y
se diluye en el ayer,
en
las horas muertas del olvido,
bajo
las cenizas de la indiferencia.
Sé
del tiempo que se llora,
que
no transcurre ni se diluye,
el
que se detiene en el abrazo
de
un ser querido que se va.
Sé
del tiempo que se espera
en
el portal de nuestro hogar,
la
llegada de un hijo que no regresa,
mientras
la vida se nos va.
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