Una casa de adobe. Pequeña. En un patio inmenso. Puertas y
ventanas pintadas de verde. Las paredes blancas, a la cal. Un corredor. Una
bomba de agua. Una pileta. Sobre ella una palangana de chapa y una tabla de
lavar de madera. Un jardín. Una letrina a lo lejos. Una huerta. Un anciano
regando las plantas de tomate.
Escena cotidiana, casi una fotografía tomada en los pueblos
alemanes de antaño.
Y Weis Anna lavando la ropa. Como ayer. Como hoy. Como sus
ancestros. Como sus padres. Como en Alemania. Como en el Volga.
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