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jueves, 18 de diciembre de 2014

Recuerdos de otras Navidades


En Nochebuena la fiesta era sobre todo religiosa, a la Misa de Gallo se iba a las 12 de la noche y la Iglesia se llenaba para celebrar el nacimiento del Niño Dios. Los niños adelante, en los bancos que no tienen respaldo y que todavía pueden verse en el Templo de Pueblo San José.

Es un placer entrevistar a “Nené” Valea, porque atesora innumerables recuerdos de una época pasada y puede hacer de ellos una descripción tan particularizada, con tantos detalles, muy lleno de nostalgia, por las cosas ya no están, porque se han perdido o porque han quedado sobrepasadas por las modernidades actuales.
Recuerda que ya al comenzar diciembre, hace muchas décadas atrás, se preparaban los almacenes de ramos generales, como los que tenía su abuelo y su padre en San José, a mostrar los productos propios navideños. 
Igual que ahora, cuando desde las vidrieras se empiezan a mostrar los colores y los productos de la Navidad al comenzar diciembre. Pero aclara que lo de antes era por una razón distinta.
“La gente que vivía y trabajaba en el campo venía poco al pueblo, muy espaciadamente, más si se toma en cuenta que eran las épocas previas a la cosecha. A veces venían una vez por mes, entonces había que tener bien temprano los diferentes productos a disposición para la compra mensual”. 
¿Y qué productos? Por ejemplo las frutas secas, no solamente nueces, sino muchas otras exquisiteces que llegaban en cuidadas cajas de madera cepillada. Los orejones que la gente consumía mucho y le solía agregar a los postres tradicionales alemanes. 
O también una innumerable cantidad de golosinas y masitas que las empresas más conocidas, como Nestlé o Bagley, fabricaban para estas fechas. 
Manuel Ángel Valea recuerda el sabor en su boca de un exquisito y codiciado bocadito de chocolate Nestlé que salía para esta época, y del que se vendían cajas y cajas en el almacén familiar. 
Es que en año nuevo los chicos recorrían las casas de las familias, los abuelos principalmente, llevando un pañuelito blanco que la mamá les había dado antes de salir. Ahí les depositaban uno o dos puñados de masitas y golosinas, atando luego las cuatro puntas del pañuelo como presente familiar y con los deseos de un buen año.
En Nochebuena la fiesta era sobre todo religiosa, a la Misa de Gallo se iba a las 12 de la noche y la Iglesia se llenaba para celebrar el nacimiento del Niño Dios. Los niños adelante, en los bancos que no tienen respaldo y que todavía pueden verse en el Templo de Pueblo San José.
En año nuevo, luego de las doce de la noche, se preparaba la sidra y el pan dulce casero, sobre todo para recibir a los grupos de serenateros que recorrían los domicilios celebrando el nuevo año.
Recuerdos de tiempos pasados, con toda la nostalgia de los buenos momentos vividos en la infancia y con la familia.

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