El carro del abuelo duerme
su sueño de olvido recostado en la tierra mustia del pasado, esperando ser
rescatado por la memoria colectiva. Aguarda en silencio revivir las anécdotas
que otrora lo tuvieron como protagonista allá lejos en el tiempo, cuando la colonia
y el abuelo eran jóvenes y las calles eran de tierra, las casas de adobe, con
paja en los techos, y en los patios había una bomba de agua y un Nuschnick en
el fondo. También huertas de verduras, gallineros, cerdos y vacas lecheras
esperando ser ordeñadas todas las mañanas. Cuando los campos florecían de
trigales y los sueños germinaban en la tierra virgen de la pampa argentina.
(Autor: Julio César Melchior).
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