Fuente: www.lanuevaradiosuarez.com.ar
Ha preparado más de 100
asados con cuero para los que elaboró un implemento de hierro, tal como si
fuera un spiedo gigante. Verdaderamente un amigazo que guarda grandes
anécdotas, la mayoría de ellas referidas a las grandes fiestas y la
organización de asados a beneficio de las instituciones. El rey del asado con
cuero.
Tiene 62 años,
trabaja desde los 18, cuando egresó de la escuela industrial, y luego de
trabajar un corto tiempo con su padre en el campo inició su labor como empleado
de la firma Facal, donde aprendió a arreglar motores de maquinarias agrícolas,
lo que se transformó en una de sus pasiones.
Allí estuvo por
espacio de 12, 13 años aproximadamente, hasta que decidió independizarse. Esto
se dio casi naturalmente, porque el propietario del lugar había resuelto ir
achicando la atención en reparaciones y empezaron a llevar maquinaria para que
arreglara, por lo que muchos trabajos terminaron en el patio de su casa.
Así abrió su
taller, el que tiene sobre la Avenida 12 de octubre desde hace unos cuantos
años ya, con empleados que lo vienen acompañando desde el principio de esta
labor independiente.
Dice que las
principales anécdotas no están en el ámbito laboral, sino en lo que es casi una
labor social considerable: la organización de asados para instituciones y
particulares.
“Cuando se
trata de colaborar con una institución no cobramos, pero sino cobramos algunos
pesos. Ahora estoy aflojando un poco en esto que me gusta mucho, porque si hay
que carnear debo faltar a mi empresa desde el día anterior a la fiesta y no
puedo ausentarme tanto, porque de mi profesión es de lo que vivo”, relata.
Su padre era
camionero, su madre lavandera y se ocupaba de lavar a mano, en la tabla, con el
jabón que preparaban en la casa con cebo de oveja, una tarea que es impensada
para las nuevas generaciones y que no obstante está aquí nomás, volviendo atrás
solamente algunos almanaques.
Ha preparado
más de 100 asados con cuero para los que elaboró un implemento de hierro, una
especie de spiedo gigante, el cual sujeta al animal que se pretende cocinar
como si fuera una prensa y permite girarlo para darle más o menos calor, según
el requerimiento.
En estas
actividades no está solo, sino que lo hace con su amigo de siempre, el “negro”
Juan Carlos Izarriaga, con el hijo de éste y también comparte muchas de estas
aventuras con Juan Hippener.
Hay una
anécdota memorable: en una ocasión, haciendo un asado que le habían pedido los
motoqueros de La Colina, para una comida con el fin de juntar fondos, sucedió
que cuando ya los asados estaban listos y llegaba el momento de cortar la
carne, había un montón de curiosos que rodeaban el sector de parrillas y la
gente no entendía los avisos que se le daban que había que desocupar el lugar e
ir a sentarse, para sí los asadores podían empezar a cortar la carne. Miguel
Baleman le dijo al negro Izarriaga “seguime el juego, vas a ver como enseguida
se van todos”. Y ahí nomás los dos asadores montaron una parodia de pelea,
donde Izarriaga amenazaba a Baleman con un cuchillo y este le hacía frente con
una pala. Al ratito no quedó nadie: todos sentaditos en sus lugares, quietitos
y diciéndose que por ahí la comida se frustraba porque “los asadores se están
peleando”. Es el día de hoy en que la gente de La Colina cree que ambos amigos
en esa ocasión se pelearon de verdad.
Anécdotas de un
hombre laburante y muy colaborador que disfruta de la vida y de todo lo que
hace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario