Una vez preparados los corazones los alemanes del Volga se disponían a
celebrar el Nacimiento de Jesús. La fiesta de Navidad tiene una doble
proyección: recordar el inicio de la redención con el Nacimiento del Salvador y
recibir al Señor que quiere nacer en el corazón del hombre. La fiesta de
Navidad invita a reflexionar sobre el amor de Dios que viene a los hombres.
La Navidad enriquece la visión del plan salvífico de Dios y lo hace más
humano y, en cierto sentido, más hogareño. Aunque esta fiesta apunta también a
la celebración de la Pascua (la preparación para vivirla –el Adviento-) tiene
un tono muy diferente, sin dejar de invitarnos al arrepentimiento y a la
conversión, el ambiente que se vive en estos días, es en general, festivo y
lleno de esperanza y alegría.
La Navidad es la fiesta más celebrada por los hombres. Es el recuerdo más
universal y más gustado que el mundo tiene de Jesucristo. Pero, además de ser
un recuerdo, la fiesta de Navidad es una acción salvadora para el hombre
actual. Es el Dios inmenso y eterno que desciende a tomar la condición humana e
irrumpe en el tiempo del hombre para que éste pueda alcanzarlo. Nadie, aunque
quiera, puede permanecer al margen de este misterio. El mundo entero acepta el
acontecimiento del nacimiento del Señor, como la fecha central de la historia
de la humanidad: antes de Cristo, o después de Cristo.
La celebración del misterio de Navidad comienza desde la tarde del 24 de
diciembre, hasta la noche del día 25. En menos de 24 horas, la Iglesia
proporciona a quienes quieren celebrar la venida del Señor, 12 lecturas
bíblicas llenas de mensaje para una vida comprometida.
El día de Navidad para los católicos es día de precepto, es decir, se debe
asistir a Misa aunque no sea domingo, pudiendo cumplirse este precepto si se
asiste el 24 de diciembre por la tarde o a cualquier Misa del día 25.
Con la Misa vespertina del día 24 termina el tiempo de Adviento y se entra
en la celebración del misterio navideño. Se leen textos del Profeta Isaías,
anunciando con alegría la llegada del Salvador a celebrar sus bodas con
la humanidad; de los Hechos de los Apóstoles, con el primer discurso de San
Pablo, que da testimonio de Cristo, hijo de David, que viene a salvar a su
pueblo; y desde luego, del Evangelio, con el relato del nacimiento de Jesús en
Belén.
La Navidad es la fiesta de la esperanza sobre la tristeza, ¡un niño siempre anuncia un nuevo comienzo! Y el comienzo con Jesús es el mejor. Gracias por tu hermoso recuerdo, Julio.
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