Fuente: www.shoshan.cl
Antes de decirte "el secreto
de la felicidad", pregúntate: ¿Qué crees tú que necesitas para ser feliz? ¿Qué
cosas quisieras tener para experimentar felicidad? ¿Qué personas necesitas
tener a tu lado para sentirte feliz? ¿Qué circunstancias necesitas que cambien
para que seas feliz?
Hay personas que nunca se sienten realizadas. Muchas cosas les fastidian y le molestan. Esas personas van
por este hermoso mundo corriendo desesperados como un niño que afanado persigue
el arco iris.
A
pesar del serio esfuerzo del niño y su intento de alcanzar el arco iris, parece
que burlonamente siempre se aleja. Para esas personas, la felicidad siempre
está más lejos que de donde ellos se encuentran.
Un
joven decía: “Me casaré cuando encuentre la
persona que traiga satisfacción a mi vida”. Con esa filosofía de vida algunos piensan: cuando encuentre a mi cónyuge,
entonces seré feliz.
Otros que ya lo han encontrado y
ya se han decepcionado, piensan: “cuando me separe, entonces seré feliz”. Algunos piensan: “cuando tenga hijos seré feliz y otros,
cuando se marchen, entonces comenzará mi felicidad”.
La vida no funciona así. Podrás
tener riquezas y ser infeliz, estar rodeado de las personas más amorosas y
vivir las circunstancias ideales, pero eso no quitará de ti todos tus males.
Es
que la felicidad no se descubre al encontrar a la persona apropiada, sino en
ser la persona adecuada. La felicidad no está en encontrar a quien te haga feliz, sino
en aprender a traer felicidad a los que te rodean.
La felicidad la encuentra la persona que aprende a vivir
sabiamente. Establece relaciones
saludables, pon límites, acepta lo bueno y rechaza lo cuestionable. Es feliz
quien se acerca a las personas sin sospecha pero con prudencia y se aleja de
quienes le hacen daño, sin maltratar pero con inteligencia. La felicidad la
encuentra quien aprende a usar las cosas y no a las personas, quien no abusa ni
permite el abuso.
No
es feliz quien nunca recibe heridas sino quien sabe cómo evitarlas y, cuando es
imposible, sabe cómo curarlas.
No es feliz quien nunca tiene
problemas o todo lo tiene resuelto, sino quien cuando los problemas llegan sabe
enfrentarlos sabiamente, y cuando no puede, busca ayuda inmediatamente.
Por nuestro propio bien,
dejemos de buscar la felicidad en las cosas, personas o circunstancias que nos
rodean y comencemos a cambiar desde nuestro interior, las actitudes que nos
están afectando.
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