Mi abuela, al igual que todas las abuelas de las colonias y aldeas, conservaba un universo interior que solamente era suyo, íntimo y secreto, reservado y oculto, que por temor, vergüenza, timidez o prejuicio, jamás se atrevió a revelar. Allí tenía guardadas muchas experiencias, algunas profundamente traumáticas y dolorosas, otras no tanto, pero igualmente censuradas por lo que antiguamente la opinión pública consideraba inmoral o a consecuencia de la excesiva rigidez de los postulados de la iglesia, que no permitía que la mujer se atreviera a vivir una existencia que estuviera de acuerdo a sus deseos personales.
Habiendo descubierto ese mundo interior, que pugnaba por salir, que oprimía el corazón de la abuela, y por supuesto, de casi todas las abuelas de las colonias y aldeas, y se manifestaba sutilmente en sus miradas, gestos, actitudes, comportamientos y en sus silencios, decidí investigar la causa para transformarlo en un libro y en un acto de liberación colectiva.
Fue así como, después de cinco años de trabajo, de entrevistar durante horas y horas a más de un centenar de ancianas, que muy gentil, amable y generosamente, me abrieron su corazón y su alma, nació mi libro "La vida privada de la mujer alemana del Volga". Una obra que las rescató como mujeres, que les dio visibilidad, que mostró sus sensaciones y sentimientos, muchos de ellos reprimidos desde su infancia, y también puso al descubierto sus angustias y sus miedos. Los reales y los imaginarios. Les dio un espacio para que hablaran libremente de sus sufrimientos y de sus sueños postergados. De temas tabú, de los que nunca se atrevieron a hablar ni consigo mismas. Como la pasión y el sexo. Los matrimonios arreglados. La influencia del sacerdote en sus vidas no solamente conyugales sino íntimas y privadas. La presencia constante y censora de la Iglesia, de la sociedad y del que dirán, el mandato patriarcal, las costumbres y las tradiciones que pesaban sobre ellas.
Y las abuelas, al ver el libro publicado, se vieron y se sintieron reivindicadas, revalorizadas y al fin, libres de tantos años de opresión, incomprensión y silencio. Más aún, cuando la obra fue presentada en Buenos Aires y fue adquiriendo trascendencia y cada día mayor éxito, tanto en el país como en el exterior. Lo que significaba que no solo sus vecinos sino mujeres y hombres de otras ciudades y culturas se interesaban en ellas y en su pasado. Que las comprendían y entendían. Que querían saber de ellas y de la manera en que habían vivido y afrontado su niñez, su adolescencia y adultez, junto con el matrimonio y la llegada de numerosos hijos, cuya crianza y educación, les representó un sacrificio enorme, junto con el esfuerzo de trabajar a la par de sus esposos.
Pasado el tiempo, y transcurridos más de diez años de aquella experiencia literaria y profundamente humana, el libro continúa reeditándose permanentemente. El éxito de la obra sigue intacto. Se continúan vendiendo decenas y decenas de ejemplares. Y el interés de los lectores va en aumento. Hay quienes lo adquieren para leerlo y aprender, para tenerlo en su biblioteca, para descubrir su pasado de descendiente de alemanes del Volga y comprender su presente, también lo adquieren muchos estudiantes para utilizarlo como material de investigación para escribir sus tesis finales para obtener su título en la universidad, y maestros y profesores que lo usan en materias específicas en escuelas secundarias, terciarias y universitarias. Y, por supuesto, muchos lo desean para obsequiar.
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