Primer matrimonio de Don José Bohn con Placentina Andes. |
Don José Bohn desarrolló su vida entre Pueblo Santa María, donde tenía su
residencia, y una chacra de su propiedad, la cual trabajó e hizo producir, fiel
a la capacidad de crecimiento de todos los alemanes del Volga, que supieron
progresar en esta tierra argentina que les abrió la puerta a la libertad.
Cultivó la tierra, labró su destino y una existencia basada en férreos
principios morales, cuyos pilares eran Dios y una conductas ocial intachable.
El 15 de octubre de 1918 contrajo enlace matrimonial en la Iglesia
Natividad de María Santísima, con Placentina Andes, hija de Elisabeth
Schamberger y Jorge Andes, quien le regaló la dicha ser padre de 8 hijos:
Blandina casada con José Streitenberger –que tuvieron 7 hijos-, Agustín con
Nélida Besler – 4 hijos-, José con Plasentina Dornes -2 hijos-, Elisa
(fallecida a los 7 años), Adán con Angélica Besler -2 hijos-, Amalia con José
Dornes -5 hijos-, Ricardo con Graciana Dornes -3 hijos- y Guillermina con
Ricardo Beier -4 hijos.
Segundas nupcias de Don José Bohn con María Hipperdinger. |
Una felicidad que duró pocos años. Porque en 1937 muere su esposa con
apenas 35 años.
Fue una época difícil para Don José. Viudo y con 8 hijos. Una situación
nada sencilla de afrontar. Por lo que fue menester comenzar de nuevo. Y es así
como el 12 de octubre de 1939 contrae matrimonio con María Hipperdinger, hija
de Juan Hipperdinger y Apolonia Heder; de cuya unión nacen 3 hijos: Josefina
casada con Bernardo Beier –que tuvieron 4 hijos- , Graciano –soltero- y Luis
con Irma Maier -2 hijos.
Habiendo hecho su vida y cristalizado sus sueños, en 1960, Don José Bohn
entrega su existencia a Dios: fallece con sólo 63 años.
Su segunda esposa fallece en 1977.
De todos sus hijos, actualmente viven solamente cuatro: Amalia,
Ricardo, Guillermina y Josefina. Y de los yernos y nueras, dos: Bernardo e
Irma. Los demás ya han fallecido todos.
Don José legó a la posteridad una existencia digna, ejemplos para imitar, y
una familia pródiga: varios hijos que continuaron la descendencia con numerosos
nietos y bisnietos. Este rescate histórico era necesario como acto de justicia,
homenaje y recuerdo permanente.