Pantalón
remendado. Alpargatas con agujeros. Sucio de tierra. El hombre va detrás del
arado mancera. Es mi abuelo, tu abuelo, nuestro abuelo, el abuelo de todos los
alemanes del Volga. Las manos llenas de callos. El rostro curtido. El cuerpo
cansado. Pero la mirada es cristalina como el cielo azul en una tarde de
verano. Sus ojos irradian esperanza. Transmiten sueños. Miran al futuro.
Apuestan al progreso. Creen en el mañana. Tanto como él, que trabaja pensando
en un mañana mejor, en ese mañana que, gracias a su sacrificio y entrega, sus
descendientes hoy podemos disfrutar. Por eso: ¡Honor y gloria a nuestros
abuelos! ¡Honor y gloria a nuestros ancestros!
Dedicado a todos los inmigrantes que arribaron al país a
finales del siglo XIX buscando prosperidad personal y terminaron construyendo
la Argentina moderna que habitamos.
Tambien lo llevo en la sangre apellido schmidt d aqullos inmigrantes q tanto trabajaron la tierra gracias a ellos y su gran esfuerzo heredamos las tierras q con tanto esfuezo y sudor surcaron
ResponderEliminarNo solo los abuelos yo lo hice y se sigue trabajando de la misma misma manera y no se paga nada or lo producido
ResponderEliminarYo nací en Tacural,un pueblito de Inmigrantes italianos,trabajadores rurales casi todos,manos callosas y frente blanca por el uso de la gorra de sol a sol,que formaron familias honestas y trabajadoras.
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