Caminó
las calles de las colonias buscando el pasado. Recorrió los barrios. Se
introdujo en algunos hogares; habló con varias personas ancianas. Recordó seres
queridos que ya no están. Visitó el cementerio. Bendijo tumbas con agua bendita
que llevaba en un frasquito. Conversó con sus muertos. Dialogó en silencio,
quizás pidiendo disculpas por no haber estado junto a ellos cuando lo llamaron
para despedirse a la hora de su muerte. Suspiró hondo y mirándome profundamente
convino en acercarse a la redacción de Periódico Cultural Hilando recuerdos
para charlar y desahogar su pena
En la
redacción, más distendido, dijo llamarse José Schwab. Contó que se había
marchado de las colonias a los veinte años y que hace poco más de un mes
cumplió setenta. Relató que emigró hacia la Capital Federal ; que abandonó
padres, hogar, amigos, las colonias –“su querido terruño”, dijo suspirando
hondo y trágicamente-… para buscar un futuro mejor en Buenos Aires. Cosa que no
encontró. Afirmó con pesar.
“Llegué
allá y trabajé en lo que pude. Hice de todo. ¡Pero de todo! –remarcó-. Lo que
uno pueda imaginar. Pero nunca logré reunir nada de dinero. Apenas lo
suficiente para sobrevivir. Por lo tanto tampoco me casé”.
“En
realidad no sé por qué me fui. Tal vez por rebeldía. Creo que lo del trabajo
fue solamente una excusa. Me fui y enterré el dialecto. Mis recuerdos. Mis
tradiciones. Quería olvidar. Empezar de nuevo. Por aquellos años había tantos
prejuicios y tanta discriminación por estos lugares” –confiesa-, “que la única
solución parecía ser partir y empezar de nuevo. Ser otro. No un alemán de las
colonias. Sino un argentino más” –asevera bajando la cabeza, para esconder la
mirada, invadida de vergüenza.
Actualmente
me jubilé. Vivo en un departamentito. Solo. Y los días me resultan eternos. Extraño
las colonias. No sabe cuánto pero cuánto las extraño –murmura casi llorando-. Quisiera
regresar… pero ¿para qué? Si vuelvo sería un forastero en el lugar que me vio
nacer. Es tarde para todo. La decisión, acertada o no, la tomó el día que me
fui. Arrepentido o no, es tarde para revocarla y dar marcha atrás”.
Calla.
Suspira. Murmura una queja. Quizás algún reproche. Dice que es momento de reanudar
el viaje. Confiesa que le agradaría continuar conversando pero que es tiempo de
seguir. Que no sirve de nada remover el pasado.
“Mi
pasado es una herida abierta que nunca va a cicatrizar” –sentencia.
Extiende la mano. Saluda y se va. Cabizbajo. Solitario
y triste. Como tantas personas que un día dejaron las colonias persiguiendo un
sueño y hoy retornan buscando lo que ya no existe.
Mi padre se fue de su lugar natal, no enterrò su dialecto...al contrario, lo conservò, sus ùltimas palabras, que yo no entendì, las dijo en alemàn. El no olvidò. Jamàs. Sus recuerdos mas preciados los confiò a mi mamà, por ella, solo por ella, la mujer que amò, supe de sus sufrimientos y de sus carencias y de las de mis abuelos. Mi mamà no era descendiente de alemanes del Volga. Pero se que se conmoviò por tanto padecimiento del cual mi papà jamàs pudo hablar. Mi mamà fue su "vocera". Ella supo comprender su dolor, su desarraigo. Asì fue còmo entendì actitudes, silencios, miradas perdidas, llantos disimulados de mi papà. El volviò a su lugar natal. No como forastero. Siempre peteneciò al lugar donde naciò. Nunca olvidò. Pero fuera de su lugar natal encontrò el amor de su vida, mi mamà, con quien tuvo sus cinco hijos. No...jamàs olvidò, sin darse cuenta, sin proponèrselo tal vez, con sus anècdotas, canciones, recuerdos, nos transmitiò valores heredados de sus padres, abuelos, con lo cual nos legò un sentido de pertenecia que va mas allà de haber nacido y crecido en una ciudad cosmopolita donde se mezclan y conviven familias de diversos orìgenes y distintos valors...Capisce??
ResponderEliminarPerdòn si me dejè llevar por el dolor de haber perdido a mi papà recientemente. Creo que esta cuestiòn personal hace que cualquier comentario mìo estè cargado de mucha subjetividad...Julio...espero sepas disculpar si malintepretè tu conmovedor relato.
ResponderEliminarTe entendemos Marta...cuantas historias de nuestros padres y abuelos.
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