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miércoles, 7 de enero de 2015

Otros tiempos, otras infancias


“Nos divertíamos e íbamos aprendiendo, perfilando las capacidades de cada uno en lo que se iba a dedicar después. Porque a los juguetes teníamos que construirlos: tractores, camiones, carritos, pelotas, eran lindos los preparativos, los proyectos y lograr el resultado final” –cuenta Valerio Herr. Y agrega: “Cuando fuimos más grandes jugábamos a la pelota entre los jóvenes de los barrios y luego terminábamos la tarde compartiendo un baile con las chicas, con la música que salía de la vitrola”.

¿Cómo se vivían las fiestas antes? ¿La infancia de los que hoy son abuelos, hombres entrados en canas, fue divertida como parece la de los niños de hoy, o en realidad resultó aburrida por las prohibiciones y las obligaciones?
Estas fueron las preguntas que le hicimos a Valerio Herr, hombre originario de Pueblo San José, como lo es su esposa, con quien conoció y comenzó a noviar en los tradicionales bailes del Club Independiente.
“Prácticamente me crié en el campo. Allí no se les daba tanta importancia a los Reyes. Lo que más celebrábamos era el año nuevo y Navidad. Las fiestas se vivían con mucho cariño y sentido más espiritual y religioso de lo que se puede ver hoy. Era sagrado ir a misa en cada una de estas festividades. Me acuerdo de mi abuela que en Pascua preparaba un canasto lleno de manzanas, las que limpiaba muy bien, las lustraba con mucho esmero. Se presentaban en la misa para la bendición y luego de esto era el postre que todos compartíamos luego del almuerzo. Me tocó dos veces con mi abuela llevar la canasta de manzanas al sacerdote. No se tiraba la cáscara, se comía manzana con cáscara y todo. En año nuevo era sagrado ir a misa. Cuando teníamos que tomar la primera Comunión íbamos a dos misas, una a las 8 de la mañana y la otra la ceremonia en la que tomábamos la Comunión por primera vez”.
Consultado sobre los juguetes de antes, y en torno a si las infancias eran divertidas, no duda en afirmar que sí lo eran. 
“Nos divertíamos e íbamos aprendiendo, perfilando las capacidades de cada uno en lo que se iba a dedicar después. Porque a los juguetes teníamos que construirlos: tractores, camiones, carritos, pelotas, eran lindos los preparativos, los proyectos y lograr el resultado final. Cuando fuimos más grandes jugábamos a la pelota entre los jóvenes de los barrios y luego terminábamos la tarde compartiendo un baile con las chicas, con la música que salía de la vitrola”.
Recuerdos, anécdotas de una época pasada y de infancias y adolescencias distintas a las de ahora, pero bien divertidas también.

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