Si estás mal, no
decaigas y abandones la senda. Aparta las piedras de tu camino y continúa
caminando. No bajes la mirada si estás triste. Mantenla en alto y fíjala en el
horizonte de tus sueños. Afianza tu voluntad y coraje y llegarás a dónde deseas
ir y mucho más lejos todavía.