Fuente: www.alemanesdelvolga.com
Los colonos alemanes del Volga ejercieron una variedad de oficios que
los identifican en el libro de historia que reconstruye la inmigración de
distintas nacionalidades que hicieron grande a la República Argentina.
Actividades que desarrollaron en talleres artesanales desplegando una amplia
gama de habilidades y conocimientos técnicos para inventar y fabricar
utensilios y enseres necesarios tanto para el desenvolvimiento normal de las
tareas de los habitantes de las localidades como las inherentes al campo.
Algunas de estas fueron: la herrería, carpintería, talabartería y la zapatería.
El Herrero
Ejercía este oficio una persona generalmente robusta, con brazos musculosos,
manos grandes y fuertes. Trabajaba en un ambiente reducido, con paredes de
adobe, techos de chapa, con amplias puertas y ventanas sin postigos, donde
tenía instalado el taller.
En invierno, aún de madrugada, en la fragua chisporroteaban los carbones encendidos donde se calentaban los hierros que luego se forjaban sobre el yunque.
En invierno, aún de madrugada, en la fragua chisporroteaban los carbones encendidos donde se calentaban los hierros que luego se forjaban sobre el yunque.
La mayor actividad la cumplía durante los meses en que los colonos
roturaban la tierra y la desmenuzaban para la siembra.
El herrero fabricaba desde una simple argolla para lazos y otro uso,
bocados de frenos, herraduras, bisagras, cerrojos, enrejados, enllantadas en
ruedas, herrajes en los primeros carros hasta el más complicado implemento
–como arados, rastras, etc.- para desarrollar las actividades rurales.
El Carpintero
Cuando se fundaron las colonias, al carpintero le sobraban
conocimientos, pero le faltaban herramientas y materiales para satisfacer las
urgentes necesidades en aberturas y muebles que demandaban las nuevas
poblaciones. Con materiales que pudo adquirir y otros que aportaron los
interesados, procuró, sin embargo, conformar las necesidades más apremiantes.
Posteriormente, al progresar las colonias, y al contar ya con
materiales, nuevas herramientas y pinturas, mejoró su taller y comenzó a
fabricar muebles de modelos y diseños propios. Creaba además de muebles para
cocina, comedor y dormitorios, mesas, bancos, sillas, camas, baúles, roperos;
grandes puertas y ventanas con maderas de cedro y marcos de lapacho; y colocaba
pisos y cielorrasos de madera pinotea importada.
El talabartero
Ejercía su profesión en un modesto taller, generalmente instalado en un ambiente de su
vivienda, rodeado de cueros y herramientas, tales como un filoso cuchillo, un
par de leznas, un martillo, una tenaza, un sacabocado, y algunos otros
implementos creados por su ingenio para solucionar inconvenientes que surgían
de las circunstancias y los pedidos de los clientes.
Fabricaba las llamadas "pecheras rusas", retrancas, tiros,
cabezales, bozales, riendas, bastos, cinchas, maneas, etc.
El zapatero
La historia del zapatero transcurrió por diferentes etapas. En sus inicios,
trabajó en su humilde vivienda, con herramientas manuales y materiales
indispensables para reparaciones de calzado y la fabricación manual de botas,
borceguíes y otros calzados rústicos que se utilizaban en las labores de campo.
Luego, conjuntamente con el desarrollo de la localidad donde residía, fue
progresando, logró instalar una máquina para coser cueros y mejor la calidad de
sus trabajos.
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