Autor: Julio César Melchior
va y viene, va y viene:
las agujas giran
y los minutos pasan
lentos pero inexorables.
Tic-Tac Tic-tac Tic-tac
El atardecer con su mortaja
de sombras envuelve
a la viejecita que ora
en las horas muertas
de su soledad.
Le reza al recuerdo.
Le llora al olvido.
Le teme a la muerte.
Se apaga en la oscuridad.
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