en la tumba solitaria
del cementerio de la colonia,
un hombre descansa.
Duerme
en los largos días,
en las largas noches,
un sueño eterno.
Y es en la tarde
en que más lo recuerdo,
a mi abuelo
sentado en su mecedora.
Contando historias del Volga:
de rusos y cosacos,
de aldeas y colonias,
de estepas y nieve.
Cantando siempre cantando
tristes endechas
del terruño lejano,
allende el mar.
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