Fuente: lanuevaradio.com.ar
Mamá,
abuela, bisabuela. 88 años y con la energía intacta para atender su casa, la
quinta, el jardín y coser su propia ropa. Será reconocida este domingo
en las Fiestas Patronales de Pueblo San José.
Nació en el
año 1928, hija de Juan Kaiser y Ana Dreser. Se casó con Juan Kloppertanz y
tuvieron 6 hijos –Roberto, Norma, Ester, Ana, Emilio y Haydee-. Esos hijos le
han sumado para Ana 17 nietos y 17 bisnietos, mientras que otro bisnieto viene
en camino.
Linda,
coqueta, prolija, como luce su casa y su jardín. Así es Ana, quien nos recibió
en su hogar acompañada de su hija Ester, quien estaba muy atenta a los dichos
de su madre, porque conociéndola sabe que muchas veces empieza a hablar en
castellano, pero al poco sigue en alemán, y estaba presta para traducirnos, en
caso de ser necesario.
Pero no,
Ana, muy inteligente, le quedó claro que no iban a entender nada de su idioma
de origen, por lo que toda la conversación fue en castellano, y sólo se
permitió el alemán para la despedida y para entonarnos una conocida canción de
la niñez que le cantaban cuando era pequeña y que, a su vez, cantó a sus hijos
y nietos cuando en brazos les hacía el trote del caballito.
Una memoria
envidiable. Se acuerda de los meses de cumpleaños de sus hijos y nietos, y por
supuesto tiene bien claro los años que tiene cada uno.
Con una
sonrisa que aparece a cada rato, fruto de una mujer que se siente feliz con la
vida, a pesar incluso de la pérdida que ha tenido de uno de sus hijos.
Sobre la
quinta de la temporada anterior, que sembró con sus propias manos, cuenta
maravillada que “el año pasado tenía los zapallos calabaza con las guías
colgadas del alambre. Saqué hasta 8 a la vez. Ahora, este año, me ha dado poco;
no quería crecer a pesar que llovía tanto. Y zapallos me quedarán tres grandes.
Teníamos montón de chauchas este año; las enanas las comí yo y las anchas se
las di a los hijos”.
Cuenta que
reza todas las noches, que comenzó a rezar leyendo un libro de oraciones, las
que aprendió de memoria. Su hija aclara que reza en alemán cada noche antes de
dormirse.
Hace unos
días atrás llamó a una de sus hijas para recordarle que tenía que traerle hilo
y elástico, es que se está arreglando su ropa, haciéndola más corta y más
angosta, “porque antes estaba un poco más gorda y además porque se usaba la
ropa más grande”, relata. Arregla su ropa en una antigua máquina de coser a
pedal, la misma en la que le confeccionaba la ropa a cada uno de sus hijos, a
medida que iban creciendo.
Ana María
Kaiser, 88 años, memoria impecable, trabajadora incansable. Un ejemplo de la
mujer alemana. Este domingo, en el marco de la Kerb de San José, recibirá un
reconocimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario