Para
los habitantes de esta tierra los orígenes alemanes de los residentes de las
colonias no eran tan claros, a pesar de su idioma y sus costumbres. La compleja
historia de los alemanes del Volga y sus dificultades para expresarse con
soltura en castellano hicieron en los inicios muy engorrosa toda clarificación
al respecto. En síntesis, los alemanes del Volga se vieron convertidos en rusos
después de siglo y medio de haber subestimado esa cultura.
“Era frecuente, sobre todo en los primeros tiempos, que en
la vecindad de las propias colonias alemanas los almacenes de ramos generales o
las actividades de intermediación de granos, estuvieran en manos de españoles o
italianos”, explica la historiadora Olga Weyne.
Y agrega
que “Hay muchas alusiones, en las memorias y relatos de estos tiempos, a la
ingenuidad y escaso espíritu de lucro con que encaraban los primeros
volguenses de la Argentina sus relaciones comerciales, siendo frecuentemente
desbordados por la "viveza criolla" a la que rápidamente habían
adherido otros gringos más emprendedores.
“Los habitantes de las respectivas zonas comenzaron de esta
forma a calificarlos, de manera algo burlona pero no agresiva, como los rusitos
de la campaña –sostiene-. Y si bien el mote traslucía cierto matiz peyorativo
en el que se percibían referencias a su simpleza campesina, no difería
demasiado, en la intención, de los aplicados hacia la misma época a otras
colectividades.
“El habitante urbano, por otro lado, podía
contar más rápidamente con elementos de contraste; el de las zonas rurales, en
cambio, tardaba más en asimilar las diferencias de los recién llegados y de
aceptar la razón de esta presencia en estas tierras. Un modesto testigo criollo
de la época de la inmigración masiva, vio de esta manera a los alemanes recién
llegados: "Vimos llegar la cantidad de inmigrantes como quien ve llegar la
langosta, le vía (sic) ser franco; parecía una invasión. Pero se nos dijo que
el gobierno les había entregado la tierra. Últimamente no perdimos nada porque
la tierra era de los estancieros y habrán tenido sus arreglos (...). Había que
dejar la tierra a los nuevos dueños. (Pero) mienten si dicen que los peliamos
(sic). (...) Los colonos son gente buena y tengo muchos amigos entre ellos,
pero pa’ comprenderlos con la jeringoza que hablaban (...); bueno, le hablo de
los viejos y no pa’ ofenderlos." –revela Olga Weyne.
La recepción de las actitudes locales fue,
por parte de los alemanes del Volga, conflictiva y desarrollaron cierta
hipersensibilidad a las alusiones del medio.
“Sus orígenes alemanes ya no quedaban,
evidentemente, tan claros, a pesar de su idioma y sus costumbres. La compleja
historia de sus antepasados y sus dificultades para expresarse con soltura en
castellano hicieron en los comienzos muy engorrosa toda clarificación al
respecto –afirma José Brendel.
En
síntesis, se vieron convertidos en rusos después de siglo y medio de haber
subestimado esa cultura”,
Esta circunstancia, además, afectó no sólo
el desenvolvimiento de algunos descendientes de alemanes del Volga nacidos en
el país dentro del contexto social sino que terminó por perturbar su desarrollo
psíquico y sociológico, llegando al extremo de abandonar las colonias de origen
para trasladarse a las grandes ciudades para comenzar una nueva existencia, en
la cual negaron todo contacto con sus connacionales, llegando a negar también
todo conocimiento del dialecto alemán. Pretendiendo significar con este
proceder (sobre todo ante sí mismos) que iniciaban una nueva existencia: la que
los demás le imponían. La cuestión primordial era no sentirse diferentes.
Preferían diluirse en la multitud de la masa que mantener su identidad y ser
únicos como personas y seres humanos con un nombre y apellidos conocidos, con
valores y principios culturales diferentes, es cierto, pero también
particulares que, de hecho, podían jerarquizarlos si hubieran sabido trascender
su pequeño universo cotidiano en el que convivían, compartiendo la
cotidianeidad con personas que se creían superiores porque apenas dominaban el
idioma español. Y que en el fondo, así lo demostró la historia, con su actitud
despreciativa, resultaron ser más ignorantes que los propios descendientes de
los colonos.
Porque el mote despreciativo de rusos muchas
veces iba acompañado de una velada discriminación. Notándose más en las
escuelas secundarias de las ciudades en las que los adolescentes se trasladaban
a estudiar. Son frecuentes (al escuchar antiguas remembranzas) las referencias
de discriminación que fueron objeto de sus compañeros de estudio “argentinos”
las personas que cursaron estudios superiores y como eran mortificados por su
acento alemán.
La repercusión que tenía esto en el espíritu
de los alumnos terminaba afectando su rendimiento escolar y, la mayoría de las
veces, su deserción. Esto también fue la causa que escasos estudiantes
terminaran sus estudios. La ilusión y los ideales morían donde comenzaba el
mote de rusito y una no muy evidente, pero real, discriminación. Al menos así
lo experimentaron los protagonistas que vivieron, y sufrieron, aquellos años.
Interesante nota. Recordemos que también los judíos eran rusitos. Es posible que la inmigración en la Argentina no se convirtió en un capital? Quienes conforman hoy el "ellos y nosotros" manejado por el gobierno?
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