Rescata

WhatsApp: 011-2297 7044. Correo electrónico historiadorjuliomelchior@gmail.com

martes, 25 de agosto de 2020

¿Por qué nuestros ancestros deciden marcharse de Alemania?


A finales del siglo XVIII Alemania (por entonces el Sacro Imperio Romano Germánico) era una organización imperial apenas sostenida por la enorme cantidad de principados menores saqueados y arruinados por las sucesivas guerras que tuvieron como escenario su territorio. Las aldeas se erigían humeantes y desoladas, las campiñas, otrora florecientes y productivas, despojadas de toda su riqueza de tanto soportar sobre sus fértiles innumerables batallas y un sinnúmero de muertes: las tierras yacían yermas y vacías como desiertos. Las ciudades se encontraban arruinadas. La población había disminuido de manera considerable. El pueblo estaba sumido en la más absoluta miseria. En resumen: Alemania era un conjunto de principados destrozados por la guerra, los conflictos religiosos, la desigualdad social, las hambrunas y las pestes. Un territorio arruinado y un pueblo hambriento.
Los habitantes de las aldeas apenas conseguían sobrevivir llevando una existencia miserable e indigna, sobreviviendo a costa de tremendos sacrificios mientras la aristocracia residía en enormes y lujosas mansiones, disfrutaba de la fastuosidad y de los adelantos técnicos y científicos que podía dispensar el siglo XVIII, Siglo de las Luces o de la Ilustración, una edad iluminada por la razón, la ciencia y el respeto por la humanidad.
En circunstancias tan tristes y nefastas un anuncio a modo de pregón recorre Europa: un Manifiesto emitido por Catalina II La Grande de Rusia, fechado el 22 de julio de 1763 en San Petersburgo, ofrece a través de leyes extraordinarias la salvación a los desheredados y menesterosos aldeanos. El Edicto prometía a los colonos que desearan emprender la aventura colonizadora de transformar tierras incultas en un territorio civilizado, prerrogativas demasiado atractivas como para ser rechazadas, como la libertad y la tan ansiada paz para construir un presente sin guerras y sin hambre. Por eso no es de extrañar que el 80% de los alrededor de 30.000 europeos que emigraron a Rusia, entre los años 1763 y 1767, fueran de origen alemán.
Es en ese momento crucial de su historia cuando se inicia la epopeya de un numeroso grupo de familias alemanas que dos emigraciones y varias generaciones después serán conocidos mundialmente como descendientes de alemanes del Volga, radicándose, algunos de ellos, en la República Argentina. (Autor: Julio César Melchior).

No hay comentarios:

Publicar un comentario