desde el fondo de la tierra el agua que precisaba la familia para llevar a cabo todas sus labores. Instalada al frente de la casa era la proveedora del agua que se utilizaba tanto en los quehaceres domésticos, vinculados al normal funcionamiento interno de la vivienda, como así también a las labores externas, que estaban asociadas a tareas que tenían que ver con el trabajo de la tierra.
El agua se extraía bombeando con ímpetu, llenando grandes baldes que luego resultaban pesados para trasladarlos al lugar donde se necesitaba. Porque esta tarea de bombear y trasladar los baldes no solamente la desarrollaban mamá y papá sino también los niños. Como es sabido, antiguamente toda la familia debía aportar su esfuerzo y trabajo para sostener la economía familiar.
Yo tenía nueve años cuando tuve que comenzar a ayudar a regar la quinta. Tenía que llenar baldes de casi veinte litros bombeando con fuerza y después llevar el agua a más de cincuenta metros donde estaba instalada la huerta. Mis hermanos y yo íbamos y veníamos una decena de veces hasta concluir la tarea, que había que desarrollar a la mañana temprano y al atardecer, recuerda don Federico.
Sin embargo, eso no era todo. También tenía que acarrear agua cuando mamá los lunes a la mañana lavaba la ropa de toda la familia, que era muchísima. Lavaba mamá y una de mis hermanas. Con la tabla de lavar y jabón casero. Se necesitaba muchísima agua. Primero para lavar la ropa y luego para enjuagar. Los brazos le quedaban entumecidos de tanto bombear y de llevar y traer los grandes baldes llenos de agua, continúa recordando don Federico.
Dentro de la casa también se tenía que llevar muchísima agua porque en aquel tiempo nadie tenía agua corriente ni canilla ni nada de eso. Imagínense ustedes acarrear toda el agua que se utiliza en la cocina: lavar las verduras, llenar las ollas para la cocción de las mismas, lavar los platos, lavar el piso, limpiar la cocina a leña; más toda el agua que se utiliza durante el día para preparar el desayuno, el mate, la merienda, y muchas otras rutinas que hacen al normal funcionamiento del hogar. Y ni que hablar los sábados cuando todos se bañaban y había que llenar esos enormes fuentones que utilizábamos como bañeras, acota don Federico.
Hechos cotidianos que nos muestran a las claras que la vida no era sencilla.
La vida cotidiana en las aldeas, las costumbres y tradiciones que identificaron a sus habitantes, lo que mantuvieron inalterable por siglos a pesar de las vicisitudes, de los problemas y pruebas que debieron afrontar, lo que conservamos hoy en día y nos identifica como descendientes de los alemanes del Volga lo relato en mi libro "Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga", un libro que consta de dos partes: la primera parte recopila lo antes mencionado y la segunda parte contiene fotografías de época que retratan la primera parte en imágenes. No se vende en librerías. Lo envío a domicilio por correo. Mas información se pueden comunicar por email a historiadorjuliomelchior@gmail.com.

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