Rescata

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lunes, 15 de marzo de 2021

Haciendo tortitas de barro

Las niñas, de ocho y diez años, conversaban animadamente, imitando a la madre y a la tía Elisa, que cada dos por tres repetía “es ist wie es ist” cuando quería decir las cosas son como son, mientras reunían tierra en una vieja y abollada cacerola. La mayor de las nenas se llamaba María y la menor, Ana.
- Ya alcanza de harina – dijo María. Andá a buscar la leche. Ana tomó la lata de duraznos oxidada, que habían encontrado ya no recordaban dónde, pero que siempre les resultaba útil como jarra, se dirigió a la bomba y parada frente a ella, le dijo:
- Señor almacenero, me vende un litro de leche y me lo anota en la libreta, que a fin de mes, cuando el patrón le pague a mi marido, le va pasar a pagar.
Esperó un ratito hasta que el almacenero le respondió afirmativamente. Luego se sirvió un litro de leche bombeando agua en la bomba.
Regresó al lado de María, que tomó la lata/jarra y comenzó a arrojar agua dentro de la cacerola, donde habían colocado la tierra/harina.
Acto seguido, ambas metieron las manos y comenzaron a amasar reconcentradas, como hacía su madre, murmurando: no es fácil la vida de una mujer. Siempre le espera un trabajo, nunca puede sentarse tranquila a descansar, como lo hace el hombre.
Cuando la masa estuvo lista, enharinaron con tierra/harina un trozo de chapa que imaginaron la fuente de mamá, y empezaron a darle forma a pequeñas tortitas y a colocarlas sobre ella.
Luego llevaron la fuente al horno, que era una especie de rectángulo que habían construido con trocitos de ramitas y cubierto con barro, dejando en el interior suficiente espacio para introducir la fuente con las tortitas.
Una vez horneadas, las retiraban con cuidado del horno, las desmoldaban pacientemente de la fuente y las ponían al sol para que se enfriaran, donde las dejaban hasta el día siguiente, para que la masa de barro terminara de secarse y las tortitas pudieran servirse sin que se rompieran. Al día siguiente era domingo, y la idea era servirlas a la hora del mate, cuando llegaran de visita, sus primas, como lo hacían todos los fines de semana.

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