Amanece. El sol asoma en el
horizonte, coloreando el paisaje engalanado de rocío. Los pájaros trinan
alborozados. Los animales domésticos dejan el refugio donde pasaron la noche,
cerca de la vivienda donde reside Joseph. El gallo anuncia el nuevo día. Los perros
se desperezan. Las vacas dan leche. La granja resurge del silencio nocturno al
ritmo del comienzo de la labor cotidiana. La mujer de la casa y los hijos
ordeñan. Joseph se dirige a unos de los potreros cercanos a la casa guiando el caballo
que arrastra el arado mancera. Se escuchan las voces de la familia en plena
actividad.
Amanece. El sol comienza a subir
a lo lejos, imponente, en el horizonte. El día es transparente. Diáfano. Claro
como los ojos de Joseph, donde sólo brillan sueños y una esperanza indómita.
Sopla una brisa leve, como el suspiro de un ángel que se despierta tras una
noche larga. Algunas gaviotas surcan el firmamento esperando que el arado abra
surcos y surjan de la tierra húmeda los deliciosos manjares que la naturaleza les
provee.
Amanece. Un día más como tantos
en medio de la pampa húmeda de un partido llamado Sauce Corto. Un día más lejos
de la aldea natal, donde permanecen vivos los recuerdos de seres queridos, habitando
a la orilla del río Volga. Un día más de trabajo. Como tantos. Como los que ya
transcurrieron y como los que vendrán. Iguales pero diferentes. Siempre más
ajenos a la aldea del Volga y más cercanos a la colonia de la Argentina. Tan
cercanos que los hijos de Joseph ya balbucean algunas palabras en español.
Amanece. Como amanecerá mañana,
cuando Joseph se haya ido y sus nietos rememoren su hazaña. Le rindan tributo a
su imagen de abuelo inmigrante que llegó al país a hacerse la América, solo, sin
más riqueza que un baúl y más tesoro que su fe y su lengua.
Periódico Cultural Hilando Recuerdos
Director: Julio César Melchior
Producción publicitaria: María Claudia Melchior
Sensibilidad por lo cotidiano, que por serlo no deja de maravillar. Simpleza, pureza, voluntad, tanto por hacer!! Es fácil desear una vida como la que aquí describe, ojalá se pudiera vivir en sus letras, pero se puede soñar por ellas...
ResponderEliminarHermoso, melancólico... real... felicitaciones
EliminarMuchas gracias, Sheena, por tu generoso comentario. Abrazo grande y gracias por visitar y leer las historias que publico en él!!!
ResponderEliminarJulio César Melchior
Hilando Recuerdos
Gracias, Mariposa, por tu sensibilidad al analizar el texto.
ResponderEliminarJulio César Melchior
Hilando Recuerdos
Mi gratitud a Uds., Mariposa y Sheena: comentarios como los vuestros me alientan a continuar transitando el camino del rescate de la historia de nuestros entrañables abuelos. Aquellos amados e inolvidables ancestros que nos dejaron un legado cultural que debemos conservar como un tesoro sumamente valioso.
ResponderEliminarJulio César Melchior
Hilando Recuerdos