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miércoles, 15 de diciembre de 2021

Llega Navidad y con Navidad los regalos acompañados del Pelznickel y el Christkindie

Fotografía de www.blogodisea.com
 Navidad es una época entrañable para los alemanes del Volga, una etapa del año en que se confunden el presente y el pasado, la añoranza y la actualidad, el árbol de Navidad y Papá Noel conjuntamente con concurrir a misa a medianoche y la llegada del Pelznickel y el Christkindie.
Así es como en la Nochebuena, mientras todos los integrantes de la familia brindamos con sidra o champagne y los niños de la casa esperan la llegada de Papá Noel junto al árbol de Navidad, decorado con adornos y luces multicolores, los más grandes volvemos la mirada al pasado y recordamos nuestra propia Navidad en la niñez de la colonia, cuando la Nochebuena consistía en una humilde cena llevada a cabo antes de que termine de ponerse el sol o bajo la lumbre de una lámpara a kerosene esperando luego el enrome reloj de pared marque las doce para asistir a misa. Misa a la que concurríamos todos, absolutamente todos. La casa quedaba vacía. Sólo se escuchaba el tic tac del reloj y el apacible silencio de la noche aguardando el regreso de los niños, que volvían con los corazones alborozados, felices de que hubiera nacido el Niño Jesús. Pero también, en sus corazones latía el temor de la inminente llegada del Pelznickel, ese señor barbudo ataviado con un enorme saco negro, botas de cuero y un gorro o sombrero, arrastrando cadenas y lanzando sonidos guturales, que invadían las calles de la colonia en un augurio que aterrorizaba a los más pequeños.
Y así, mientras en el presente Papá Noel gordinflón y vestido de rojo le reparte los regalos a nuestros nietos lanzando su clásico Jo Jo Jo , nosotros indefectiblemente recordamos al Pelznickel de nuestra niñez, que nos revisaba las uñas, las manos, si estaban limpias, nos hacía rezar, instruido por nuestros padres, nos sermoneaba por travesuras que habíamos compartido a lo largo de los últimos meses, a veces nos hacía arrodillar sobre maíz o sal o amenazaba con llevarse algún hermanito… Hasta que se abría la puerta y aparecía el Christkindie, el Niño Dios que lo echaba de la casa y repartía golosinas, golosinas caseras amasadas por la abuela o mamá.
Y de esta manera, este año otra vez en nuestras almas viviremos nuevamente las dos navidades: la actual, la que vamos a compartir con los hijos y nietos y la de antaño, la que compartimos con nuestros padres que ya no están y nuestros hermanos, algunos de los cuales tampoco están.
Distintas épocas. Distintas formas de celebrar la Navidad, pero la misma esencia. En el corazón de todos reinará la alegría y la felicidad por estar conmemorando otra vez el nacimiento del Niño Jesús, todos reunidos en familia como ayer, como siempre. Agradeciendo los dones recibidos durante el año.
La Navidad de antaño, con sus recuerdos y remembranzas, con las costumbres y tradiciones que se mantuvieron por siglos, en mi libro “La infancia de los alemanes del Volga”.

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